
Eglé Iturbe de Blanco | 04 de marzo de 2020
El gobierno de los últimos 20 años se caracteriza por haber construido una serie de herramientas de “control social” basadas en los recursos fiscales y en la esperanza de las personas más vulnerables y los empleados públicos, los cuales han tenido que completar sus ingresos incluyéndose en alguna de las casi cincuenta (50) misiones creadas por los gobiernos de la llamada Revolución Bolivariana. Se trata de una forma de complementar el precario salario mínimo que se recibe mensualmente o, incluso, sustituir el ingreso personal por estos aportes o con los bonos que se han creado durante la presidencia de Nicolás Maduro.
En los últimos años, a medida que se han reducido los ingresos fiscales por la caída de la producción y los precios del petróleo, el gobierno ha introducido la figura de los llamados “Bonos de la Patria”, los cuales son de dos tipos: los permanentes que atienden a poblaciones especiales y los eventuales, que se otorgan a discreción del régimen a aquellos que tengan el llamado “Carnet de la Patria”, uno de los mecanismos de control social que discrimina entre ciudadanos con iguales derechos, de acuerdo a la Constitución de la República, pero que no son, política o ideológicamente afines al gobierno.
Las principales herramientas de control social giran alrededor de dos productos básicos: el Carnet de la Patria que permite el acceso a los bonos de todo tipo y las Cajas CLAP que suministran periódicamente algunos alimentos de la canasta básica a precios subsidiados, la mayoría de ellos importados sin tomar en cuenta la producción nacional y los hábitos de consumo de la población.
Las otras herramientas de control social se concentran en dos grupos importantes: a) Las Misiones y Grandes Misiones y b) los bonos permanentes y ocasionales.
1. LAS MISIONES Y GRANDES MISIONES:
Desde el inicio del gobierno de Hugo Chávez Frías, en 1999, se empezaron a adoptar programas de apoyo social a la población que poco a poco se fueron convirtiendo en mecanismos de control social. Nos referimos a las misiones iniciadas en el año 2003, que se multiplicaron a lo largo de los años de su mandato hasta el año 2012. En estos 10 años, se crearon 30 misiones y seis grandes misiones, las cuales abarcaron múltiples sujetos y áreas, concentrándose en salud y educación. Las primeras misiones fueron dedicadas a la dotación y uso de las tierras ociosas y a dotar a la población de alimentos de la canasta básica a precios subsidiados (Misiones Alimentación y Zamora), en Educación (Robinson, Ribas, Vuelvan Caras); en Salud (Barrio Adentro, Milagro, Sonrisas, Cristo, Negra Hipólita, Esperanza, Niñas y Niños del Barrio) y las dedicadas a atender áreas especiales (Miranda, Guaicaipuro, Piar, Sucre, Identidad) así como las que atienden temas culturales y sociales (Música, Cultura y Ciencias). Varias de estas misiones han sido fusionadas, les han cambiado el nombre o han desaparecido. A partir del 2011 se cambió el concepto y se crearon las Grandes Misiones para atender nuevos grupos vulnerables como ancianos y niños (Amor Mayor, Hijos de mi Pueblo, Saber y Trabajo, Agro Venezuela, Vivienda Venezuela y a Toda Vida Venezuela). Entre el 2013 y el 2019 el gobierno de Nicolás Maduro creó 13 grandes misiones para el sector transporte y militar (Negro Primero), protección a los caninos (Nevado), Eficiencia Energética (Electricidad), Vivienda Venezuela, Jóvenes, Eficiencia o Nada (administración pública), Justicia Socialista, y Venezuela Bella, entre otras.
En el 2016 se creó la Gran Misión Abastecimiento Soberano cuyo jefe es el ministro de la Defensa, General en jefe Vladimir Padrino López, quien tiene en sus manos la responsabilidad del control de los ministerios de la producción agroalimentaria, la supervisión del abastecimiento de los rubros esenciales y la supervisión de todos los mercados municipales del país. Al frente de cada una de estas actividades hay un alto funcionario de la FANB. Además, por esta vía se controlan las importaciones de los productos para las cajas CLAP y su entrega a los Consejos Comunales para su distribución entre las familias beneficiarias. Las cajas CLAP son el principal instrumento de control social y de empoderamiento de los miembros de los consejos comunales frente a sus vecinos.
Es difícil señalar cuántos recursos se han destinado a estas misiones y el número de beneficiarios porque desde el 2017 no se conocen los presupuestos de gasto del Ejecutivo Nacional ni el destino de los mismos. La única cifra que se conoce es la señalada por la Vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez Gómez, durante la presentación, ante la Asamblea Nacional Constituyente, del Presupuesto de la Nación 2020. Durante ese evento Rodríguez Gómez señaló haber realizado una inversión de más de 24 millones de bolívares, solo en 2019. Por otra parte, las misiones están repartidas entre varios ministerios y se suele cambiar su dependencia cada vez que se modifica el número de ministerios o su adscripción a las diferentes vicepresidencias sectoriales lo cual dificulta su seguimiento.LOS
2.BONOS:
El gobierno de Nicolás Maduro inició el programa de bonos, a partir del año 2017, con el Carnet de la Patria y para ese año, según fuentes oficiales, se estima en 70 millones de bolívares la cifra otorgada a 6 millones de familias y un promedio de 20 millones de personas beneficiadas. Están creados dos tipos de bonos, los permanentes que son mensuales y corresponden a Hogares de la Patria, Parto Humanizado, Lactancia Materna y José Gregorio Hernández (personas con discapacidad); y los eventuales, que varían de acuerdo a lo que el presidente Maduro decida en su oportunidad. Desde su inicio el gobierno ha otorgado 21 bonos discrecionales por los siguientes conceptos: Reyes, Angostura, Carnaval, Pueblo Valiente, Pueblo Trabajador, Pueblo Independiente, Victoria de Carabobo, Especial Independencia, Pueblo Libertador, de Vacaciones, Pueblo Unido, Pueblo Libre, Regreso a Clases, Pueblo de Paz, Pueblo Soberano, Venezuela Victoriosa, Paz y Felicidad, Paz y Prosperidad, Navidades Felices, Petro Aguinaldo y Niño Jesús. Se suman asignaciones extras hechas a 4 millones de familias a través del bono Hogares de la Patria, otorgado a través del Sistema Patria a familias desde 1 hasta 6 o más integrantes (de Bs 34.000 a Bs 150.000), junto con los programas Lactancia Materna (Bs 100.000), Parto Humanizado (Bs 100.000), dirigido a medio millón de embarazadas y José Gregorio Hernández (Bs 60.000).
Para el 2020 de acuerdo a estimaciones no oficiales se esperan los bonos siguientes: Independencia en julio, vacaciones escolares entre agosto y septiembre, Resistencia indígena en octubre y Pueblo Valiente y Soberano en noviembre y Navidad y Niño Jesús en diciembre.
Se ha identificado que una persona puede ser beneficiaria de múltiples bonos a la vez, con lo cual pueden recibir una cifra mayor a la que recibe un trabajador formal que devenga un salario mínimo. Esto ha originado que muchas personas hayan abandonado o dejado de buscar un empleo para esperar que los bonos o el pago de la misión les llegue periódicamente o le den la caja CLAP que según la lista que le corresponda. La cultura de trabajo y productividad ha sido sustituida por la dádiva y el agradecimiento al presidente de la República que según el dicho popular es quien reparte las prebendas al pueblo y esta circunstancia los mantiene atado a la defensa del régimen, a la vez que pervierte la calidad moral de los ciudadanos predicando la ociosidad sobre el esfuerzo propio para ganarse el sustento necesario para mantener a la familia y a sí mismo.
Este cambio de actitud de una parte importante de la población será una de las tareas más difíciles para el gobierno de transición y los próximos gobiernos democráticos porque la población excluida, a pesar de las herramientas anteriores, ha aumentado dramáticamente al reducirse la capacidad de acceder a la salud y a la alimentación. El estudio reciente del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, muestra que un 32,3% de la población está en situación de inseguridad alimentaria y uno de cada cinco personas (17,8%) tienen consumos reducido de alimentos.
Otro elemento crítico, producto de la inseguridad alimentaria y la escasez de medicina ha alimentado la diáspora de más de cuatro millones de venezolanos en los últimos años, provocando una pérdida del “Bono Demográfico” por la salida de las personas en edad y capacidad productiva, contribuyendo además al cambio de la estructura de la pirámide poblacional, lo cual va a aumentar la necesidad de recursos para atender las poblaciones de mayor edad que son las que permanecen en el país y creando una generación de niños cuidados por los abuelos u otros familiares, situación que puede devengar en grandes problemas sociales como los enfrentados por Honduras y El Salvador con las bandas juveniles (maras), producto del exilio de sus padres para asegurarles ingresos suficientes para su subsistencia quedando estos jóvenes sin la adecuada orientación familiar.
La ayuda humanitaria que se pueda recibir del exterior es y será siempre importante, pero insuficiente. El régimen negó la entrada de esta por mucho tiempo y solo ahora después de las sanciones impuestas por el gobierno norteamericano, reconoce su necesidad y las culpas de la situación. Queda claro que las herramientas de apoyo social, diseñadas al estilo cubano la única intención que han tenido es mantener el control social de la población y no sacarlos de la pobreza. Ya lo dijo un exministro del régimen hace algunos años….”no podemos sacar a las personas de la pobreza para que se conviertan en escuálidos”.
Por otra parte, la política económica del régimen no genera incentivos para aumentar la producción y buscar un empleo, sino el rebusque para la sobrevivencia, no solo de la clase más vulnerable sino también de lo poco que queda de la clase media trabajadora que está sobreviviendo de las remesas de sus hijos en el exterior o de la venta de sus activos acumulados con tanto esfuerzo durante años de trabajo.
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