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La resolución del conflicto Israel-Palestina: ¿cuándo pasar el Rubicón?

Tomada de ADN Radio

José Castrillo *

Una de las grandes paradojas en el mundo de la resolución de conflictos, es que el momento de mayor escepticismo y rechazo ante la perspectiva de hablar o entablar un proceso de negociación para la paz, es el momento más importante para hacerlo.

La historia contemporánea está llena de estas paradojas, de conflictos que parecían que jamás se solucionarían en forma no violenta, pero lograron resolverse mediante negociaciones políticas entre los rivales o actores enfrentados como enemigos existenciales. Entre estos casos, destacan el desmantelamiento del sistema de apartheid en Sudáfrica y los acuerdos de paz en Colombia entre el Estado y la FARC. Ambos conflictos generaron miles de víctimas y profundas heridas en sus respectivas sociedades.

En tal sentido, una de las dificultades a las que se enfrentan quienes están involucrados en un conflicto prolongado y costoso, en recursos materiales y humanos, como resulta ser el conflicto Israel-Palestina, es la incapacidad de imaginarse una realidad distinta a la única que conocen: la confrontación y la violencia que padecen desde 1948. Los cañones y la guerra se han impuesto en forma recurrente entre ambos pueblos.

Hoy vemos con horror la guerra Israel-Hamás en la Franja de Gaza, que sufre una nueva espiral de violencia, cuando militantes de este grupo paramilitar incursionaron en territorio ocupado de Israel, el 07 de octubre, y produjeron más de 1.400 muertos, 3.400 heridos y 241 personas secuestradas.

Inmediatamente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), inician una operación de contraofensiva en la Franja de Gaza con intensos bombardeos aéreos y de artillería pesada, generando, al momento de redactar este artículo, más de 10.000 muertos palestinos y el desplazamiento de más de 700.000  hacia el sur de la Franja.

La comunidad internacional ha rechazado los ataques de Hamás, pero igualmente los ataques de castigo colectivo contra los palestinos en la Franja de Gaza, por parte de Israel. Los cañones resuenan con toda su estela de fuego y muerte. El odio, la ira, y el llanto estremecen a los ciudadanos israelíes y palestinos, por igual. El sufrimiento humano es el mismo, independiente del lado de la frontera donde te encuentres, o de la religión que profeses.

El sufrimiento humano en esta guerra no se diferencia entre un israelí que perdió a su familia en el ataque de Hamás, y un palestino que perdió a su familia en un ataque aéreo de Israel sobre Gaza.

Hoy parece imposible que los responsables políticos de los actores confrontados (israelíes y palestinos), quieran acallar los cañones para sentarse a buscar una salida política a un problema que se ha profundizado con el paso del tiempo.

Sentarse a buscar la paz  implica que los actores involucrados se comprometan con un viraje en su visión del problema: Israel debe dejar de lado su visión de seguridad frente a la cuestión palestina, donde no reconoce su derecho a existir como entidad política; y los palestinos reconocer la existencia de Israel y sentarse a buscar, con una visión realista, una salida no violenta o militar que sea práctica y permita  construir un entorno de seguridad y confianza mutua, pasando por el tamiz necesario de la existencia de dos Estados, que inexorablemente deben coexistir.

Ello implica que ambos actores dejen de lado sus posturas maximalistas respecto al otro, porque no hay salida militar al problema estructural. Estamos en presencia de un problema político entre Israel y Palestina que por naturaleza es complejo, y no puede resolverse con una solución prefabricada en el pasado: la violencia recurrente.

 La solución tiene que buscarse a medida que la situación se desenvuelve, mediante un proceso creativo, innovador y productivo donde los actores vean nuevas formas de abordar el problema. Será posible una oportunidad para iniciar una paz negociada cuando se acallen los cañones y si ambos actores reconocen, a partir de una reflexión profunda sobre el costo de mantener la violencia como el único medio de enfrentar al otro, que no podrán reducir o destruir a su adversario.

¿Cuándo se pasa de la confrontación al camino de alcanzar la paz, mediante una negociación que solucione el conflicto? Ello se produce cuando los actores confrontados rompen con la espiral o cadena de violencia y eligen sentarse a hablar. Ojalá, esta terrible realidad que se vive en Gaza sea el punto de inflexión, sea el paso del Rubicón para buscar una paz duradera, dejando de lado el uso de la violencia como la vía para dirimir las diferencias.

 (*) Politólogo /Magíster en Planificación del Desarrollo Global.

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