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“La mayor alegría para mí es que ustedes puedan sacar a Maduro por la vía electoral”

Toamda de La Nación, Costa Rica

Oscar Arias, el constructor del acuerdo de paz en Centroamérica en 1989, ve factible una transición hacia la democracia en Venezuela para la cual la oposición debe trabajar unida y con gran esfuerzo

Francisco Olivares

Aunque en Venezuela no vivimos una guerra civil, la radical polarización de su sociedad, tras 25 años de la autocracia denominada “socialismo del siglo XXI”, podría semejarse a las situaciones extremas vividas por países, los cuales, a pesar de padecer conflictos armados, lograron transiciones democráticas.

En Venezuela las condiciones para generar una transición hacia la democracia han resultado tan complejas que académicos, analistas y líderes políticos la comparan con situaciones en la historia, en la que los conflictos derivaron en guerras y aún así encontraron vías para transitar hacia modelos democráticos.

Si bien cada etapa histórica es diferente y no se pueden extrapolar mecánicamente a experiencias de otros países y ciclos dictatoriales, la historia muestra que sí es posible hacer cambios profundos en las sociedades cuando se produce la disposición y voluntad de la mayoría de sus ciudadanos hacia ese objetivo claro de libertad.

Hablan los protagonistas

A mediados de 2020 un equipo coordinado por tres dirigentes de Primero Justicia (Julio Borges, Paola Bautista de Alemán y Juan Miguel Matheus), en coordinación con el Instituto Forma (Formación y Acción), promovió un encuentro vía Zoom con figuras académica,  internacionales de la política, y de la historia para responder a la pregunta: “¿puede Venezuela volver al camino democrático?”.

Es de destacar que cuando se produjeron esas conferencias, desde varias partes del mundo para Venezuela, se había producido el proceso que presidió Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional de 2015; había grandes dudas sobre el camino escogido por la oposición a partir de su juramentación como presidente interino en enero de 2019, y se habían desconocido las elecciones nacionales y regionales desde 2016, con un llamado a la abstención de las principales fuerzas opositoras del país.

A mediados de 2020 varios partidos habían comenzado a hacer cambios internos y reflexiones sobre las políticas a seguir. Muchos de sus dirigentes estaban en el exilio o presos y se estaba generando la necesidad de un cambio de rumbo en sectores opositores.

El evento organizado por el Instituto Forma buscaba nuevas referencias para orientar al país hacia un cambio democrático y por ello se buscó la participación de protagonistas de las más importantes transiciones en el mundo como los expresidentes Oscar Arias, Costa Rica; Felipe González, España; Julio María Sanguinetti, Uruguay; y Fernando Henrique Cardoso, Brasil. Además de destacados analistas como Mariana Aylwin, exministra de Educación de Chile, entre otros, quienes transmitieron sus experiencias históricas y análisis para ayudar a interpretar lo que está viviendo Venezuela en la actualidad.

Este encuentro con los protagonistas de historias de los últimos 50 años, quedó plasmado en el libro: “Las transiciones de la democracia entre la libertad y el autoritarismo”,  editado por Cyngular.

Uno de los aportes más significativos fue la experiencia transmitida por Oscar Arias Sánchez, cuyo logro en la pacificación de los conflictos armados en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, le merecieron el Premio Nobel de la Paz en 1987. Luego de haber sido dos veces presidente de Costa Rica (1986-1980 y 2006-2010), su trabajo ha estado enfocado en la promoción y defensa de la democracia en Latinoamérica.  

Lo que vivió Centroamérica

Arias comenzó su conferencia aclarando que lo que hoy vivimos, en Venezuela y Latinoamérica, es muy distinto a lo que vivió Centroamérica en la década de los años 80. Explicó que la guerra en Guatemala, El Salvador y Nicaragua fue producto de la “Guerra Fría” que se inició después de la Segunda Guerra Mundial  y culminó en noviembre de 1989 con la caída del Muro de Berlín y un año después de la desaparición de la Unión Soviética.

Contó que había asumido la presidencia en 1986 y comprendió que si no hacía algo para generar la paz en su región nada podría hacer en beneficio de Costa Rica mientras persistiera ese conflicto que se había extendido, en el patio trasero, a todos los países de Centroamérica. “Es decir fue una guerra en la que  se enfrentaban  las dos superpotencias  pero con soldados centroamericanos. Yo solía decir entonces que las superpotencias ponían las armas y nosotros los centroamericanos poníamos los muertos” enfatizaba.

El exmandatario costarricense destacó que cuando asumió la presidencia habían fracasado los intentos de paz del Grupo Contadora y el Grupo de Apoyo en su intento de acabar con la guerra, que fue una iniciativa de varios países de la región entre los que se encontraba Venezuela.

El Grupo Contadora fue creado el 9 de enero de 1983 en la isla de Contadora, en Panamá, por los cancilleres de Colombia, México, Panamá y Venezuela. El objetivo fue impulsar una iniciativa conjunta de paz para el conflicto centroamericano y sentó las bases para el Acuerdo de Paz de Esquipulas, que reformuló la política centroamericana. En 1985, Argentina, Brasil, Perú y Uruguay anunciaron la creación del Grupo de Apoyo a Contadora; conocidos como el Grupo de los Ocho.

La resistencia de las partes del conflicto armado de buscar caminos para la paz alentó al gobierno de Ronald Reagan a pedir más ayuda al Congreso para aportar a la llamada “Contra” que se enfrentaba con armas al sandinismo. La “Contra” operaba desde Honduras, donde había una base estadounidense para derrocar al gobierno sandinista. Mijaíl Gorbachov, de la Unión Soviética y Fidel Castro, de Cuba, apoyaban las guerrillas marxistas y al gobierno sandinista y Estados Unidos subvencionaba a la Contra.

“Por eso decidí presentar un plan de paz que llevé a Estados Unidos, Europa y Latinoamérica; lo que llevó mucho tiempo para que se pudiera alcanzar un acuerdo entre cinco presidentes. Era una lucha de David contra Goliat” explicó Arias.

A su juicio el “Goliat” (Reagan) estaba convencido de que la única salida en Nicaragua era la salida militar; y el otro “Goliat” (URSS y Fidel Castro) creían que la guerrilla marxista en Guatemala y El Salvador tenía que tomar el poder y derrocar a los gobiernos de Vinicio Cerezo y Napoleón Duarte, respectivamente.

Es más fácil hacer la guerra que alcanzar la paz

Todo ese esfuerzo se concretó en una reunión de presidentes para suscribir el acuerdo en Guatemala el 6 de agosto de 1987, en el que estuvo presente Daniel Ortega. “Déjenme decirles la razón de por qué Daniel Ortega fue finalmente a esa reunión. Él no pensaba ir, pero fue y firmó el Plan de Paz. La razón fundamental fue que tenía que escoger entre dos males, estaba contra la pared. Sus dos opciones eran firmar el acuerdo de paz y se comprometía a hacer elecciones supervisadas por el Centro Carter, o decía que no al Plan de Paz y el apoyo a ‘La Contra’ continuaba”.

El exmandatario costarricense reflexiona que si se hubiera continuado la guerra, Nicaragua estaría cada vez mas empobrecida. Consideró que Venezuela, “ya es suficientemente pobre,  hay un “narco-Estado” con un gobierno socialista que ha arruinado la economía”. A su juicio “lo que los dictadores piensan, como piensa Cuba, como piensa Corea del Norte, es que los hambrientos no se rebelan”.

 “La enseñanza para ustedes los venezolanos es que las elecciones que se lograron en Nicaragua estuvieron muy lejos de ser perfectas. Pero Daniel Ortega accedió a hacer elecciones porque el Plan Paz era que se requerían democracias para poder alcanzar una paz duradera en la región. Si no existían democracias en la región era muy difícil alcanzar la paz”, refirió Arias.

Cuando se lo planteamos al gobierno de Estados Unidos (Reagan)  y Reino Unido (Margaret Thatcher) decían que éramos demasiado cándidos pensando que un gobierno marxista iba a hacer elecciones. Mi respuesta era: siempre hay una primera vez. Tengamos esperanza que con mucha presión internacional el gobierno sandinista va a tener a que hacer elecciones”,  rememoró Arias.

Finalmente con toda la presión internacional se hicieron las elecciones. Estuvieron lejos de las que se podían hacer en Costa Rica, Francia o Estados Unidos. No fueron completamente transparentes, aclaró Arias.

Ese acuerdo de permitir elecciones en Nicaragua donde gobernaba el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) hizo posible el triunfo de la oposición en las elecciones de 1990, que se unió en torno a la figura de una mujer, Violeta Barrios de Chamorro, quien encabezó la coalición UNO (Unión Nacional Opositora), en la que se congregó la mayoría de partidos opositores al FSLN. Chamorro gobernó hasta 1996.

A pesar de las posiciones extremas de sandinistas y opositores, la UNO y el FSLN acordaron un Protocolo de Transición en abril de 1990,  de manera que la “Contra” y sandinistas acordaron el alto al fuego y el desarme. El 25 de abril de 1990, Chamorro tomó posesión de la Presidencia.

Visión premonitoria

Faltan menos de tres meses para la contienda electoral del 28-J, en el contexto de un sistema político e institucional controlado por el modelo implantado por el chavismo-madurismo; pero al mismo tiempo el gobierno vive su peor crisis política interna con una pérdida de influencia y liderazgo sobre sus propios seguidores.

La oposición se ha ido aglutinando con una candidatura decidida y un nuevo liderazgo con gran apoyo en todo el país. Un escenario que no existía cuando Oscar Arias ofreció su visión que mantiene gran vigencia y enseñanza al día de hoy.

Para Arias los venezolanos tienen un arduo trabajo por delante. “Tenemos que conseguir para Venezuela el apoyo que yo logré para el Plan de Paz. Yo tuve que caminar por todo el mundo para lograrlo”, recordó.

Consideró que los venezolanos tienen el dilema de ir a los procesos electorales que se avecinan. No se siente con autoridad para decir qué hacer. “Igual que ahora en Venezuela, las elecciones en dictadura son difíciles”. Pero recordó: “en Chile, según Augusto Pinochet él ganaba las elecciones; Daniel Ortega pensaba que él ganaría. Así es que si al final, las elecciones son más o menos transparentes, más o menos limpias, más o menos justas, ustedes van a ganar la elección (…) Como demócrata la mayor alegría para mí sería que ustedes puedan sacar al régimen de Maduro por la vía electoral”.

@folivares10 Twitter e IG

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