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30 días entre la incertidumbre y la esperanza

Benigno Alarcón Deza

24.06.24

En medio de la incertidumbre y los desafíos que caracterizan el escenario electoral en Venezuela, es fundamental para la dirigencia opositora estar estratégicamente preparada para enfrentar escenarios adversos. Desde la exclusión de la tarjeta de la Unidad o del candidato Edmundo González hasta la posible manipulación de los resultados electorales del 28 de julio, cada posibilidad requiere respuestas claras y acciones concretas. Este tipo de resultado podría tener repercusiones significativas, exacerbando las tensiones políticas y sociales ya existentes y afectando la percepción de legitimidad de las elecciones ante la comunidad internacional y a lo interno en Venezuela

Cuando faltan apenas cuatro semanas para la elección presidencial del 28J, se está generando un incremento de la tensión como consecuencia de la persecución y represión de activistas políticos de la oposición en los últimos días. Esta tensión no solo afecta a los líderes de la coalición opositora, sino también a las miles de personas que trabajan en campañas educativas sobre cómo votar, organizan la movilización y la defensa del voto. El gobierno parece buscar deliberadamente esta situación para sembrar el miedo y la incertidumbre entre los ciudadanos. 

Al mismo tiempo, Nicolás Maduro ha intensificado su participación en concentraciones organizadas por sus seguidores en varios estados del país. Sin embargo, la asistencia a estos eventos ha sido limitada, confirmando los datos de encuestas realizadas por firmas de credibilidad que no favorecen su candidatura. 

Sería difícil asegurar que la dirigencia del partido en funciones de gobierno no esté consciente de su desfavorable realidad electoral. Lo cual pudiera ser un indicio que ante el escenario de una eventual pérdida del poder, podría estar preparando el terreno para un posible fraude. 

Esta posibilidad se ha ido configurando por fases desde el año pasado, con la renuncia forzada de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) para ser reemplazados por figuras más afines al gobierno, la inhabilitación política de la candidata opositora electa en primarias, María Corina Machado, y la prohibición de postular a su sustituta. Todo demuestra una estrategia en esta dirección. A esto se suma el retraso en la apertura del Registro Electoral y las trabas impuestas para la inscripción y/o actualización de datos de los venezolanos en el exterior, los cambios de nombre de los centros educativos nacionales que funcionan como centros electorales, y más recientemente, el retiro de la invitación a la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea. 

Es importante recordar que la observación electoral europea era parte del Acuerdo de Barbados, por el que se buscaba garantizar la realización de elecciones justas, mientras, al mismo tiempo, el gobierno promovió la firma de un acuerdo para “respetar” los resultados que anuncie el CNE, aún sin las garantías previstas en Barbados. Estas acciones apuntan a un entorno electoral que busca asegurar la permanencia del gobierno en el poder a pesar de la falta de apoyo popular.

Incertidumbre y expectativa            

La expectativa y la incertidumbre son palpables en los días previos a la elección, tanto entre la dirigencia opositora como en la población venezolana en general, que aguardan con ansiedad las decisiones que tomará el gobierno en este período crucial. En este contexto, la dirigencia política opositora está evaluando diversos escenarios clave, entre ellos cómo responder ante posibles intentos de fraude, como la neutralización del candidato o la manipulación de resultados electorales. 

Cualquier decisión que excluya a la oposición probablemente resultaría en altos niveles de abstención y podría llevar a problemas de reconocimiento internacional de la elección y a un escenario de ingobernabilidad potencial, ya que la ausencia de consenso o legitimidad podría desencadenar tensiones políticas y sociales. Esto podría manifestarse en protestas, descontento popular e incluso disputas internas dentro del gobierno y con la oposición sobre la legitimidad del poder político resultante de esas elecciones. 

También existe otro escenario que podría materializarse el 28 de julio, si el gobieno considera que el fraude progresivo, a través de las diferentes acciones implementadas antes de la elección son insuficientes para cerrar la brecha que lo separa del candidato opositor, y es el fraude en los resultados finales del proceso. El gobierno ha insistido en su narrativa de que la oposición denunciará fraude, lo que podría llevar a un CNE controlado a decidir los números finales, anunciando una pequeña diferencia entre ambos candidatos que favorecería al candidato oficialista, o sea, la repetición del escenario 2013. Este tipo de resultado podría tener repercusiones significativas, exacerbando las tensiones políticas y sociales ya existentes y afectando la percepción de legitimidad de las elecciones ante la comunidad internacional y a lo interno en Venezuela. 

Si se da el caso de un fraude donde la oposición no tiene cómo demostrar lo contrario, los gobiernos de otros países tenderían a reconocer a Maduro. Si, por el contrario, se trata de un fraude evidente, habrá consecuencias. 

Pero más allá de analizar las amenazas de aquí al 28J, el reto estratégico de la oposición se concentra en reafirmar la defensa del voto. Hasta ahora van 286 mil personas inscritas en el sistema de gestión. El porcentaje de centros de votación con por lo menos un postulado como miembro es de 98%. También se logró el 95% de cobertura mínima. Esos son números extraordinarios que hace pocas semanas se pensaban difíciles de alcanzar. 

La meta del comando es comenzar a hacer la inscripción un mes por adelantado, es decir, a partir del 28 de junio, para dar tiempo porque existe el riesgo de que se conozca con antelación el nombre de las personas. Pero tampoco se quiere arriesgar el tiempo de entrega de credenciales, según fuentes del Comando Venezuela.

A este nivel de preparación de la oposición el CNE responde cambiando el reglamento de testigos e introduciendo nuevos requisitos a la acreditación, entre ellos el que los testigos voten en el mismo centro en el que se les acreditará para cuidar el proceso. Esto sin lugar a dudas busca complicar la cobertura y, aunque afecta a un porcentaje menor de testigos, ya que desde hace varias semanas se tomaban previsiones ante la información que se tomaría en este sentido, constituye un obstáculo con el que la oposición tendrá que lidiar duarante los próximos días. 

El fraude y la economía

En cuanto a la economía, hay que destacar que ya se observa un aumento del gasto público con respecto al año pasado, por el orden de 35%, medido en dólares. Pero esto sigue siendo bajo en comparación con campañas anteriores, con excepción de la de 2018. La de 2024 se ha caracterizado por ser una campaña acotada, muy focalizada, quizá por la escasez de recursos y la preocupación de que la inflación se desborde. Concentrada en mujeres, evangélicos, y no se descarta un aumento en el ingreso de los trabajadores. Por esas razones, el impacto en crecimiento es limitado. Las ventas han mejorado, pero siguen concentradas en los sectores básicos como alimentos, medicinas y cuidado personal.

Vale la pena destacar también que, bajo un escenario de triunfo de Maduro por fraude, el crecimiento de la economía será lento. Probablemente habrá protestas, el gobierno hará poco gasto y el crecimiento económico será negativo. Incluso el gobierno de Estados Unidos podría aplicar más sanciones, lo que provocará que la economía se resienta. No se trata de que volveremos a un escenario crítico como los de 2017 a 2020, pero sí podríamos llegar a crecimiento cero, con poco consumo.

Básicamente, estaríamos ante un escenario negativo porque Venezuela necesita crecer a altas tasas y eso no se va a lograr en un ambiente de fraude o con una elección no reconocida. Para lograr ese crecimiento de altas tasas se requiere de acceso a los fondos multilaterales, abrir el sector petrolero, renegociar la deuda y eso solo puede ocurrir en un gobierno que tenga cierta legitimidad y genere confianza, lo cual es más probable en un escenario de cambio político. Si hay transición, el cambio va a alimentar expectativas y eso puede generar crecimiento en 2025.

En conclusión…

En medio de la incertidumbre y los desafíos que caracterizan el escenario electoral en Venezuela, es fundamental para la dirigencia opositora estar estratégicamente preparada para enfrentar varios escenarios adversos. Desde la exclusión de la tarjeta de la Unidad o del candidato Edmundo González hasta la posible manipulación de los resultados electorales del 28 de julio, cada posibilidad requiere respuestas claras y acciones concretas.

Reforzar el trabajo de defensa del voto emerge como una prioridad absoluta. Contar con un número suficiente de testigos capacitados y asegurar la integridad de todas las actas al cierre del proceso del 28J son pasos cruciales para contrarrestar cualquier intento de fraude electoral.

En el ámbito internacional, persistir en la exigencia de observación electoral y asegurar el respaldo de gobiernos como Brasil y Colombia para la implementación del Acuerdo de Barbados, se presenta como imperativo en la agenda política.

En concordancia con lo expuesto, el pasado viernes se hizo pública una resolución del Congreso de los Estados Unidos, anunciada por el senador Graham, en la que se establece que en el caso de que se produzca un fraude en la elección venezolana, no se reconocerá legitimidad alguna al proceso. 

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