¡No al olvido!
Gustavo L. Moreno V. / 09 de octubre de 2014
Tiempo y espacio son dos dimensiones fundamentales en la construcción de la identidad de una sociedad. Nos hacemos como ciudadanos de un país no sólo por nacer en él, sino por compartir una relación con su territorio, con la organización de los espacios que lo conforman y, por supuesto, con su historia, entre muchas otras cosas. A partir de esto se construyen los vínculos y compromisos, ese “sentido de pertenencia” que permite, a pesar de las diferencias, sentirnos parte de una sociedad, luchar por ella, defenderla, etc.
Desde finales del siglo XIX cuando empezó a usarse el término Geografía Política y Geopolítica, con un claro enfoque organicista y darwinista, se planteaba la necesidad de expansión de los países para poder mantenerse con vida. Solo los más fuertes dominarían, arrasarían con las sociedades más débiles, y lograrían mantener y acrecentar lo que Ratzel llamaba su “espacio vital”. Este proceso de dominación, implicaba asimilar las culturas más “débiles”, para lo cual, la dominación no sólo suponía quebrar sus relaciones con el espacio, sino con su propia historia. El Tercer Reich es un ejemplo de acción política, militar e ideológica que en parte se valió de la teoría del Espacio Vital para justificarse
Luego de la II Guerra Mundial, estos enfoques pasan al olvido. Hablar de geografía política o de geopolítica suponía, estar vinculado con ciertas ideas Nazis. Décadas después se retoman los estudios en Geografía Política y Geopolítica, claro bajo otros paradigmas, enfoques, métodos, conceptos, etc. No pretendo hacer un artículo sobre la Geografía Política, pero sí rescatar, que desde hace mucho tiempo, ha estado claro que reventar los vínculos de identidad de un individuo o de una sociedad, es un mecanismo muy eficiente para controlarlo, para dominar. Por eso, en los regímenes autoritarios la ideologización, el “lavado de cerebro” como popularmente lo conocemos, es una acción estratégica para mantenerse en el poder.
Hoy, después de muchos años ejerciendo la docencia en los diferentes niveles del sistema educativo, me genera especial asombro la forma como se ha destruido la memoria colectiva durante estos 15 años. Muchos de nuestros muchachos de hoy, que han vivido la mayor parte de su vida (por no decir toda) durante estos quinquenios de destrucción nacional, sean de la posición política que sean, desconocen el país que se construyó luego de la muerte de Gómez. Hablar de los partidos tradicionales venezolanos, pareciera que para muchos es una especie de “herejía” que hay que condenar. Es como si antes de Chávez no hubiese país. Y esto es, sin lugar a dudas, una estrategia magistral para la dominación por parte del oficialismo.
Los cambios de nombre de las instituciones, empezando por el nombre mismo del país, de los espacios, de las obras de infraestructura; la reorganización de los mecanismos de administración del territorio, la pretensión de rehacer la historia nacional a partir de la ideología dominante, sin el menor apego a los métodos propios de esta ciencia para reconstruir y comprender el pasado, etc, son estrategias que apuntan a lo mismo: acabar con la memoria, fragmentar la identidad para crear un país que sólo ellos puedan dominar.
Es por esta razón que necesitamos mirar al pasado, revalorar nuestra historia y hacer importantes esfuerzos para la comprensión de la realidad social, política, económica que hoy nos toca vivir. En este sentido, PolítiKa UCAB apuesta por ser una herramienta de debate, de análisis, de opinión, en fin, de discusión.
En la sección de Análisis y Opinión de esta semana, les ofrecemos el artículo Hong Kong, la MUD y Serra, de Benigno Alarcón y su columna El Faro. En él nos plantea que “lo que menos necesita el gobierno en un momento de dificultades políticas y económicas que lucen insuperables es que el nuevo secretario de la MUD convoque a la calle”, pues esto en un balance entre los costos de tolerancia y los de represión, supondría ponerle las cosas difíciles a un “gobierno que apresura el paso hacia un cierre político y la instalación de un régimen hegemónico que pretende consolidarse como punto de no retorno”.
En la columna Debate Ciudadano, Carlos Romero nos ofrece esta semana su artículo titulado Residuos y desechos sólidos en la agenda del Cambio Climático. En él además de aportarnos experiencias de gestión municipal en relación al tema de los desechos y residuos sólidos, hace un llamado para que el gobierno central, los gobiernos oficialistas y opositores locales, superen su relación basada en la intolerancia para tomar decisiones mancomunadas para solucionar este grave problema que nos afecta y que puede tener consecuencias insospechadas sobre la salud pública.
Esta semana contamos, con un estupendo artículo de Miguel Ángel Cardozo titulado “La salud en la agenda neototalitaria venezolana”. En él el Prof. Cardozo nos plantea como el tema de la salud puede convertirse, como de hecho se convirtió en regímenes totalitarios, en un instrumento de dominación para la permanencia en el poder.
Por otro lado, Pedro González Caro, nos ofrece reflexión que se hace necesaria, sobre lo que es la patria, la soberanía y la libertad. Su artículo titulado ¿Qué defendemos?, nos invita a reflexionar sobre nuestro papel en la defensa del país, y qué es realmente lo que debemos defender.
En nuestra sección sobre el Proyecto de Integridad Electoral Venezuela, esta semana les presentamos el Dossier N°6, con el resumen de los últimos acontecimientos que han tenido lugar en la Asamblea Nacional en relación a la elección de Rectores. También en la sección Noticias PIEV, les ofrecemos las principales noticias en torno al tema electoral en donde se reseñan propuestas impulsadas por el Centro de Estudios Políticos de la UCAB.
Para finalizar, queremos invitarlos a participar en el Seminario Tolerancia, ciudadanía y democracia, organizado entre el Observatorio Hannah Arend y la UCAB, que se realizará el próximo 24 de octubre de 2014 en el Centro Cultural Padre Plaza de la UCAB-Montalbán.
Desde PolítiKa UCAB invitamos a que desde los diferentes espacios que ocupamos apostemos por resistirnos al olvido de nuestra historia, a que se siga convirtiendo a este país en un lugar “extraño” que hoy no reconocemos. Apostamos por formar a las nuevas generaciones, por mostrarle que antes de estos tiempos de revolución había un país pujante, que con sus errores y aciertos, sorteaba los caminos para irse construyendo. Por eso, levantamos la consigna de ¡no al olvido!
Categorías:Editorial




















