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El Kremlin aseguró que hasta ahora no hay base para ninguna negociación con Ucrania que pueda conducir al final de la guerra. Señaló que no están dadas las condiciones previas para considerar un diálogo y, por lo tanto, continuará con la ofensiva que inició el 24 de febrero de 2022.

El portavoz del Gobierno ruso, Dimitri Peskov, aseguró en una conferencia de prensa que no hay «fundamento» para sustentar unas conversaciones. Añadió que hay falta de voluntad y de preparación por parte de Ucrania para negociar. «No hay fundamento alguno, ni siquiera uno débil, para construir al menos algún tipo de diálogo», sentenció.

Uno de los aspectos en los que profundizó fue la postura de Zelenski. Para sentarse en la mesa de negociaciones, Rusia ha exigido una declaración de neutralidad por parte del presidente ucraniano. Peskov reiteró que la «incapacidad» y la «falta de disposición» que tiene Kiev han frenado la posibilidad de la conciliación.

Por su parte, Ucrania ha demandado la retirada de las tropas rusas de Crimea y del este del país para establecer un diálogo. Estas dos solicitudes son «intolerables» para los rusos y son otra de las trabas que bloquea la posibilidad de llegar a acuerdos de paz.

El pasado 10 de junio Zelenski reconoció que la contraofensiva ucraniana está en marcha. Con el apoyo de los recursos suministrados por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE), Ucrania ha repelido ataques en los alrededores del este de Bajmut y la ciudad de Maryinka. Mientras que Rusia aseguró que Donetsk y Zaporiyia sufrieron ataques «infructuosos» en los últimos días.

Otro de los hechos de mayor relevancia en la guerra fue la destrucción de la presa de Nova Kajovka. Ambas partes siguen afirmando argumentos contrarios entre sí. En Moscú aseguraron que Ucrania provocó la explosión que derivó en inundaciones y evacuaciones al sur de Ucrania. Por su lado, Kiev denunció que los rusos destruyeron la presa para impedir que sus fuerzas militares ejecutaran nuevos ataques en Jersón.