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Andrés Cañizález 19.12.24
Una semana después de que ocurrieran las elecciones regionales de 2008, comicios que hemos analizado en un texto que puede leerse en este link, el entonces presidente Hugo Chávez lanzó lo que denominó una ofensiva para imponerse con la enmienda constitucional, que se celebró el 15 de febrero de 2009. Con su clara victoria en esta consulta se impuso la tesis de la reelección sin límites y ello, en muchos casos en Venezuela, significó el fin de la alternabilidad en los cargos de elección popular.
“Yo no quisiera pasar el año 2009 en un debate, que si Chávez es un tirano o es un medio tirano, o esto o aquello, o una jornada larga o corta. Si lo vamos a hacer es ya. ¡Diciembre es una buena fecha, hoy 1° de diciembre arranca la ofensiva, hoy arranca la batalla por la enmienda constitucional!”. Así lanzaba el presidente reelecto en 2006 para un segundo período, su propuesta y meta política, que no era otra que dejar de lado el límite a dos períodos presidenciales de seis años cada uno que él mismo había impulsado cuando se debatía el texto constitucional de 1999.
Se trató de una campaña electoral de vértigo, tal como reseñaba Carlos Correa en la revista SIC a inicios de 2009. La tesis de Chávez de que debía realizarse a la brevedad una consulta para hacer una enmienda de la Constitución de 1999 no tuvo ninguna objeción, como era de esperarse entonces, entre el resto de poderes públicos, notablemente obsecuentes con el líder.
De esa forma, como señala Correa, tanto la Asamblea Nacional, como el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral allanaron la vía exprés para esta votación. De alguna manera, la enmienda era el desquite de Chávez tras la derrota que tuvo su amplia propuesta de reforma constitucional de 2007, que además de tratar de cambiar muchos otros temas, tenía como corazón la tesis de que debía garantizarse el derecho humano a la reelección sin límites.
Se partía de la idea de que si un gobernante era exitoso en su gestión y la gente le apoyaba, pues debía poder presentarse a ser reelecto. Se dejaba de lado un asunto medular que justamente se hizo presente en aquella campaña: el que ejerce el poder destina fondos públicos a su favor y eso le coloca en una posición de notable ventaja frente a los factores de oposición.
Por ejemplo, entre los meses de diciembre de 2008 y enero de 2009, el presidente Chávez realizó un total de 46 cadenas nacionales de radio y televisión. Más o menos cada día y medio aparecía y copaba el espacio radioeléctrico el mandatario con una cadena que no estaba destinada al fin de este mecanismo de comunicación oficial, hacer anuncios de Estado, sino que sencillamente se usaron de forma descarada como plataforma por el Sí en la enmienda.
Dado el rechazo que ya dejaban ver las encuestas a la figura de la reelección indefinida, entre los venezolanos, la estrategia comunicacional, como lo precisa Correa, apuntó a llevar la discusión a otro lugar: Sólo Chávez garantizaría la continuidad de las misiones y programas sociales, e implícitamente esto requería que el comandante continuara en el poder.
“La estrategia oficialista se centró en el discurso de la continuidad de la misiones y la inclusión social junto a la satanización de la oposición (…) La idea sustantiva era que sólo Hugo Chávez garantizaba la continuidad de los programas sociales. Ello se reafirmaba en el despliegue de los enormes carteles en las instituciones públicas y en los recurrentes mensajes audiovisuales”.
Los resultados del 15F
Las votaciones de este referendo transcurrieron con normalidad. El 54,85% de los venezolanos votó por el sí, para hacer un cambio específico a la Constitución, eliminando las restricciones para que el presidente Chávez, así como gobernadores y alcaldes pudiesen presentarse a la reelección cuantas veces quisieran. Con una participación por encima del 70%, el No obtuvo el 45,14% de los sufragios. Un total de 11,7 millones de personas se presentaron en los centros de votación.
Para el jesuita y politólogo José Virtuoso, entonces director del Centro Gumilla, los resultados del 15F dejaban en evidencia la consolidación de un porcentaje de votación chavista entre 53 y 55% de los electos, sacando una diferencia entre 10 y 11 puntos porcentuales a los factores de oposición.
“Es obvio que se mantiene una diferencia importante y significativa, sin embargo también es obvio que se ha reducido el contraste si miramos las diferencias obtenidas entre los años 2004 y 2006 que alcanzaron hasta 22 puntos porcentuales”, sostenía Virtuoso.
Para el estudioso de la democracia venezolana, resultaba llamativo el siguiente punto: “la oposición ha reivindicado la superación de la barrera histórica de los 5 millones de votos, lo que significa que a pesar de las muchas dificultades que se le endilgan como son la falta de liderazgo representativo, recursos, organización, estrategia discursiva, etc. constituye una realidad sustantiva que representa casi la mitad del electorado”.
Como solía hacer luego de cada elección en Venezuela, Virtuoso revisó las tendencias regionales en el caso de la votación por la enmienda constitucional. De tal forma observó, por ejemplo, que el respaldo bastante amplio a favor del chavismo provino de los siguientes estados: Amazonas, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Guárico, Monagas, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Vargas y Yaracuy.
En tanto, la fortaleza del voto opositor hizo mayoría al “No” en dependencias como Anzoátegui, Carabobo, Distrito Capital, Mérida, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. Como venía siendo tendencia, en las elecciones previas a esta de 2009, el voto opositor era fundamentalmente urbano.
Tal tendencia llevó al jesuita a asegurar: “los resultados revelan que hay extensas zonas del país, especialmente las de carácter más rural y en donde predominan ciudades pequeñas y medianas, en las que la oposición no está presente y el chavismo es muy fuerte”. Y de cara a este proceso del 15F, según Virtuoso, “el chavismo dirigió sus esfuerzos de campaña para garantizar los votos allí donde había demostrado sus fortalezas”.
En una lectura político comunicacional, destacaba el politólogo que la campaña estuvo bien organizada ya que mostró que era una enmienda (un cambio específico) y no una reforma (un cambio amplio), que era necesaria para ampliar la capacidad de elección y que limitar la permanencia de un líder en un cargo era una suerte de camisa de fuerza para el proceso revolucionario.
Según Virtuoso, en aquel 2009 no se podía hablar de “ventajismo electoral a favor del chavismo sino de la colocación de todo el aparato del Estado al servicio del partido oficial. Se gastaron ilegal e inescrupulosamente miles de millones de bolívares del erario público en la campaña oficialista”.
Además del uso a fondo de los medios de comunicación a favor del “Sí”, que ya reseñaba Correa, Virtuoso denunció una práctica absolutamente negadora de los derechos políticos: el chantaje y la presión sobre los empleados públicos, así como a los beneficiarios de las misiones sociales.
Remataba el entonces director del Centro Gumilla: “El Consejo Nacional Electoral se caracterizó por su silencio, cuando no por su alcahuetería, ante la desproporción y brutal asimetría entre ambas campañas”.
Y después del “Sí”
Un duro editorial de la revista SIC, en marzo de 2009, desnudaba el país que había quedado tras la votación a favor del “Sí” el 15F. “¿Se nos preguntó si la enmienda ampliaba los derechos políticos de los ciudadanos?¿Si nos guiamos por la experiencia de la campaña electoral?, la respuesta sería No”, sostiene el texto, que revelaba la profundización de la polarización como uno de los signos visibles posteriores al referendo en el que se aprobó cambiar la letra constitucional.
A raíz de lo observado públicamente en la campaña, la revista del Centro Gumilla advertía sobre “cómo las misiones habían sido instrumentalizadas para servir de correas clientelares del partido y su líder”. Y lo que resultaba aún más grave: “Constatamos que el Estado desapareció para dejar paso a la libre voluntad de un grupo político que establece las reglas del juego sin control alguno”.
Fuentes:
Correa, Carlos (2009). “Enmienda 2009: Proceso rápido y sin debate”. En: SIC. N° 712. pp. 55-57.
Centro Gumilla (2009). “Editorial: Después del Sí”. En: SIC. N° 712. pp. 50-51.
Virtuoso, José (2009). “Referéndum 2009”. En: SIC. N° 712. pp. 52-54.
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