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María Corina, candidata de la oposición ¿Y ahora qué viene?

Maykel Navas

Después del contundente triunfo obtenido por María Corina Machado en las elecciones primarias de la oposición (con un 92,5% de los votos), se ratificó el favoritismo con el que ya contaba en las encuestas desde hace más de dos años. Ahora la pregunta sería: ¿cuáles son los próximos retos que debe enfrentar y las acciones de la candidata, con el objetivo de lograr el triunfo en la elección presidencial de 2024?

El proceso cumplido legitimó a María Corina Machado frente al país y la comunidad internacional. De igual manera, ese evento la colocó como líder indiscutible de la oposición y favorita para obtener la victoria del año que viene. Esa responsabilidad viene acompañada de un proceloso camino que debe enfrentar conjuntamente con los partidos de oposición que la apoyaron y el respaldo de la mayoría del pueblo venezolano.

La candidata debe estar consciente de que no será fácil completar el triunfo que se vislumbra, ya que, seguramente, el camino estará plagado de infinitas trabas y óbices del gobierno central y demás instituciones del Estado (Fiscalía, Contraloría, Defensoría, TSJ, CNE, etc.). Así mismo, ella debe enfrentar y conciliar su posición personal –quizá cargada de radicalismos políticos y económicos- con los intereses de los partidos que la apoyan; al tiempo de enfrentar el ataque de la otra oposición (la que reconoce el gobierno a través de las decisiones del TSJ), que, aunque es ínfima, hace mucho ruido por los medios de comunicación y es utilizada por factores del gobierno para atacar a la oposición mayoritaria, buscando así, proyectar una imagen de fragmentación y crisis entre los elementos contrarios al régimen.

María Corina debe estar atenta a la coyuntura mundial, latinoamericana y nacional, puesto que en la mayoría de los países, los discursos radicales están siendo descartados como opción válida para enfrentar los retos de la actualidad. Los virulentos discursos que ofrecen economías donde la seguridad social sea reducida al mínimo, persecución al oponente hasta su eliminación política o enclaustramiento de  un país, han sido descartados.

Algunas muestras de ellos son los resultados electorales negativos de partidos como VOX en España, que no alcanzó el número de escaños que las encuestas le asignaban, quedando rezagado al cuarto lugar, así como el caso del argentino Javier Milei, candidato del partido “La Libertad Avanza”, quien asombró al electorado haciendo planteamientos ultra-liberales, que terminaron por hacerle perder la primera posición que tuvo consolidada en las encuestas para ganar la presidencia y mandarlo al balotaje con el candidato del gobierno. En fin, los pueblos, en muchos casos, están buscando el centro y descartando la izquierda, pero también la extrema derecha.

En ese sentido, y sin pretensiones de querer delinear caminos o dictar políticas, es bueno recordar que desde el pasado domingo 22 de octubre, MCM pasó a ser la candidata de la mayoría de los venezolanos y lo ideal es que busque aglutinar a la mayor cantidad de partidos y facciones políticas para tender puentes de entendimiento. Los radicalismos del pasado, tanto políticos, como económicos deberían quedarse en lo anecdótico.

Ciertamente, no se trata de cambiar el perfil de la candidata, lo deseable es que sus planteamientos se adecuen a la realidad de la Venezuela de 2023 y 2024, una realidad que pide cambios y transformaciones necesarias en el marco de la Constitución que nos rige y ampara a todos los ciudadanos.  

En cuanto a cómo enfrentar las dificultades que presenta la cúpula gobernante, el reto es mucho mayor. En primer término, el madurismo y los factores que lo apoyan se ha planteado, de manera urgente, borrar de la mente de los venezolanos los cientos de miles de videos difundidos por las redes sociales donde se vio una jornada de votación masiva, acompañada de un movimiento de alegría y esperanza, que se logró ver por encima del blackout informativo de los medios públicos y privados del país.

Para la cúpula gubernamental y partidista es fundamental abatir la sensación de triunfo de la oposición, instaurada a partir de la jornada electoral del domingo 22 de octubre. Tratar de bajar el entusiasmo resultante, luego de ese evento, que, a pesar de las lluvias, las fallas de organización y el amedrentamiento por parte de algunos pocos elementos,  logró su objetivo. La sensación de inminente cambio por la vía electoral es el mejor resultado de la jornada y es el blanco hacia donde apunta, en la actualidad, la ofensiva del Gobierno.

Entre la variedad de estrategias que ha puesto en marcha la élite del gobierno, con el objetivo de descalificar el proceso general de primarias, podemos contar los “angustiosos lamentos” de sus personeros y de representantes de diversos organismos, como el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, quien ha vociferado que ha sido un fraude, en busca de argumentos para tratar de demostrar la supuesta falsedad de los cómputos finales.

La cantidad de votos ha sido cuestionada, tanto las cifras de participación, como los votos obtenidos por la candidata; han expuesto fórmulas numéricas y sofistas razonamientos tratando de demostrar la imposibilidad, física y matemática, de esos resultados. Incluso, invocan el incumplimiento de algunas cláusulas, referentes a la materia electoral, del reciente acuerdo firmado en Barbados, entre oposición y gobierno.

Por otro lado, la Fiscalía General ha iniciado el camino de la judicialización del proceso de primarias, abriendo averiguaciones de oficio, contra los integrantes de la Comisión Nacional de Primarias (CNP), calificando de fraudulento el evento. Buscan cómo fue financiada la campaña, el material electoral y la misma jornada de votaciones. Además, el propio fiscal general, Tarek William Saab, ha dirigido el ataque y ha abierto averiguaciones a cada uno de los miembros de la comisión electoral por fraude.

Para colocar la guinda al pastel, la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ordenó la suspensión de “todos los efectos de las distintas fases del proceso electoral conducido por la Comisión Nacional de Primarias”. Sin embargo, esta sentencia no podrá eliminar de la memoria colectiva nacional y del mundo entero, el efecto que causó esa jornada masiva, y el espíritu democrático de nuestro país, que deja una huella imborrable, al sentar un precedente para la historia.

La estrategia gubernamental busca, a todas luces, descalificar el proceso; al ponerlo en duda, también se pretende poner en duda la legitimidad de la ganadora y colocarla como cómplice de lo que el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez, ha llamado un “megafraude”. 

Los medios de comunicación del Estado, principalmente radios y televisoras, han sido los canales difusores de esas primeras estrategias. De igual modo, esos medios- los cuales no transmitieron ningún detalle del proceso electoral de primarias- le han dado cabida a la “otra oposición” que ha  pedido cárcel para todos los miembros de la CNP, para los candidatos participantes y, en especial, para la líder.

Otro elemento no menos importante, es la figura antijurídica de la inhabilitación. Es claro que la cúpula gobernante va utilizar la inhabilitación de María Corina Machado para impedir su inscripción y participación en las elecciones del próximo año. Este es un punto importante a favor del gobierno. Ahora bien, no cabe duda de que con este recurso van a tratar de desgastar la candidatura de oposición.

La táctica gubernamental apunta a que la campaña, antes del periodo de inscripciones en el CNE, no se centre en los graves problemas nacionales, sino en la sanción en particular, dando al candidato Nicolás Maduro la ventaja de apartarse por un tiempo de la crítica hacia su gobierno y su presidencia. Se desconoce el escenario del próximo año con este tema.

Entonces, ¿qué podría suceder en caso de que el gobierno mantenga firme la inhabilitación de la candidata? Ante este panorama sombrío, no es poca cosa el reto que tiene enfrente María Corina, será necesario utilizar la táctica de Barinas, es decir, buscar un candidato o candidata alternativa, que pueda inscribirse en el CNE, un candidato sin inhabilitación alguna, un elegido o designado por ella, a quien MCM avale y apoye con su autoridad de líder de la oposición. Ella deberá asumir la campaña del designado como propia, respaldarlo con su popularidad y liderazgo, hacer proselitismo político, influir en su programa de gobierno, participar juntos en los mítines, hacerle acompañamiento en los recorridos y marchar por todo el país, trabajando con ahínco por el triunfo de ese candidato o candidata.

El sacrificio personal de ese reto, es la estatura de estadista y de lideresa política nacional que adquiera, será su carta de presentación para futuras contiendas presidenciales.

 De otro modo, parece difícil, aunque no imposible, ver a la cúpula madurista gobernante aceptando la candidatura de María Corina Machado, sencillamente porque están seguros de la imposibilidad de derrotarla en cualquier elección donde se midan, a pesar de todos los obstáculos que puedan ponerle. En todo caso, ellos se aferrarán al poder y van a utilizar todos los recursos, de los cuales disponen, para no perderlo.

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