
Polítika UCAB
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cumplió 17 años ininterrumpidos en la presidencia el pasado 10 de enero, los últimos siete los ha pasado junto a la primera dama, Rosario Murillo, como su vicepresidenta. Desde que asumió el cargo en 2007 hasta la actualidad, su gobierno ha sido criticado por controlar elecciones y atacar a sus opositores.
«Es de las dictaduras más sanguinarias del continente», aseguró el director del centro de investigación Expediente Abierto, Javier Meléndez, en una entrevista con EFE. El nicaragüense, a quien el Gobierno sandinista le arrebató su nacionalidad, explicó que la crisis iniciada en 2018 dejó claro que «el plan de Ortega es instalar una dinastía familiar» que se vea apoyada por «élites políticas parásitas» y un «gran capital».
Durante su mandato, Ortega ha hecho caso omiso a las acusaciones de nepotismo. Aparte de designar a Murillo como vicepresidenta, su hijo Laureano es asesor presidencial en Inversión, Cooperación y Comercio Internacional. Incluso, se ha encargado de reforzar las relaciones con China, Cuba, Irán, Rusia y Venezuela. Por otra parte, organizaciones como la Unión Europea (UE) mantienen sanciones sobre el país desde 2020 por el «deterioro político y social».
Entre otros hechos por los que ha sido criticado, están los más de 3.500 organismos clausurados desde 2018. También las inhabilitaciones a miembros de la oposición, además de denuncias por falta de transparencia en las elecciones de 2021. Los próximos comicios generales serán en 2026, mientras tanto el Ejecutivo, la Asamblea Nacional (AN), la Alcaldía de Managua y demás entidades regionales, seguirán bajo el predominio sandinista.



















