
Tomada de idehpucp.pucp.edu.pe
José Castrillo (*)
Después de la desintegración del Imperio otomano (Turquía actual) en 1918, Palestina que estaba bajo su control político, quedó bajo mandato británico. Desde entonces, la migración judía a ese territorio fue constante y se intensificó por la persecución del nazismo, después la Segunda Guerra Mundial.
Esta migración judía generaba cada vez más tensiones con los habitantes árabes (palestinos) de ese territorio. Frente a esa compleja realidad, la Organización de Naciones Unidas, como una alternativa para aliviar las tensiones políticas entre las dos comunidades, propuso dividir Palestina en dos Estados (resolución 181): 52% del territorio para los judíos y 48% para los palestinos.
Los judíos aceptaron esta propuesta de partición del territorio, pero los palestinos y los Estados árabes vecinos (Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Siria) no la aceptaron, produciéndose la primera guerra árabe-israelí en 1948. Israel gana este conflicto y expulsa a miles de palestinos de sus tierras.
A 76 años de ese primer conflicto, la violencia ha sido recurrente. Hoy somos testigos de los odios acumulados, administrados y gestionados por las elites del poder de los actores confrontados. Frente a sus marcadas diferencias políticas, cada actor cree tener la razón y derechos absolutos sobre el otro, y el castigo colectivo ha sido una estrategia recurrente.
El asesinato de civiles, en este añejo conflicto, ha adoptado dos variantes: el terrorismo y el bombardeo de poblaciones civiles: el primero practicado por Hamás y el segundo por Israel.
El ataque terrorista de Hamás del 07 de octubre de 2023, arrojó 1.400 muertos (270 militares), 5.000 heridos y 241 secuestrados, en el lado israelí. Los bombardeos masivos de Israel sobre la Franja de Gaza han producido más de 27.000 muertos, 50.000 heridos y la destrucción de la ciudad de Gaza, del lado palestino.
Este ataque de Hamás ha sido el más fuerte, desde su creación en 1987, como organización militante cuyo objetivo declarado es destruir el Estado de Israel. Los bombardeos de Israel sobre Gaza han sido los más intensos desde que estos se iniciaron en los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania, conocidos como cortar el césped: bombardeos por varios días como respuestas a actos terroristas del Hamás o de otros grupos militantes islámicos.
Viendo la situación desde una perspectiva estratégica y partiendo de los objetivos de cada bando confrontado (los palestinos buscan recuperar sus tierras, acabar con la ocupación de Israel y vivir en libertad como un Estado pleno; los israelíes acabar con Hamás y vivir en seguridad), a corto plazo este conflicto seguirá encendido, generando cientos o miles de bajas más.
El líder del ala militar de Hamás, Muhammad Deif, acotó que la “operación” que se lanzó el 07 de octubre, buscaba que el enemigo entienda que el tiempo de sus saqueos sin rendir cuentas ha terminado. Por parte de Israel, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, señaló que el propósito de los bombardeos masivos es limpiar el territorio de Gaza de las fuerzas enemigas (Hamás), destruyendo toda su infraestructura militar y de apoyo logístico.
Las acciones llevadas a cabo por cada uno de ellos ¿contribuyen realmente a sus objetivos?, o agrega más leña al fuego de la violencia sistemática y recurrente, que sólo lleva a un callejón sin salida.
En medio del conflicto, la diplomacia internacional, se reúne en forma pública y secreta con los actores involucrados y afectados, con el objetivo de buscar una salida política factible y viable en el tiempo, evitando que una escalada de este conflicto degenere en una guerra regional. Funcionarios y diplomáticos de Estados Unidos, Egipto, Qatar, Turquía, Jordania, Arabia Saudí, Francia y China, entre otros, han realizados múltiples reuniones para buscar, en primer lugar, un cese al fuego.
El cese al fuego, es el primer paso a los fines de lograr las bases para iniciar una negociación, que permita una solución basada en el reconocimiento de ambas comunidades -judíos y palestinos-. Ello debe implicar que Israel acceda a la creación de un Estado palestino con su población, territorio, gobierno y con soberanía, cese la colonización de tierras palestinas y levante el bloqueo contra Gaza. Por parte de los Palestinos, renunciar a la violencia terrorista y dar garantías de seguridad a Israel.
Toda negociación es un intercambio de demandas y problemas e implica ceder en las posturas maximalistas de todo o nada. Israel quiere paz y seguridad, los palestinos quieren paz y seguridad, sólo se espera que haya el momento para que se vuelvan a sentar en procura de buscar una solución negociada, aceptable para todos.
Al cesar los cañones, se abre una oportunidad para retomar la ruta de la paz y el acuerdo razonable: los 10 millones de judíos y los 5.5 millones de palestinos, tienen derecho a existir bajo el sol.
(*) Politólogo /Magister en Planificación del Desarrollo Global.
Categorías:Destacado, Opinión y análisis



















