
Tomada de El Mundo
El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, y el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, se reunieron para sellar un acuerdo bilateral con el fin de luchar contra la manipulación informativa y la desinformación, especialmente en español. El acuerdo se concretó en Washington, tras una reunión de trabajo en la sede del Departamento de Estado.
El Memorandum de Entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés), se hace en el «marco de cooperación bilateral para contrarrestar la manipulación» que incluye «el intercambio de información», según indican fuentes diplomáticas. Y deja claro que, «siempre dentro de las leyes, reglamentos y políticas» nacionales.
El documento se empezó a trabajar antes de la crisis que ocasionó el escándalo que involucraba a Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, según indican las mismas fuentes, y de la decisión del presidente de seguir en el Gobierno pero emprendiendo cambios contra lo que define como la «máquina del fango» en España: la complicidad entre actores políticos y «medios digitales y páginas web» que estarían, según la Moncloa, minando la convivencia y poniendo en riesgo la democracia.
La firma del acuerdo se produce además bajo un acuerdo logrado con la Unión Europea para regular los medios de comunicación y que debe ser transpuesto a la legislación nacional.
En declaraciones a la prensa, Anthony Blinken define «la propaganda, la desinformación y la manipulación informativa» como amenazas que ponen en peligro los procesos electorales democráticos y «dañan las instituciones».
«Lucharemos de forma conjunta contra cualquier intento de interferencia electoral, especialmente contra la desinformación en español», dijo jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, en la sala del Departamento de Estado donde se ha firmado el acuerdo.
En el acuerdo no se nombra a ningún país, no obstante, Rusia despierta las alertas. Recientemente su cadena pública de televisión, RT, y su agencia de noticias, Sputnik, dejaron de funcionar en territorio europeo tras la invasión rusa a Ucrania. Ambos medios, bajo el control de Moscú, tienen canales en español e influencia en los países de América Latina, un asunto de especial preocupación para Estados Unidos.






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