
Tomada de CNN
Migrantes en Estados Unidos mantienen expectativa sobre sus solicitudes ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, por sus siglas en inglés), cuando el pasado 17 de enero entró en vigencia una nueva norma que concedió mayor poder a los oficiales de la agencia para determinar la elegibilidad de los solicitantes.
La Oficina de Aduana y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) registró más de 10 millones de migrantes indocumentados durante los 4 años de la Administración de Biden. Sin embargo, la cifra es más elevada puesto que dos millones de inmigrantes evadieron los controles fronterizos y las autoridades aún no determinan su paradero. De estas personas que ingresaron a Estados Unidos, la mayoría solicitó asilo político, aunque muchos no reúnen los requisitos para esta petición. En consecuencia, el nuevo procedimiento es que ahora deben demostrar ante los Tribunales de Inmigración que cumplen con los requisitos: sufrir persecución por su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social específico u opinión política.
Las modificaciones recientes en la petición de asilo sugieren que las personas deben pasar por el filtro de los oficiales del USCIS, que antes correspondía a jueces de inmigración. De no demostrar temor por volver a sus países, serán expulsados inmediatamente; habrá restricciones por antecedentes penales; el tope diario de solicitudes pasó de 2,500 a 1,500, esto respondería a los nuevos objetivos de Estados Unidos, que busca reforzar la seguridad pública y prevenir amenazas antes de que las personas ingresen al país.
De acuerdo al Centro de Información y Acceso de Registros Transaccionales (TRAC) de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, hay casi 4 millones de casos atrasados en las cortes, a espera de audiencias de asilo o decisiones en el Tribunal de Inmigración.



















