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Del “Galeón de Manila” a la ruta Transpacífico Shanghái-Chancay

Tomada de Puntoedu.pucp.edu.pe

Catalina Banko* 06.03.25

El tráfico marítimo sigue siendo la principal vía para el intercambio de bienes en el mundo, que representa alrededor del 85% del volumen de las mercancías y del 75% en cuanto al valor de las mismas. En el marco de este intenso movimiento comercial, el océano Pacífico se ha constituido en escenario fundamental para la comunicación entre el continente asiático y el americano, especialmente en el contexto de la gran expansión económica china. Este interés por el tránsito a través del Pacífico con fines comerciales tiene remotos antecedentes en el período de dominación hispánica, entre los siglos XVI y XVIII, cuando este inmenso océano era surcado por las embarcaciones españolas entre Acapulco y Manila.

El “Galeón de Manila”

Antes de referirnos a la relación entre Acapulco y Manila, es oportuno destacar la relevancia de los viajes de ultramar emprendidos por los portugueses desde mediados del siglo XV. Estos fueron los primeros en bordear las costas africanas, atravesar el océano Índico y llegar hasta China en 1513.

Los españoles también mostraron su afán por conocer nuevas tierras y extender sus dominios en dirección a la parte meridional de Sudamérica. Prueba de ello se encuentra en el famoso periplo de Fernando de Magallanes, quien partiendo de España logró franquear el estrecho ubicado al sur del continente americano, llegar al Pacífico y arribar a las Islas Filipinas en 1521. Tras su muerte en un combate con pobladores locales, la expedición continuó capitaneada por Juan Sebastián Elcano, quien realizó la primera circunvalación del globo al regresar a España en 1522, tras haber rodeado el continente africano para proseguir luego la navegación por el Atlántico.

El primer asentamiento español en Manila se estableció en 1526 con García Jofre de Loaisa, quien dio inicio a la colonización de las Islas Filipinas. Progresivamente se fue configurando la ruta recorrida por el denominado “Galeón de Manila”, que si bien generaba elevadas ganancias también entrañaba temibles amenazas. No fue fácil para los españoles conseguir en los primeros tiempos el trayecto de regreso hacia Acapulco cruzando el océano Pacífico, hasta que se encontró una vía favorable en cuanto a los vientos y las corrientes marinas.

Ese itinerario se convirtió en una verdadera hazaña en una época en la que se contaba con escasos recursos técnicos para recorrer esos inmensos espacios oceánicos. Los peligros de esta travesía se evidenciaban en el alto nivel de mortalidad de las tripulaciones, hecho que no impidió que se prosiguiera con este intercambio, que algunos autores califican como la “primera globalización”, que abarca una distancia cercana a los 14.000 kilómetros. La tripulación estaba sometida a todo tipo de rigores a causa de la deficiente alimentación, enfermedades y ataques de piratas. En algunos casos, los galeones se convirtieron en una especie de “barcos fantasma, auténticos cementerios flotantes”, como el que encalló en costa novohispana sin tener ningún tripulante vivo, tal como lo refiere la investigadora Dolors Folch.

En ese entonces ya las Islas Filipinas estaban frecuentadas por gran número de “juncos” chinos (embarcaciones que poseían velas confeccionadas en tela gruesa, unidas por juncos), en los que se trasladaban variadas mercancías hasta Manila, la cual se fue constituyendo progresivamente en un sitio donde se congregaron pobladores de diverso origen. En 1650 se calculó la existencia de 42.000 habitantes, de los cuales 15.000 eran chinos, otros 15.000 españoles y 20.000 filipinos.

El intercambio consistía en la adquisición de artículos de lujo, como sedas, porcelanas, jade, alfombras, procedentes de China, a cambio de la plata extraída en México. El Virreinato de Nueva España mostró gran interés en la continuidad de este arriesgado comercio, al punto que logró imponer la prohibición de que esas expediciones se realizaran desde El Callao (Virreinato del Perú). El Galeón de Manila es un antecedente que revela la importancia económica de ese tráfico, que en pleno siglo XXI ha adquirido una nueva dimensión con la inauguración de la Ruta Transpacífico desde China hacia las costas del continente sudamericano.

La ruta Transpacífico Shanghái-Chancay

La ruta Transpacífico enlaza Shanghái, el terminal marítimo de mayor importancia a nivel mundial, con Chancay (Perú), el cual pasó a ser el primer megapuerto instalado en Sudamérica. La inversión fue asumida en 60% por Cosco Shipping, la principal naviera estatal china, y el 40% por una empresa privada residente en Perú: Volcan Compañía Minera.

La construcción de este puerto en Chancay se inscribe en la estrategia china que, a partir de 2013, se ha expresado en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, Belt and Road Initiative), también conocida como la “nueva ruta de la seda”, cuyo trazado responde a la habilitación de una serie de centros logísticos unidos entre sí por medio de navegación marítima y fluvial, redes ferroviarias, carreteras y autopistas. Estos hubs están localizados en sitios estratégicos para garantizar la posibilidad de comerciar sin tropiezos ante la eventualidad de conflictos, que puedan provocar el bloqueo de pasos marítimos vitales como los estrechos de Malaca y Ormuz, los canales de Suez y Panamá, e incluso el estrecho de Gibraltar. Entre los núcleos portuarios, algunos aún en fase de proyecto, que cuentan con inversiones o financiamiento procedentes de China, destacamos a Gwadar (Pakistán), El Pireo (Grecia), Newcastle (Australia), Hambantota (Sri Lanka), Mombasa (Kenia), a los que ahora se agrega Chancay en Perú. La única base militar que posee China fuera de su territorio está instalada en Yibuti frente al estrecho Bab el- Mandeb, en la entrada al mar Rojo. Un ferrocarril cargado de contenedores parte de Chongqing y llega a Duisburgo (puerto alemán a orillas del Rin). De modo que la política china de expansión ha seguido un ritmo sostenido y veloz, logrando extenderse hasta las costas peruanas. En contraste con la arriesgada y, con frecuencia, trágica travesía entre Manila y Acapulco, hoy el trayecto desde Shanghái hasta Chancay es efectuado por modernos barcos portacontenedores con una capacidad de carga de hasta 24.000 TEUs (unidad de medida usada para los contenedores, equivalente a 20 pies) y un traslado que dura alrededor de 23 días. Chancay, a tan solo 80 kilómetros de El Callao, es el primer terminal portuario de Sudamérica que está totalmente automatizado. Posee una profundidad de 18 metros y abarca un área de 142 hectáreas. Un aspecto de gran trascendencia se refiere a la posibilidad de establecer en el futuro un enlace con la costa atlántica. Ello se podría materializar mediante la conexión con el Corredor Interoceánico Amazonas Centro (aún no concluido), que fue resultado de las negociaciones entabladas por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana, IIRSA, creada en 2000.

La inauguración del megapuerto de Chancay, el 14 de noviembre de 2024, se celebró en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que contó con la participación del presidente norteamericano Joe Biden y de su homónimo chino Xi Jinping, evento que revela la magnitud del papel del Gigante Asiático en la dinámica económica de América Latina, de manera específica en obras de infraestructura portuaria, transporte, energía, entre otros proyectos.

Lo cierto es que la expansión china es motivo de preocupación para los Estados Unidos, especialmente en estos tiempos de turbulencias políticas y económicas, cuya hegemonía podría quedar en entredicho ante los acelerados avances de la economía china, cuyas operaciones marítimas se están propagando a escala global.     

*Universidad Católica Andrés Bello / Academia Nacional de la Historia

Referencias

Cervera J., José A., “El Galeón de Manila: mercancías, personas e ideas viajando a través del Pacífico”, en Análisis, No. 26, 2020.

Durán, José y Andrea Pellandra, La irrupción de China y su impacto sobre la estructura productiva y comercial en América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, CEPAL, 2017.

Folch, Dolors et al., Los orígenes de la globalización: el Galeón de Manila, Shanghái, Biblioteca Miguel de Cervantes, 2013.

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