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Brics: debería interesarles la democracia

Tomada de Diario Red

Trino Márquez 17.07.25

Cuando surgieron los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), a comienzos del siglo XXI, el bloque económico buscaba agrupar las economías emergentes de mayor crecimiento, en una plataforma que les diera unidad y coherencia frente a Estados Unidos y la Unión Europea. El término fue acuñado por el economista Jim O’Neill, quien trabajaba para Goldman Sachs.

La alianza se concibió como una instancia para promover el multilateralismo y oponerse a la hegemonía mundial norteamericana, que se estableció luego del colapso de la Unión Soviética, el derrumbe del Muro de Berlín y del mundo socialista que gravitaba alrededor de la URSS. Al grupo inicial se incorpora Sudáfrica en 2010, con lo cual pasa a llamarse Brics. El año 2024, el núcleo se amplió con la adhesión de cinco nuevos miembros: Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Etiopía y Arabia Saudita.

Puede apreciarse que, desde el punto de vista político, la alianza es bastante abigarrada: va desde regímenes antidemocráticos donde se violan abiertamente los derechos humanos, como en la teocracia de Irán y las monarquías absolutistas de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, hasta democracias con gobiernos alternativos electos por el pueblo, como Brasil e India. Este abanico de opciones determina que el tema relacionado con la democracia no ocupe un lugar significativo en las preocupaciones y deliberaciones de sus integrantes.

En la reciente reunión de los Brics en Río de Janeiro, no hubo en la declaración final ni en el curso de las conversaciones, ninguna referencia a los continuos bombardeos de Rusia a Ucrania. El tema de la invasión ha sido eludido desde 2022, cuando los tanques rusos incursionaron en territorio ucraniano. Muy grave también fue que Miguel Díaz-Canel, el dictador cubano, quien ha reprimido de forma brutal las pocas manifestaciones de protesta registradas en la isla luego de los continuos apagones de luz y de la prolongada escasez de productos básicos, fue recibido con evidente cordialidad por Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión del encuentro. ¿En qué puede contribuir Cuba, una nación arrasada por la tiranía del Partido Comunista durante casi siete décadas, con una plataforma que reúne las principales economías emergentes del Sur global? En nada. Es una vergüenza para las democracias del planeta que algunos gobiernos democráticos, entre ellos el brasileño, sigan avalando el comportamiento de esa dictadura cruel, inepta y corrupta.

Se entiende que el foro de los Brics guarde silencio frente a los desmanes represivos de Putin, que castiga con saña toda crítica interna a la invasión de Ucrania; o ante los excesos de la teocracia iraní contra los opositores y las mujeres negadas a llevar el velo impuesto por el régimen. Rusia e Irán son miembros con pleno derecho del pacto y sus economías, aunque confrontan severas dificultades, representan activos importantes dentro del conjunto.  Lo que no puede aceptarse es que el ilegítimo gobierno cubano, que ha hundido en la miseria más absoluta a esa nación y se niega a introducir cambios mínimos que abran el sistema político, sea invitado a compartir y, eventualmente, a formar parte de un equipo de países que aspiran a promover el desarrollo sostenido e integral.

Además de la heterogeneidad política, las diferencias de intereses estratégicos dentro de los Brics han impedido que el bloque se convierta en una referencia planetaria con el significado que debería poseer. Sus naciones reúnen casi la mitad de la población mundial. Sin embargo, por ejemplo, la rivalidad entre China e India por la hegemonía regional en Asia, imposibilita que se desplieguen esfuerzos conjuntos para potenciar al máximo la capacidad creativa y productiva de esas economías en un proyecto común. Xi Jinping, el poderoso líder chino, desestimó la reunión de Brasil. No asistió.

Entiendo que probablemente es una quimera aspirar a introducir una cláusula democrática en un bloque de naciones con modelos políticos tan disímiles como los integrantes de los Brics. Esa pretensión podría convertirse en un factor que actúe como fuerza centrífuga y lleve a romper los lazos económicos, comerciales y financieros que pretenden establecer los gobiernos que forman el conjunto. La discreción en este caso es una opción para preservar la unidad de una plataforma que busca potenciar su capacidad negociadora frente a los países más industrializados y desarrollados del mundo, el G7, que ahora, por añadidura, cuentan con un serio enemigo interno: el señor Donald Trump.

A pesar de esos obstáculos objetivos, la defensa de la democracia y los derechos humanos, entre ellos los derechos políticos, forman parte de los grandes logros de la Humanidad. Constituyen conquistas civilizatorias de carácter universal. Nunca sus defensores deben renunciar a proponerlas, luchar por ellas y tratar de que se establezcan en aquellas sociedades donde no se cumplen.

         @trinomarquezc

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