
Tomada de Redacción Bogotá
Óscar Hernández Bernalette 07.08.25
No es acertado tratar de darle todos los méritos al Sr. Trump de la situación disruptiva del actual orden internacional. El mundo está fragmentado antes de que este último llegara a la Casa Blanca. Su trabajo ha sido relativamente fácil. Simplemente con un soplo sobre la mesa logró que la crisis global entrara en barrena.
Desde hace años hemos hablado de la ineptitud de los organismos internacionales. De la incapacidad de estos para satisfacer demandas. La pandemia del COVID fue un ejemplo de la incapacidad de las instituciones. Ya los propios Estados Unidos había debilitado a la OMC, y las guerras de Ucrania y la situación entre Israel y Hamas, han sido más que evidentes para demostrar un sistema inoperante. Es allí donde ha surfeado el Sr. Trump. Ha puesto sobre la mesa una diplomacia de poder que es definida como contraria al fortalecimiento del multilateralismo.
Evidentemente hay una erosión del sistema basado en reglas para toda la comunidad internacional. Las Naciones Unidas , la Corte Penal Internacional , organismos globales y regionales están sumergidos en burocracias inoperantes incapaces de hacer que los fundamentos y normas que las crearon puedan ser efectivas para actuar ante las corrientes unilaterales que se quieren imponer. La violacion del Derecho Internacional y los dobles estándares que vemos en la actuación de países y organismos internacionales es un ejemplo de ello.
Los dobles estándares por ejemplo desde la CPI con relación a Israel y Venezuela son un buen ejemplo de las contradicciones. Aquí en este continente la actuación de la OEA es otro ejemplo de la falta de coherencia del sistema multilateral .
Los Estados Unidos , con cierta facilidad , asfixia muchos de estos organismos cortando fondos y reduciendo su participación. Pareciera desinteresado en mantenerse como el líder de la democracia global. Su política comercial ha sido un golpe bajo incluyendo a países tradicionalmente aliados de Washington. El cierre de USAID ha sido una amenaza para la cooperación internacional como herramienta para el desarrollo y el fortalecimiento de la democracia. Las críticas a estas políticas o el llamado a fortalecer el sistema multilateral con cambios como el del Consejo de Seguridad han tenido poca acogida.
El desorden internacional al que nos referimos no pareciera apuntarse a un mundo más seguro y más pacífico. La aparición de nuevos actores globales como China , India y Rusia de la mano de los BRICs y otros grupos regionales no parecieran decirnos que vamos hacia un mundo menos agresivo y menos violento. Sin duda , observamos una tendencia hacia la autocracias, países propensos hacia el nacionalismo y alejándose de los principios civilizatorios dándole la espalda a un mundo con relaciones basadas en reglas y respeto por la democracia , derechos humanos , migración, etc.
La tendencia hacia la permanencia en el poder de jefes de gobierno por la vía de cambios constitucionales demuestra la tendencia a un mundo menos democrático y más alejado de valores y principios que se han tratado de imponer como lo es la alternabilidad democrática. Por ejemplo , 27 expresidentes del Grupo IDEA condenan como inconstitucional la reforma que establece la reelección presidencial indefinida en El Salvador y viola la Carta Democrática Interamericana.
Invasiones como la de Rusia a Ucrania , así como la imposibilidad de las naciones de detener la violenta reacción de Israel sobre Gaza, son ejemplos de estos tiempos que debilitan al multilateralismo.
Podemos en conclusión afirmar que el sistema internacional que se creó después de la segunda guerra mundial está en fase de desmantelamiento y que apunta a lo que hemos denominado la “microbalización” en donde grupos pequeños de países conformarán sus propias esferas de influencia y poder.
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