Opinión y análisis

Construir el sujeto político alternativo

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Luis Salamanca – 21 de agosto de 2015

¿Cuál es el sujeto político capaz de sacar al país del hoyo en el cual está metido? ¿Cuál es el agente político colectivo, legítimo, que pueda dar una nueva dirección a la nación, con base en un proyecto nacional, popular y moderno? Crear ese sujeto, es el tema político fundamental en la Venezuela de hoy. Un sujeto político no sólo capaz de atender el presente penoso sino de dotarla de una idea de futuro prometedora y entusiasta. Y todo ello por vía electoral, pues, el voto es la única arma de los ciudadanos para producir un cambio duradero y legítimo. El gran desafío de la Venezuela del siglo XXI es salir del atolladero histórico en el que la han metido, sin la quiebra definitiva de la democracia, que sobrevive gracias a un hilo roído pero no roto: las elecciones.Testigo 2

En el ambiente político de hoy se mueven dos corrientes principales y una tercera que está en sus comienzos. El oficialismo organizado electoralmente como Gran Polo Patriótico (GPP); la oposición mayoritaria expresada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y los independientes atomizados en personalidades, grupos regionales y pequeños partidos. Algunos podrían agregar una cuarta corriente, expresada en la disidencia chavista hoy fuera del GPP pero, en estas elecciones aparecerá en algunas tarjetas de partidos desconocidos, por ello pueden agregarse a la corriente independiente.

Los aspirantes a dirigir al país en los tiempos catastróficos actuales son varios. El oficialismo, la MUD y los independientes. Cuál de ellos está en mejores condiciones para regir al país. ¿Será el sujeto político gobernante que llevó a Venezuela a la postración y cuya continuidad en el poder terminará arrojando un modelo de país espantoso en pleno desarrollo? ¿Será la MUD que, como plataforma de partidos se ha venido constituyendo en el sujeto alternativo al oficialismo? ¿O serán los independientes que empiezan a reaparecer electoralmente en algunos estados? ¿O será la disidencia del chavismo o algún sector interno de él que de ese paso?

En este momento del proceso electoral, el único dato que nos permite una lectura de la incidencia política de estas corrientes es el que proveen las encuestas de opinión. Si revisamos la última de Datanalisis, de julio-agosto, y sumamos los porcentajes de quienes tienen la intención de votar por el GPP y la MUD, entre ambos alcanzan a 90.3% del electorado, correspondiendo 32.1% al GPP y 58.2% a la MUD. Es decir, sólo queda un 10% de electores en el cual podrían pescar los independientes o los disidentes.

En mayo de este año, la misma empresa arrojó una intención de voto para los bloques políticos principales de 61.5%, obteniendo el oficialismo 21.3% y la MUD 40.2%. En ese momento, los independientes alcanzaban al 10%, los que no votaban al 11.9% y los que no saben/no contestan al 16.7%. Recalculados los resultados al 100% entre MUD y oficialismo alcanzaron 86% de la intención de voto (29.8% para oficialismo y 56.2% para la MUD) quedando para los independientes el 14%. Otras encuestadoras dan mejores cómputos a los independientes pero para efectos comparativos escojo la señalada.

Estas cifras no pueden esconder el hecho de que en algunos estados las candidaturas independientes pueden afectar el resultado electoral, tanto para el GPP como para la MUD, haciéndoles perder escaños. Estas pérdidas serían significativas si el resultado del 6D fuera muy parejo entre GPP y MUD pero si es amplio el margen entre ambos polos, la afectación sería menor. En todo caso, el independiente es un factor en juego al cual hay que tratar en su debida dimensión.Testigo 3

Estas reflexiones vienen a cuento acerca del tema de fondo que subyace a la dinámica electoral de 2015. El asunto fundamental que debe preocupar a la oposición en su más amplia variedad, sobre todo al sector más desarrollado dentro de ella, es el de robustecer al sujeto político alternativo al régimen autoritario. Eso pasa por saber si, quienes aspiran por fuera de la MUD, desean un cambio de régimen político o sólo anhelan tener escaños en la Asamblea Nacional.

En los regímenes autoritarios la lucha política suele darse en un doble plano: en la competencia por los cargos de representación popular y en la lucha contra el régimen, tal como han señalado Mainwaring y Pérez-Liñán (2013). En 2015, coinciden ambos tipos de lucha. Por tanto, está planteado cómo armonizar la doble lucha por el cambio de régimen con la victoria en las elecciones, en el entendido de que esta última lleva a lo primero.

Para nadie es un secreto que los venezolanos vienen construyendo un sujeto político alternativo en los últimos 8 años. Desde el 2007, la dirigencia opositora -que más ha trabajado en el cambio de régimen- decidió una estrategia clara de acumulación de fuerza en una dirección democrática y unitaria que, en 2015, podría dar sus mejores frutos.

En 2015, coincide una profunda crisis de legitimidad del régimen autoritario con la existencia de un sujeto político alternativo, organizado en la MUD, capaz de asumir el poder. Sólo en estas condiciones se producen los cambios de régimen por vía electoral: un régimen fuertemente debilitado y la existencia de un sujeto político capaz de asumir las riendas del país.

Cada día le salen más adversarios al régimen autoritario lo que plantea la tarea de cómo converger en la misma dirección y estructurar un bloque político sólido orientado a la recuperación de la democracia y las fuentes de producción de riqueza, arrasados en estos 17 años. Pero muchos ven esta situación una oportunidad para lograr algunos escaños. Aquellos que corren por fuera de la MUD están en su derecho, pero deben pensar en la necesidad de fortalecer la vía del cambio político, la lucha contra el régimen autoritario.

Lo que llamamos oposición normalmente identificada con la MUD, no se reduce a ésta pero, sin duda, ella es el agente más desarrollado y, jugar a boicotearla, es jugar a favor del régimen. Por ello, hay muchos interesados en deshacer el trabajo de la MUD, empezando por el gobierno. Otros tienen agendas paralelas dentro del bloque y quieren usar la plataforma de la MUD para sus propios propósitos pero la combaten para hacerse con el capital político de ella.

Uno de los temas que tiene que manejar la oposición, sobre todo, la MUD, es el fenómeno de los independientes que están de vuelta en nuestra vida política y su importancia está en crecimiento. Hay que recordar que en 1998 le dieron a Chávez la posibilidad de llegar al poder. Sin embargo, aún no alcanzan la dimensión de 1998 pero podría ser un cardumen en que traten de pescar los interesados de toda laya. Esto supone para la MUD un tema que debe saber manejar para esta elección y, especialmente, para las futuras.

Es normal que en unas elecciones la lucha por los cargos esté por encima de la lucha contra el régimen autoritario. Pero hay quienes sólo ven la lucha por los cargos. Así hay personas buscando una bancada en la Asamblea Nacional sin una reflexión acerca de lo estratégico, guiados por rencores, intereses personales o con la convicción de que son la mejor “alternativa”. En esos casos, aún con las mejores intenciones, ponen en riesgo la efectividad de la lucha por el cambio político que exige la creación de un sujeto político unido y con una finalidad clara. Objetivamente, aunque su intención sea “buena”, trabajan por la continuidad del régimen.

En la coyuntura catastrófica que vive el país es prioritaria la lucha por el cambio de régimen más que la lucha por los cargos. Lo más importante es la finalidad no las personas; el movimiento, no los intereses particulares; el sujeto político no los individuos, aunque reconozco que, en algunos casos puntuales, algunas figuras serían más adecuadas que otras para lograr el fin.Testigo 4

Sin embargo, una vez que la plataforma decidió un rumbo, salir con una candidatura aparte no tiene sentido, pues, las posibilidades de triunfar fuera de los bloques son bajas por el sistema electoral aplicado y lo que se logra es debilitar la unidad electoral necesaria para derrotar al régimen autoritario.

La elección hoy es entre el “mar de la felicidad” prometido por Chávez -en el que ya nadamos- y el mar de la libertad y la prosperidad, en el que queremos nadar. La sociedad en estas elecciones está frente a la disyuntiva de seguir por el camino conocido o dar un giro copernicano. Por eso, el madurismo no está en capacidad de ser el sujeto político que saque al país del pantano. El madurismo sólo aspira a mantenerse en el poder y construir el modelo regimentado de producción, distribución y consumo, llegar lo más lejos posible, o, eventualmente, aplicar un plan B.

¿Pueden ser los independientes el sujeto político? La independencia política es, apenas, un sentimiento en crecimiento que no alcanza las cotas cuantitativas similares a las de 1998, no tiene un vocero que lo canalice, ni la organización política que lo capitalice. Hay que distinguirla de los salta-talanqueras, de los resentidos, de los cadáveres partidistas que intentan resucitar, o de las organizaciones que juegan a quitarle votos a la MUD. Hoy la sociedad busca un sujeto político estructurado, con un proyecto de rescate del país, con una visión moderna y popular, que sustituya la relación directa y emocional entre un líder incontrolado y un pueblo atomizado por una representación verdadera y efectiva. Esto sólo lo puede lograr un sujeto político preparado para asumir las riendas de un país destartalado, lo que exige mucho debate y acuerdo en medio de las diferencias.

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