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Varias elecciones: ¿pero competitivas?

Foto: Reuters

Félix Arellano

Algunos países de nuestra región van a elecciones en este mes de octubre, en orden cronológico, encontramos primero a Bolivia, con elecciones presidenciales, en su primera vuelta, el próximo domingo 20. La carga fuerte la tenemos el domingo 27, con elecciones presidenciales en Argentina, presidenciales y legislativas en Uruguay y departamentales (Gobernadores y Alcaldes) en Colombia. Indiscutiblemente que los procesos electorales son fundamentales para la democracia, pero las condiciones, las garantías son la esencia del proceso y el real indicador de su solidez.

No debemos olvidar que las dictaduras también celebran elecciones y tienen la desfachatez de anunciar triunfos con resultados favorables que sobrepasan el 95% del electorado, en nuestro hemisferio ha sido emblemático el caso de la dictadura cubana. El proceso bolivariano, controlando el CNE y manipulando los diversos elementos del proceso electoral, va avanzando en ese camino. Pero tampoco debemos olvidar que una elección no competitiva, bien trabajada por una oposición unida, puede contribuir efectivamente a la salida del autoritarismo.

Bolivia, que es la primera en lista, no proyecta las mejores condiciones de confianza electoral. Un gobierno de naturaleza autoritaria que progresivamente ha controlado las instituciones, la participación del Presidente Evo Morales en esta oportunidad, representa la más clara evidencia del carácter autoritario del régimen. Legalmente estaba prohibida y además Evo perdió una consulta popular (febrero 2016), que buscaba legitimar la reelección, pero gracias al control del poder judicial y, en particular, del Tribunal Supremo Electoral, Evo ha sido inscrito como candidato para una cuarta reelección.

Han sido varios años de un gobierno complejo que inició en el 2005, y sistemáticamente ha acompañado las declaraciones anti sistema suscritas en la ALBA o en el Foro Social de San Pablo. Enemigo de los medios de comunicación y de la libertad de expresión, hegemónico en el juego político; pero abierto al mercado, las inversiones y la propiedad privada; lo que sumado al incremento de los precios de los productos de exportación bolivianos, le ha permitido una economía prospera; de hecho, ha logrado el respaldo de las instituciones financieras internacionales.

Las encuestas presentan a Evo como primera opción, pero difícilmente logra el respaldo necesario para ser declarado Presidente en la primera vuelta, para la segunda vuelta, si la fragmentada oposición democrática logra la anhelada unidad, culminaría la larga hegemonía de Evo y su grupo radical. Como se puede apreciar el papel de la comunidad internacional democrática es fundamental por el desequilibrio institucional predominante en estas elecciones.

Colombia se presenta como el siguiente país con baja confianza electoral, entre otras, la tradicional violencia criminal que ha caracterizado el juego político colombiano, las continuas denuncias del negocio entorno a los votos y la votación, los problemas de seguridad para el control efectivo del proceso electoral en todo el territorio nacional; son algunos de los factores que limitan la confianza electoral.

En esta oportunidad, se esperaba que con los acuerdos de paz con las FARC redujeran el nivel de violencia, la realidad es contradictoria, la existencia de un grupo disidente en la negociación que se mantiene armado y luego, la ruptura del acuerdo propiciada por Iván Márquez y Jesús Santrich, sumado a la permanencia de la guerrilla del ELN, transforman las elecciones en potenciales campos de batalla.

Uruguay y Argentina proyectan mayor confianza electoral. Cabe resaltar que en ambos casos resultan fundamentales las garantías de la institución electoral, pues todo indica que se presentará un relevo de los grupos políticos en el poder. Uruguay sigue conservando los mejores niveles de confianza electoral y la campaña ha evolucionado con un alto nivel de respeto. Luego de cuatro períodos en el poder, el partido oficial, el Frente Amplio, se presenta agotado. Las encuestas garantizan una segunda vuelta, con muchas posibilidades para que una oposición democrática, si logra los acuerdos necesarios, pueda acabar con la hegemonía del Frente Amplio.

En Argentina, cuya institucionalidad electoral también proyecta importantes niveles de confianza, la situación se presenta más compleja, por la fuerte polarización del debate político y la violencia que en algunas oportunidades le ha caracterizado. Las encuestas anuncian el triunfo contundente de varias fracciones de la oposición peronista unida al radicalismo de los Kirchner.

La crisis económica que se ha incrementado en los últimos meses ha deteriorado sensiblemente la imagen del gobierno. El reciente triunfo del grupo político favorable al Presidente Mauricio Macri, en la provincia de Mendoza, difícilmente genera una tendencia, por el significativo peso de la provincia de Buenos Aires en el padrón electoral  y su marcado rechazo al gobierno. En un ambiente de fuerte polarización la neutralidad, transparencia  y eficiencia del órgano electoral resulta fundamental para la generación de confianza.

Para la región resulta muy positivo que todos estos procesos electorales avancen sin mayores problemas, representa la consolidación de la institucionalidad democrática, fortalece la confianza, la tolerancia y la inclusión. Para nosotros en Venezuela, muchas lecciones importantes, entre otras, la necesidad de avanzar en la unidad y organización de nuestra oposición democrática.

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