
Durante el Foro “Perspectivas 2020” se conoció que mientras Maduro esté en el poder cobra más relevancia el deseo de protestar porque aumentan los niveles de radicalización en la oposición
La participación de los ciudadanos en los eventuales comicios para 2020 depende más de variables políticas que de las condiciones electorales, lo cual plantea un gran dilema para la oposición venezolana. Y dentro de tales factores políticos, ha venido cobrando más relevancia que Maduro esté en el poder como barrera al voto.
Esta es una de las conclusiones del Foro Perspectivas para Venezuela, realizado este miércoles por el Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la UCAB, en el cual participaron su director, Benigno Alarcón; el especialista en estudios de Opinión Pública, Félix Seijas; el internacionalista Félix Arellano; el economista Asdrúbal Oliveros; y la experta en asuntos humanitarios, Susana Rafalli.
Seijas presentó los resultados de una encuesta del CEPyG UCAB, con trabajo de campo realizado por la encuestadora Delphos realizada entre el 28 de octubre y el 12 de noviembre, la cual refleja que la autodefinición política con el chavismo ha caído a su nivel más bajo (22%), luego de haber estado en el 58% en Julio de 2012.
El nivel de confianza en Juan Guaidó disminuyó en los últimos meses. Pasó de un 98,2% en la oposición dura en mayo, al 88,7% en noviembre; sufrió una reducción del 81,8% al 50,8% en la oposición blanda (una caída de 31 puntos); y mermó desde 49,6% hasta 29,6% en los no alineados.
Según Seijas, “la lealtad de un sector importante de la población es con un deseo, no con personas o instituciones”.
La expectativa de que habría cambio de gobierno para los próximos 12 meses, que en noviembre del año pasado estaba en 38,7% y que había subido en mayo de este año a 50,6%, retrocedió al 39,2% en noviembre de este año.
Si bien la disposición a votar en el 2020 para parlamentarias es de 64,4%, para presidenciales 69,9% y para una convocatoria de ambas es de 64,8%; los electores advierten factores que pueden afectar su participación, especialmente si se mantienen las mismas condiciones electorales, Maduro sigue en el poder y no hay observación internacional.
El director de Delphos indicó que el hecho de que Maduro esté en el poder como barrera al voto cobra cada vez más relevancia. La condición de que Maduro no sea presidente pasó del 15,8% en mayo al 20,7% en noviembre. El segundo factor. El primero es cambiar al CNE por uno equilibrado, que subió del 38,8% al 39,5%, la variable más exigida entre los encuestados.
En caso de que se realicen Presidenciales con un nuevo CNE, con observación internacional, con renuncia de Maduro y éste no es candidato, la disposición a votar aumenta al 70,6%.

La variable electoral
En su presentación, Benigno Alarcón expuso un conjunto de variables que determinan los escenarios políticos para 2020.
Según expuso, las elecciones parlamentarias en el último trimestre aparecen como un evento que marcará la agenda política del año entrante, y en ese sentido la disyuntiva para la oposición es que la participación depende más de las condiciones políticas que de las propiamente electorales.
“El dilema para el votante de participar en elecciones manipuladas está en la utilidad de su voto versus la contribución a legitimar al gobierno”, comentó el director del CEPyG de la Ucab, para quien un asunto a definir es participar o desarrollar una estrategia de boicot electoral.
Advirtió que “los efectos deslegitimizadores se diluyen rápidamente, mientras aumentan considerablemente la asimetría entre gobierno y oposición al reducir su presencia institucional, dejándoles solo el campo de la protesta”.
“Las elecciones hacen la democratización más probable si sirven para hacer la represión costosa y contraproducente, logrando que la oposición se unifique, movilice y gane legitimidad; y si logran que el régimen se vuelva más tolerante con la oposición porque ello les hace ver más legítimos, pero termina originando deserción en los suyos hacia la oposición, generando expectativas autocumplidas que aumentan la competitividad”.
Por otra parte, “las elecciones hacen la autocratización más probable si sirven para hacer la represión menos costosa y fácil de concentrar en líderes de la oposición, o incluso innecesaria; y si permite que el régimen pueda controlar el costo de tolerar a la oposición, manteniéndola dividida, usando las elecciones como medio para generar clientelismo competitivo”.
Entre los distintos factores, Alarcón destacó la importancia de la protesta, ya que, como se refleja en la encuesta, existen altos niveles de disposición a protestar contra el gobierno y por elecciones, pues la mayoría quiere comicios presidenciales. Sin embargo, existe decepción y bajas expectativas de cambio, lo cual se refleja en la baja respuesta a convocatorias.
Agregó que una variable crítica es el dilema que tiene la coalición opositora sobre participar o no en las parlamentarias, tomando en cuenta además que la cohesión es frágil ante la caída de las expectativas e incentivos electorales.

“Se encuentra ante el peligro de pérdida de espacios institucionales de representación, y ante una oposición alternativa, bien por la mesa de diálogo o bien porque se creen condiciones para el surgimiento de un outsider”.
Indicó que el liderazgo de Guaidó, si bien aún mantiene niveles de confianza, las expectativas de que no puede lograr el cambio y el efecto boomerang del mantra le afectan, sobre todo con dificultades crecientes para mantener la cohesión y coordinación de la oposición.
Por el lado de la coalición gobernante, presenta altos niveles de cohesión, con bajos grados de legitimidad y con alta dependencia de la represión, así como elevados costos de tolerancia a un cambio político.
Destacó el rol de la Fuerza Armada, con una mayor cohesión entre el alto mando (Ejército, Armada y Aviación), con un contrapeso en la GNB y la milicia. Tiene poca confianza en la oposición y la comunidad internacional, con altos costos de tolerancia a un cambio político con bajos niveles de legitimidad, pero son un actor clave en cualquier proceso de transición.
Coordinación internacional
El internacionalista Félix Arellano planteó la urgencia de una oposición unida, creativa y flexible, que promueva y coordine los escenarios y las agendas internacionales, proclives a que la solución al conflicto venezolano se resuelva a través de negociaciones.
“Para el nuevo año, ante las debilidades o limitaciones de la comunidad internacional, corresponde a la oposición democrática promover acciones, hojas de ruta: trabajar tanto con duros como con moderados, en los incentivos y en la presión a los aliados de NM: Rusia, Cuba, Irán, China”.
Arellano destacó que la crisis política venezolana está internacionalizada: “La comunidad internacional está presente y activa: muchos gobiernos, grupos, organismos y agendas”.
Reflejó la complejidad del “efecto Venezuela”, ya que confluyen variables como la diáspora, ilícitos, lavado de capitales, narcotráfico, grupos irregulares, y amenaza la paz y seguridad.
Comentó que la agenda internacional es dinámica porque se presentan nuevos temas y conflictos (Brexit, Siria, los Kurdos, Hong Kong, las guerras comerciales, etc.); y América Latina enfrenta alta tensión social, volatilidad, inestabilidad.

Sobre esta última situación, los gobiernos, al estar concentrados en su propia gobernabilidad; podrían debilitar la atención y la acción en caso Venezuela. “Pero no son indiferentes, ni desinteresados y, en su mayoría, partidarios de la salida pacífica”.