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Sociedad civil organizada debe ser incorporada a la atención de la pandemia de la COVID-19

Susana Raffalli | Foto de: Prodavinci

Susana Raffalli, experta en nutrición, dijo que la situación generada por el coronavirus no puede seguir siendo abordada como una crisis meramente sanitaria sino como lo que es, una crisis humanitaria compleja. “Solo el Estado, con sus Fuerzas Armadas, el ministerio de Salud y la ONU no puedan con toda esta situación, hay que incorporar a todos los sectores del país. La sociedad civil puede, entre otras cosas, identificar en menor tiempo los hogares en riesgo y ofrecer a los afectados un apoyo mucho más cercano y humano”, precisó

Yira Yoyotte

Susana Raffalli (@susanaraffalli) es una de las mejores referencias académicas y de investigación cuando se aborda el tema de alimentación en el país y en todo el continente. Además de ser nutricionista, con una especialización en nutrición pediátrica y poseer un Máster en Seguridad Alimentaria, cuenta en su haber con una certificación en protección y asistencia humanitaria  de la Universidad de Johns Hopkins, uno de los centros de salud más importantes de los Estados Unidos de Norteamérica.

Todas esas credenciales han sido puestas al servicio de Cáritas Venezuela y este martes 4 de agosto, al participar en un Politikafé (seminario virtual), organizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB, dijo, entre otras cosas, que la sociedad civil organizada debe ser incorporada a la atención de la pandemia de la COVID-19.

“Solo el Estado, con sus Fuerzas Armadas, el ministerio de Salud y la ONU no pueden con toda esta situación, hay que incorporar a todos los sectores del país. La sociedad civil organizada puede, entre otras cosas, identificar en menor tiempo los hogares en riesgo y ofrecer, a los afectados, un apoyo mucho más cercano y humano”, precisó la experta.

Al comenzar el evento virtual Susana Raffalli dejó claro que, lejos de hablar del tema sanitario, el cual no domina a plenitud, prefería abordar la situación de la COVID-19 en Venezuela desde su experiencia humanitaria, en consecuencia, comenzó su exposición “echando un vistazo” a las políticas públicas y a las recomendaciones emanadas, en este sentido, por las organizaciones humanitarias más reconocidas en el mundo.

“La primera parte de mi exposición de hoy versará sobre los lineamientos universales que se han propuesto en práctica para atender la emergencia desde el punto de vista  nutricional. En la segunda parte, explicaré cuál es la diferencia de abordar esto desde la perspectiva sanitaria o humanitaria, aquí es donde juega un papel muy importante la sociedad civil”, apuntó.  

Raffalli apeló a una ecuación y explicó, que a diferencia de otros países, en Venezuela esta pandemia no solo significa una amenaza sin precedentes sino que el evento hay terminado siendo un “desastre”. “Esta ecuación me genera mucha angustia, el coronavirus, como amenaza llegó a una Venezuela altamente vulnerable, sin capacidad de respuesta, entonces el riesgo pasó de ser un evento para convertirse en el peor de los desastres. La recomendación principal es lavarse las manos y aquí la mayoría de hogares no tiene agua y para colmo, todo el sistema de salud está completamente colapsado y ya gran parte del personal ha renunciado para no seguir corriendo riesgos”.

La especialista lamentó la “narrativa” con la cual el sector oficial se refiere al tema de la pandemia. Destacó que los voceros del Ejecutivo Nacional siempre indican que “están ganando una batalla” o “combatiendo” tal o cual cosa. “El discurso en Venezuela sobre esta situación ha sido lamentable, una situación sanitaria de tal magnitud no debe recibir ese tratamiento discursivo”.

Altos niveles de vulnerabilidad

Susana Raffalli retomó la ecuación a la cual había hecho referencia anteriormente y seguidamente describió los aspectos que hacen a Venezuela mucho más vulnerable que otros países: nivel de pobreza, población desplazada, gobernanza en desventaja, ausencia de políticas de protección social, capacidad para comunicarnos y precariedad de los servicios públicos (falta de agua, transporte público, electricidad y gas).

“Vemos todo este mapa y tenemos que decir que no creo que vayamos a salir con bien de toda esta situación, ningún país está en capacidad de superarlo por completo, pero no tengo la menor duda de que en Venezuela el resultado será catastrófico”.

Al abordar el tema de la supuesta “capacidad instalada” en el Poliedro de Caracas, Raffalli destacó que muchos países han hecho lo mismo, instalar hospitales de campaña en lugares estratégicos, pero lo lamentable en este caso es que “medicalizar” el Poliedro no tiene sentido cuando todo el sistema de salud está destruido y por ende inoperativo.

“Lo adecuado debió haber sido recuperar la estructura hospitalaria del país, esos sofisticados hospitales de campaña no se quedaran instalados en el Poliedro”.

Políticas públicas en términos de alimentación

Para abordar el tema de las políticas públicas en términos de alimentación que deben diseñarse a la luz de esta pandemia mundial, Susana Raffalli, hizo  referencia a un “decálogo” presentado por la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL).

“La FAO y la CEPAL recomiendan, entre otras cosas, reforzar la capacidad adquisitiva de toda la población, incluyendo a aquella que hasta hace poco recibía remesas y ahora no las recibe. Otorgar Ingresos Básicos de Emergencia por dos o tres meses, reforzar los programas de alimentación escolar y, por supuesto, atender con prontitud a todas aquellas personas que no tienen con qué comer”, informó.

Asimismo la especialista dijo, dejando constancia de su preocupación, que los llamados Bonos de la Patria son el equivalente a los Ingresos Básicos de Emergencia  (IBE) que se están otorgando en otros países de Latinoamérica. En este sentido recordó que una familia básica, con 5 miembros y donde exista una persona anciana, un niño o una persona con discapacidad requiere mucho más que un bono que “cae” de vez en cuando.

“En Venezuela el Estado no explica qué criterios se utilizan para otorgar estos bonos, los bonos sencillamente ‘caen’, pero no es una política constante. Si alguien llegara a cobrar en un solo mes todos los bonos, la cantidad total sería el equivalente a 35 dólares, pero en realidad lo que un venezolano termina cobrando es el equivalente a 7 dólares y eso en el mejor de los casos. En conclusión aquí le han dicho a la población, ‘quédate en casa’, pero allí adentro no tiene condiciones para sobrevivir porque en muchos casos no tiene ni siquiera agua con qué calmar la sed”.

Durante la exposición la nutricionista mostró un pequeño cuadro, a manera de ejemplo, de los ingresos, por concepto de ingresos de emergencia que se cancelan en algunos países: Venezuela: 7$, República Dominicana: 88$, Perú; 212%, Honduras; 112$ y Colombia: 90$. “Se trata de transferencias monetarias por subsidios o por desempleo. En Venezuela, con 7$ al mes, no se compra del uno por ciento de la canasta básica”.

El otro subsidio por concepto de alimentación, indicó Raffalli, es el de la Caja Clap. “Según las encuestas realizadas por Cáritas de Venezuela, solo el 11% de los hogares venezolanos reciben este subsidio con regularidad, el resto o no lo recibe o lo hace esporádicamente. En este sentido el problema se ha agudizado porque en el marco de la pandemia, específicamente durante el mes de junio 2020, se ha registrado una disminución de la entrega de estas cajas de alimentos”.

Raffalli agregó que el tema de la cartera crediticia para productores del campo también es muy preocupante porque, por un lado, a muchos les están ofreciendo créditos en Petro, una figura monetaria difícil de entender y de comercializar, y casi ninguno tiene cómo abastecerse de insumos para producir.

“El problema de recibir o no apoyo agrícola es que no hay coordinación entre lo público y lo privado, además, por lo general hay que tener Carnet de la Patria para acceder a cualquier programa y eso dificulta el desarrollo de la actividad”.

Recomendaciones y diferencias: Papel de la sociedad civil

Luego de examinar todos los aspectos anteriormente expresados la nutricionista Susana Raffalli enumeró de la siguiente manera las recomendaciones a aplicar en este complejo problema: 1) Debe haber una adecuada comunicación sobre los riesgos, 2) Los adultos tienen que estar en capacidad de identificar a los niños que presentan desnutrición, 3) La población debe estar en capacidad de contar con las medicinas adecuadas, 4) Tomando las previsiones  necesarias, deben abrirse los consultorios pediátricos para atender a los niños que presentan dificultades de peso y talla, 5) El ministerio de Salud debe establecer relaciones con los organismos multilaterales humanitarios  y 6) Todos los organismos públicos deben coordinar respuestas adecuadas.

Al abordar la segunda parte de su exposición, Susana Raffalli, explicó cuáles son las diferencias entre abordar el problema desde el punto de vista sanitario y abordarlo desde la perspectiva humanitaria.

“Las crisis sanitarias, por lo general son abordadas solo por los Estados. Los Estados con sus Fuerzas Armadas, sus ministerios de Salud, de Sanidad y la ONU. Las crisis humanitarias son abordadas por la sociedad en general, por todos los sectores y sobre todo, durante la contingencia, se brinda atención en materia de salud mental, en vivienda, en servicios públicos y en alimentación. La diferencia radica en que los problemas son atendidos conjuntamente. En Venezuela ni siquiera han incorporado a los bomberos y si lo han hecho no lo han visibilizado”, señaló.

Raffalli insistió en que las crisis humanitarias deben ser atendidas “como sociedad” y no de manera aislada, en este sentido recordó, por ejemplo, que la Red de Organizaciones de la Iglesia Católica venezolana y todas las organizaciones de la sociedad civil pudieran actuar debidamente en muchos casos, pero hasta los momentos no tienen dónde hacerlo.

La nutricionista enumeró, de la siguiente manera, la cantidad de soluciones que pudiera brindar la sociedad civil ante esta crisis humanitaria compleja: 1) Identificar los hogares en riesgos, 2) Responder a problemas emocionales y a niños en estado de desnutrición, 3) Proporcionar ayuda psicológica, protección y ayuda a las familias vulnerables, 4) Apoyar opciones de cuidados alternativos de emergencia domiciliaria y proporcionar material de ayuda y 5) La Iglesia debe jugar un papel importante en el acompañamiento de duelos y sentimientos de pérdidas material y humana.

“Insisto, esta crisis humanitaria compleja debe abordarse como sociedad, no como un Estado en solitario y autosuficiente”, afirmó Raffalli antes de comenzar el ciclo de preguntas y respuestas.

Este Politikafé denominado, “La respuesta humanitaria a la COVID-19 desde lo público: una emergencia en emergencia”, fue posible vía Zoom gracias al apoyo tecnológico del Centro de Estudios en Línea (CEL) y la difusión de El Nacional. La profesora Stefania Vitale (@svitalem), Coordinadora de Investigaciones del CEPyG,  fue la encargada de la moderación.

Haga Click Aquí para acceder al vídeo de este seminario virtual:

https://ucab.zoom.us/rec/share/-M9ELbPi8CBJY52cxViYX4gNLrnXX6a82nJI_KUKzUumKVKKi8bdzo1R4CUrrEYJ

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