
Benigno Alarcón Deza
La economía venezolana se encuentra prácticamente detenida en los últimos meses y, si bien es cierto que una de las razones que afecta su desempeño son las sanciones aplicadas fundamentalmente por el gobierno de Estados Unidos, no son ni el origen ni la principal razón del problema. Sin embargo, está claro que para el régimen de Nicolás Maduro el levantamiento de las sanciones es la verdadera joya de la Corona. Si bien es cierto que la administración Biden considera que éstas han sido eficientes en cuanto a debilitar al gobierno en algunas áreas también sabe que esto tiene un límite, sobre todo si otros países comienzan a presionar por una apertura. Para la oposición venezolana es vital que se mantengan, e incluso se repiensen para mejorarlas, porque son el único elemento que podría llevar al gobierno a la siguiente etapa de la negociación, que es la política, la cual incluye condiciones aceptables para las presidenciales de 2024, lo que comienza por el respeto a las primarias que la oposición organiza para este año
El contexto
En estos momentos, Venezuela se encuentra en una tensa calma. La economía está prácticamente detenida ante la fuerte caída de la actividad que se dio a partir de noviembre de 2022 y que se ha profundizado en los primeros meses del presente año. Las protestas laborales, por parte de docentes, empleados públicos, jubilados y pensionados, que concentraron la atención de propios y extraños cuando apenas arrancó 2023, han bajado de intensidad, pero han estado presentes en ciudades del interior. Mientras tanto, la oposición concentrada en sus disputas internas y rivalidades personales pareciera ajena a la crisis del entorno.
Entre los aspectos que están pendientes por resolver está el tema de la negociación donde quizá el peso más relevante para destrancar el juego lo llevan las sanciones. En Venezuela hay posiciones diferentes sobre este asunto. Hay quienes ingenuamente creen que si le quitan las sanciones, el gobierno se sentaría con la oposición. Otros, parecen tener agenda y razones propias para unirse al coro de voces que claman por la eliminación total e incondicional de las sanciones porque hay intereses cruzados con el gobierno. Pero la realidad es que las sanciones son el único mecanismo de presión que tiene la oposición para que el gobierno venezolano tenga algún incentivo para regresar a la mesa de negociación.
Por su parte, el régimen ha retomado una fuerte campaña antisanciones, llegando a expresar en su característico tono amenazador y arrogante: “Me vale medio lo que opine el imperialismo, la derecha o Europa del proceso democrático venezolano”. Pero como es sabido, una cosa es la retórica y otra los verdaderos intereses de Maduro que son, principalmente, la legitimación, el reconocimiento internacional y, por supuesto, el retiro de las sanciones. Y en ese sentido, últimamente ha ganado algunas batallas, como consecuencia del cambio de gobierno en países como Colombia y Brasil. Pero esta apertura de relaciones con dichos gobiernos no ha resultado como se proyectó inicialmente. Hasta ahora ha privado el pragmatismo entre los recién inaugurados gobiernos.
Otro aspecto interesante que ha trascendido es que al parecer hay intercambios a puertas cerradas en cuanto a la negociación entre las partes para poder regresar a la mesa en México. Esta situación es similar a la que también ocurrió antes de que se llegará al acuerdo social en México el año pasado. Pero entendiendo que toda negociación es un proceso, se desconoce el alcance preciso de estas discusiones, que solo se evidencian una vez que las partes llegan a un acuerdo, no es el caso hasta el momento, pese a que algunas personas afirman que el gobierno se muestra mucho más cooperativo en las conversaciones que en sus declaraciones públicas, por lo que, al menos por ahora, habrá que tomar los hechos, más que las palabras, como la evidencia más precisa de la disposición o no a cooperar.
Negociación y primarias
Con respecto al tema de la negociación, hay dos aspectos que deben ser abordados con profundidad. Preocupa que ésta se siga llevando adelante sin que haya un cambio en la estructura del juego. En una negociación asimétrica como en la que estamos hoy, la oposición tiene todos los incentivos para cooperar, incluso de manera unilateral, por ejemplo participando en elecciones que no tengan las condiciones que en principio demandan; mientras el gobierno tiene todos los incentivos para no cooperar. ¿Por qué? Básicamente porque el gobierno controla todas las instituciones, controla el poder, y si bien está muy interesado en el reconocimiento internacional y en el levantamiento de las sanciones, tendría más razones para mantenerse en el poder y evitar cualquier escenario de elecciones aceptables donde corra el riesgo de perderlo.
Con unas condiciones electorales aceptables que estimulen una participación elevada, los resultados serían desfavorables para el gobierno. Pero si de lo que se trata es de mantener el poder con elecciones cuestionadas, Maduro ha sido muy claro en estos días diciendo que le tiene sin cuidado la posición de la Unión Europea y Estados Unidos con relación a las condiciones electorales venezolanas. La verdad es que sí le preocupa, pero más le preocupa perder el poder. Una elección con condiciones aceptables lo llevaría a perderlo, y eso es una realidad.
Lo otro que debería considerarse es el método de elección en la primaria. El Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la UCAB ha propuesto un método de elección por orden de preferencia o con selección múltiple. Quizá en el caso venezolano, lo que mejor se adapta sería un método de selección múltiple, sin ordenación, que permita escoger a aquel candidato que tiene mayor consenso. Probablemente la primaria sería una tragedia si quien gana lo hace con una mayoría relativa y poca representativa, donde se termine emulando el resultado del Perú con un señor que ganó una elección con apenas 17%. Esto generaría incentivos adicionales para la división de la oposición y para una mayor abstención. Una elección con selección múltiple podría evitar todo esto porque la persona que terminaría ganando la primaria sería una de las opciones de la mayoría de los votantes, ésta terminaría de alguna manera sintiéndose representada por el ganador de este proceso.
Esa es una de las alternativas que está estudiando la Comisión Nacional de Primaria (CNP). De elegirse este mecanismo, podría hacer la diferencia entre una primaria exitosa y una que no lo sea. Además, esto agrega el tema adicional de que, si bien no corresponde a la CNP decidir cómo se haría la sustitución en caso de que el gobierno se empeñe en no dejar correr en la elección a quien gane, el sustituto –en caso de optar por la elección múltiple- podría escogerse de entre los candidatos que demuestren contar con un mayor consenso en la elección.
Otro aspecto preocupante en relación con las primarias es el de la posible participación del Consejo Nacional Electoral (CNE), dada su falta de autonomía. El gobierno tiene en el CNE una forma eficiente de influir en la primaria, y eso despliega cualquier cantidad de escenarios posibles sobre lo que dicho organismo podría hacer, o dejar de hacer, para sabotear su éxito. De hecho, los miembros de la CNP están conscientes de ese riesgo y están tratando de blindarse de alguna manera contra eso, tratando de desarrollar capacidades paralelas para garantizar el proceso, pero el temor está ahí y es justificado.
Conclusiones
Aunque las sanciones siguen siendo el único factor de presión con que cuenta la oposición para lograr acuerdos, el gobierno junto a sectores no gubernamentales, tanto dentro como fuera del país, abogan por su flexibilización. Entre los actores que estarían abriendo oportunidades a esa posibilidad figuran incluso voceros de países que aplican estas sanciones. Este es uno de los asuntos al que hay que prestarle mayor atención, sobre todo cuando está tomando cuerpo el interés en las primarias de este año y en las presidenciales de 2024, donde justamente se requieren estrategias que impulsen las condiciones electorales que el sector democrático está reclamando, y sin las cuales será muy difícil lograr una transición pacífica por la vía electoral.
Por otra parte, existe expectativa sobre el impacto que tendrá el acuerdo de apoyo técnico que ha solicitado la Comisión Nacional de Primaria al Consejo Nacional Electoral. Un asunto crucial que amerita pasos bien pensados, sobre todo por el riesgo que pudiera tener el grado de involucramiento de un organismo controlado desde el gobierno. Esto cobra cada vez más importancia en la medida en que crece la disposición a participar entre los votantes en la Primaria, donde ya hay candidaturas definidas desde los partidos y se empiezan a observar el avance en las encuestas de figuras no vinculadas a los partidos tradicionales, como es el caso de María Corina Machado y Benjamín Rausseo.
Como marco, el descontento social sigue creciendo, en un entorno económico que dejó atrás la narrativa que afirmaba que “Venezuela se arregló”, con un duro frenazo económico y con la hiperinflación apareciendo de nuevo.
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