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El voto en las primarias: el gran reto, más allá de lo nacional

Alex Fergusson

La Comisión Nacional de Primaria, que conduce el proceso a través del cual la oposición venezolana seleccionará su candidato a las presidenciales de 2024, decidió, felizmente, convocar a los migrantes mayores de edad, repartidos por el mundo, a participar en el proceso de escogencia del candidato presidencial opositor, aunque sabemos que el gobierno intentará sabotear el proceso y que cuenta para ello con algunos aliados dentro del liderazgo opositor mismo.

Así que, el valor de las primarias es que constituyen el medio del que se dispone hoy para construir la unidad y restituir la confianza, pero sobre todo y más importante, construir la fuerza que se requiere para salir de este gobierno y recuperar el país.

Es la fuerza moral que deriva de una conducción política seria, que involucra a todos, pues las primarias significan un desafío de la gente al sistema del mal y a la dictadura.

Maduro quiere que los venezolanos bajen la cabeza, y aunque algunos han decidido hacerlo y unos pocos resignados prefieren capitular, sabemos que son millones los que van a mantenerla en alto desafiando a los responsables del sufrimiento causado a los venezolanos.

En estos momentos muchos pueden caer en desesperanza o creer que nada va a cambiar, pero hay que enfocarse en un futuro posible. Los venezolanos que están aquí y afuera van a poder votar y deben hacerlo, no solo porque es su derecho, sino también y fundamentalmente porque es inconcebible que sean ellos mismos los que le hagan el juego al gobierno causante de la tragedia nacional que forzó las migraciones.  Si no participan, la oposición y las esperanzas de cambio podrían estar derrotadas antes de empezar.

Así que las primarias tienen que ir más allá del llamado al voto, e incluso de escoger un candidato; deben promover confianza, motivación y esperanza.

Respecto a la participación, parece que esta se irá definiendo cuando se active el proceso de registro, pues todavía hay preguntas sin respuesta: ¿Cuál es el nivel de entusiasmo de las primarias, especialmente entre aquellos que están fuera y ya se legalizaron e instalaron en su país destino? ¿Responden los precandidatos a las expectativas del pueblo opositor y de los migrantes? ¿Existen los recursos y el plan logístico para garantizar esa participación?

En el ámbito internacional, y hasta donde sabemos, están previstos centros de atención y voto en 8 ciudades de España y otras 14 en el resto de Europa; en España serán: Barcelona, Bilbao, Madrid, Tenerife, La Coruña, Valencia, Málaga y La Palma de Gran Canaria; en el resto de Europa: Berlín, Bruselas, París, Londres, Dublín, Milán, Nápoles, Roma, Palermo, Oslo, Lisboa, Oporto, Funchal Madeira y Berna.

También se habilitarán centros en 47 ciudades de América y el Caribe: 1 en Argentina, 2 en Aruba y Curazao; 1 en Bolivia, 4 en Brasil, 3 en Canadá, 2 en Chile, 6 en Colombia, 1 en Costa Rica, 2 en Ecuador, 1 en Guatemala, 3 en México, 1 en Panamá, 1 en Paraguay, 2 en Perú, 1 en república Dominicana, 1 en Trinidad y Tobago, 1 en Uruguay y 14 en EE.UU. Adicionalmente, habrá uno en Medio Oriente, en Israel, y uno en Australia, para atender, en total, a los 4.8 millones de votantes potenciales.

El principal reto de cara a las primarias es lograr acuerdos internos en cuanto a los recursos logísticos y las formas de ejecución y participación de los que están fuera del país en estos comicios, particularmente, ahora que ya no se cuenta con el apoyo técnico de la plataforma del CNE.

En Venezuela hay 21.094.629 ciudadanos mayores de edad inscritos para votar, de los cuales solo 107.878 están registrados en representaciones diplomáticas en el exterior, es decir, apenas el 2,25 % de los 4,8 millones que sería la cantidad de migrantes mayores de edad aptos por la ley para participar en elecciones nacionales.

En otras palabras, se trata de más 4 millones de personas que están en capacidad de votar y que no están inscritas en el Registro Electoral del CNE por falta de consulados venezolanos en algunos países, o por “dificultades” para llegar a esas sedes diplomáticas o completar la documentación requerida para la inscripción, pues muchos viajaron sin pasaportes o de forma irregular.

Así pues, hacer posible el voto de los venezolanos aquí y de los migrantes no será sencillo, y supone una “logística complicada”, cuyos instrumentos técnicos y operativos aún no están bien definidos.

Es claro que esta será una tarea tremendamente difícil, lo cual refuerza la importancia de construir y consolidar un movimiento poderoso a favor de la participación.

Hay que convencer a los opositores de aquí y a los migrantes, de la gran importancia de su participación para dotar de fuerza a este movimiento por el cambio, del cual depende el futuro inmediato del país y el de sus hijos y nietos; pero, además, debe ser la vía para depurar y reconstruir el liderazgo opositor. 

No perdamos de vista que el gobierno de Maduro está mostrando un acercamiento cada vez más intenso con la mayoría de los gobiernos dictatoriales o autoritarios del mundo. Sobre todo, con los que le han declarado la guerra a las democracias occidentales, (el eje China, Rusia, Corea del Norte e Irán, todas potencias nucleares), cuyo objetivo, claramente expresado, es crear un nuevo orden mundial, no solo económico, sino político.

Maduro ya es un aliado de fiar para el proyecto antioccidental al cual, más temprano que tarde, se sumarán Turquía y Brasil.

la introducción de Venezuela dentro del “eje del mal”, encierra peligros, no solamente externos a la región latinoamericana, sino también al interior de la propia Venezuela.

Esos peligros tienen dos aristas: en una, los países antidemocráticos estarán muy interesados en que Maduro no pierda las elecciones presidenciales del 2024; en otro, Maduro y los suyos se sentirán inducidos a cometer todo tipo de alteraciones a las normas electorales, como las que hemos señalado, al saberse protegidos por una red de dictaduras que operan en todo el globo y dentro del país.

Parafraseando a Fernando Mires …”la democracia, en su forma liberal o constitucional, se encuentra en estos momentos a la defensiva. En cada elección nacional puede jugarse el destino de otros países”.

Parece, entonces, que llegó el momento de decidir entre vencer o ser derrotados, pues no hay más opciones.

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