
Maykel Navas
El destape de toda una trama de denuncias en torno al presunto financiamiento ilegal de campañas, la aparición y robo de dólares en efectivo; violaciones a la privacidad, a través de escuchas telefónicas; sometimiento de personas a la prueba del polígrafo; eventuales relaciones con el narcotráfico; videos familiares privados y grabaciones de conversaciones que han salido a la luz pública, forman parte de los detonantes del escándalo que ha rodeado, en los últimos meses, al círculo cercano del primer mandatario colombiano, Gustavo Petro. Y así va ensombreciéndose a la primera presidencia izquierdista en la historia colombiana.
La llegada al poder del presidente Petro, el 7 agosto de 2022, generó dos expectativas fundamentales en relación a su gobierno: la primera apunta hacia su liderazgo en la región latinoamericana como mandatario de izquierda y, la segunda, se traduce en el reto de ser el primer izquierdista que llega al Palacio de Nariño, en toda la historia de Colombia, producto del pacto histórico y de ser el primer exguerrillero en la presidencia.
Enmarcado en este panorama, Gustavo Petro, asume la primera magistratura con el estandarte de la anticorrupción y de ser la antítesis de los gobiernos anteriores, sin embargo, los hechos que han empañado la gestión de sus altos funcionarios podrían dar cuenta de lo contrario, si efectivamente se comprueban todas las denuncias.
Cadena de episodios
Para entender cómo transcurrieron los hechos, hay que descifrar la posición de cada uno de los personajes y las relaciones entre ellos.
En primer lugar, se pondrá el enfoque en Armando Benedetti, el exembajador de Colombia en Venezuela, quien luego de casi un año de gestión abandonó su cargo el pasado 19 de julio, tras la presión pública por la divulgación de una grabación por parte de la revista “Semana”, en la que expresa su malestar por la forma en la que el presidente lo habría abandonado y en la que amenaza con revelar la procedencia dudosa de dinero para el financiamiento de la campaña de Petro.
Es preciso recordar que Benedetti, pieza clave en la campaña izquierdista y las movilizaciones que condujeron al triunfo de Petro, esperaba ser recompensado con una posición privilegiada dentro del cuadro político del nuevo gobierno, sin embargo, cuando Petro le otorgó el cargo como embajador de Venezuela, el político consideró que era una especie de destierro.
La segunda pieza clave, es Laura Sarabia, una joven de 29 años, quien llega muy joven a asumir la jefatura del gabinete de Petro. Sarabia quedó embarazada durante la campaña y dio a luz para la fecha de las elecciones, por lo que toma la decisión de contratar a la vieja niñera de los hijos de Benedetti, Marelbys Meza, para no dejar de lado sus obligaciones; con lo que la empleada pasa a convertirse en el tercer eslabón importante, en esta historia.
El pasado mes de enero, Meza fue acusada por Sarabia, de haber robado 7 mil dólares, en efectivo, de su casa. La sospechosa fue sometida al polígrafo, por parte de funcionarios de la policía y la Fiscalía, en el mismo Palacio de Nariño.
A finales de mayo, la exniñera declaró a la revista “Semana” que se sintió «secuestrada y amenazada» durante el interrogatorio de miembros del equipo de seguridad del presidente. Ello hizo que el suceso trascendiera los límites de lo privado y pasara a ser un problema que tocara la línea gubernamental.
Las consecuencias fueron inevitables, y el presidente Petro anunció la salida de Sarabia y Benedetti de su cuadro estratégico, mientras se realizan las investigaciones. Para ese momento, Petro declara: «este Gobierno no intercepta ilegalmente comunicaciones de magistrados, de jueces, de periodistas, de opositores”.
Al verse involucrado en todos estos supuestos abusos de poder, cometidos contra la niñera, Benedetti asegura que Sarabia le había pedido evitar la publicación de “Semana” porque temía que se supiera que en su casa había dinero en efectivo; y que ella le había pedido intervenir ilegalmente el teléfono de la niñera.
Posteriormente, en unos audios que dio a conocer la citada revista, Benedetti amenaza a Laura Sarabia, al expresar que todos se hundirían e irían presos, refiriéndose a la campaña de Petro.
Petro, por su parte, negó que su campaña recibiera dinero de personas ligadas al narcotráfico. «No se han aceptado chantajes sobre cargos públicos o contratos», aseveró el mandatario.
Posteriormente, Benedetti se retractó de sus declaraciones y dijo en una publicación de Twitter que “la ira y el licor” habían contribuido con sus arrebatos.
Son muchas las incógnitas, ¿cómo tenía Sarabia esa cantidad de dinero en efectivo en su hogar?, ¿quién efectivamente filtra toda la información a la prensa?, y ¿por qué se incurre de tal manera en un abuso de poder? Pero aquí no termina la historia.
La Fiscalía abrió una investigación y determinó que la línea telefónica de la niñera, Marelbys Meza, y otra empleada doméstica de Sarabia, había sido interceptada indebidamente por la policía. Luego, un coronel de la policía del equipo de seguridad presidencial, que era objeto de la investigación, fue hallado muerto en su automóvil, ante lo cual el mismo presidente Petro declaró que había sido un suicidio.
Otras funcionarias se suman a la lista de casos irregulares. Este 19 de julio se confirmó la renuncia de la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, quien se aparta del cargo por una denuncia de “El Tiempo”, sobre una salida irregular del país de su hijo menor, con destino a Europa, y por ser cuestionada al entregar cifras de macroeconomía aparentemente erradas, en un foro mundial.
Adicionalmente, María Isabel Urrutia, exministra del Deporte, sale el pasado 27 de febrero, por sus “actuaciones indelicadas con el presupuesto de la nación”, según lo publicó el mismo presidente en su cuenta Twitter.
Así pues, ya son alrededor de 14 los altos funcionarios que salen del gabinete de Petro, a casi un año de gobierno, por diferentes razones.
Familia expuesta al escarnio público
La familia presidencial también se ha visto involucrada en hechos turbios. El hijo del presidente fue acusado de recibir dinero de dudosa procedencia para la campaña de su padre. La fiscalía de Colombia investiga a Nicolás Petro y a Juan Fernando Petro, hijo y hermano del mandatario, quienes presuntamente también habrían recibido pago de convictos para ser beneficiados en las negociaciones de paz que haría el primer mandatario.
Aquí confluyen dos puntos clave para su desprestigio, ya que, por una parte, Petro siempre ha querido estar lejano a todo el tema de escándalos, y en este caso lo tocó muy de cerca porque es el hijo quien está siendo acusado, y, por otra parte, siempre ha tratado de desmarcarse del narcotráfico. Ha sido muy claro al decir que su gobierno no está dispuesto a otorgar beneficios criminales a cambio de sobornos.
Un polémico video protagonizado por la primera dama de Colombia, Verónica Alcocer, viene a engrosar la lista de escándalos. En el audiovisual se muestra a su esposa en una sesión de masajes con un paisaje nocturno en las playas de Cartagena, siendo atendida por el artista Adolfo Martínez Carrillo (Nerú).
Lo impactante de la situación es una frase que se difunde a través de la grabación donde ella afirma: “con marihuana se siente más rico”, haciendo referencia al masaje. Esto también revela una serie de cuestionamientos sobre supuestos contratos por grandes sumas, que estaría cobrando el artista a través de la oficina de Talento Humano de la Presidencia de la República.
Liderazgo de la región en juego
Si Petro quiere ser el líder de la izquierda, lo que menos puede hacer es acercarse a lo que ha venido haciendo el gobierno venezolano: dar impresiones de vínculos con el narcotráfico, por lo tanto, es un duro golpe a su liderazgo y desde ahí es que él intente mediar en Venezuela por la consolidación de elecciones.
Otro dato importante es que el liderazgo de izquierda regional lo tenían Fidel Castro y Hugo Chávez; luego del deceso de ambos hay una disputa entre los líderes latinoamericanos: Nicolás Maduro, Lula Da Silva, los Kirchner, Gabriel Boric y por supuesto Daniel Ortega, que quizás después de Maduro es quien tiene más acusaciones de violaciones de derechos humanos.
Los juicios políticos siempre son difíciles de consolidar, sobre todo en el Estado colombiano donde no existe ningún precedente en el que un presidente constitucional se destituya, sin embargo, los escándalos pueden crear las bases para la apertura de algún tipo de juicio que comprometa su posición y embestidura, sobre todo si se demuestra que Petro violó la ley durante su campaña electoral.
Lo que sí está claro es que esta crisis mediática ha logrado que Petro pierda puntos frente a los demás mandatarios de la región, especialmente porque es quien tiene más mérito académico. En palabras de Uribe “Petro es más peligroso que Chávez y Maduro porque es más inteligente”, en comparación con los demás mandatarios que enarbolan la bandera de la nueva izquierda.
Desde hace algún tiempo el mandatario viene denunciando que sus enemigos intentan un “golpe suave” lo que revela la factibilidad de un posible juicio y su salida, pero aún está lejana esta posibilidad. Mientras no rompa de ninguna forma el hilo constitucional y no vulnere los capitales de las grandes y acaudaladas familias que tienen el poder económico desde la Independencia, cumplirá con su periodo presidencial.
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