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¿Son efectivas las sanciones económicas para lograr cambios políticos?

Maykel Navas

A propósito de las sanciones a las que han sido sometidos algunos funcionarios del Gobierno venezolano y que han conllevado agravar la crisis económica del país, parece pertinente realizar una revisión de este tipo de medidas de presión internacional. Bajo qué contexto y a cuáles países les han sido aplicadas las sanciones; la variedad de medidas que existen, cuáles son las más frecuentes, y sus consecuencias políticas, económicas y sociales.

Por lo general, las sanciones, independientemente del ámbito al que vayan direccionadas, siempre tienen fines políticos y atacan directamente a la economía de los países sancionados. Como medidas de presión gubernamental buscan, más allá de castigar a individuos o gobiernos extranjeros, modificar conductas políticas y sociales de su blanco, en una o varias materias. Aunque son muchos los objetivos a los que apuntan, por simplificación, se pueden agrupar en tres grandes categorías: seguridad internacional o nacional, violaciones a los derechos humanos y respeto a derechos de marca o de intereses comerciales. 

Las acciones coercitivas en política internacional van en resguardo o restitución de variados intereses, que se pueden identificar de la siguiente forma:

En primer lugar, resguardar la seguridad nacional e internacional, para evitar posibles agresiones armadas o rechazar las ya consumadas por países rivales o elementos armados internos en países en conflicto. Es una de las más invocadas por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE) o países con un alto desarrollo militar y económico.

En ese sentido, se recuerdan las aplicadas a Irak después de invadir a Kuwait, el conflicto en los Balcanes, la invasión de la URSS a Afganistán, las sanciones aplicadas contra el régimen de Muamar Gadafi en Libia, el caso de Siria, entre otras. De igual forma, en oportunidades han sido implementadas para frenar el desarrollo de armas de destrucción masiva, como las impuestas a Corea del Norte, Irak e Irán y Cuba. 

El segundo aspecto hace referencia a combatir las violaciones a los derechos humanos, como las medidas aplicadas a Sudáfrica y Rodesia (hoy Zimbabue) por su política de apartheid. Así mismo se activan en apoyo a grupos opositores para cambiar regímenes políticos clasificados de autoritarios, casos de Cuba, Venezuela, Myanmar. También las ha habido para garantizar o establecer derechos laborales. Otros objetivos pueden contemplar detener daños ecológicos.

El tercer ámbito a destacar apunta a presionar las economías de naciones que no respetan los derechos de propiedad intelectual, violan acuerdos comerciales multilaterales, realizan dumping, entre otros. 

A partir de lo señalado, podemos inferir que los motivos que provocan las sanciones pueden ser variados (políticos, económicos, raciales, militares, comerciales, culturales), pero en la mayoría de los casos, y es necesario repetirlo, el objetivo de la medida es  “afectar el desenvolvimiento de la economía de los países sancionados”. 

Estas acciones coercitivas son clasificadas en sanciones primarias y secundarias:

-Las sanciones primarias afectan directamente a un Estado en varios órdenes de su desenvolvimiento interno, tratando de cambiar una situación conflictiva dada. Son implementadas por organismos multinacionales o por un país en particular. 

-Las sanciones secundarias atacan, por lo general, las relaciones comerciales, económicas y el intercambio internacional del país con terceros, ejemplo de ello, es la conocida Ley Helms-Burton de 1996; instrumento emitido por los Estados Unidos de Norteamérica que afecta penal y financieramente a las empresas norteamericanas que deseen establecer vínculos de negocios con el gobierno de Cuba.

Tipos de sanciones

Conocido lo anterior, debemos aclarar que estas medidas tienen distintos tipos de manifestaciones. Las medidas coercitivas más implementadas, las cuales difieren entre sí en objetivos y aplicación, son: el bloqueo, el boicot, el embargo y las sanciones inteligentes.

El bloqueo: este tipo de mecanismo de presión fue muy usado contra países de América durante el siglo XIX, por parte de potencias imperialistas mundiales y regionales, así ha sido aplicado en el siglo XX hasta hoy. Consiste en el cierre de las comunicaciones marítimas, terrestres y aéreas, con el fin de interrumpir la entrada y salida de varios productos o la totalidad del flujo comercial e industrial de la nación afectada. Puede ser implementado por un país, un grupo de ellos o por organismos supranacionales. Con este tipo de acción se busca desestabilizar la economía y provocar reacciones políticas al interior de la nación afectada. 

En el contexto de esta medida, entre los casos más conocidos tenemos el bloqueo continental de toda Europa occidental a los productos de Inglaterra en 1808, puesto en marcha por Napoleón Bonaparte. El aplicado a Venezuela en 1902, por cobro de deudas atrasadas de la nación caribeña; acción organizada por una coalición germano-inglesa y secundada por otros reinos europeos. Así también, en 1962 USA bloqueó a Cuba por aire y mar, en represalia por la instalación de misiles con capacidad nuclear proporcionados por la Unión Soviética a la isla, con la amenaza territorial y de seguridad nacional que implicaba para los Estados Unidos. A principios de la década de los noventa, y luego de la derrota militar iraquí frente a una coalición militar occidental liderada por Estados Unidos, a ese país le fue impuesto un amplio bloqueo con zonas de exclusión aérea, territorial y comercial.  

El boicot: es una medida de presión aplicada a los productos de exportación de un país o una determinada marca comercial. Para ello se alega explotación del trabajo infantil, daños a especies animales, violación de los derechos y condiciones laborales, vulneración del derecho de propiedad intelectual, dumping, entre otros. Puede ser puesto en marcha por una o más naciones, por organismos supranacionales, mundiales, continentales, regionales o grupos económicos.

Cabe recordar, el boicot que fue hecho efectivo contra la industria atunera mexicana por parte de USA, ante la presión de grupos de defensa y protección de los delfines. Igual medida, fue aplicada a los balones de fútbol cosidos por niños en Pakistán. Así mismo, se sancionó a la industria brasileña de hardware,  acusada de producir computadoras violando la propiedad intelectual de marcas comerciales, en la década de los ochenta.  

El embargo: a diferencia del anterior, lo que se impone con esta medida es la prohibición total o parcial de importar, comerciar, vender o realizar transacciones financieras. Este embargo puede ser total o parcial en materias designadas. Cuando el embargo es total se busca provocar una desestabilización económica y política del régimen afectado, como el aplicado a Irak en los años noventa, y a Rusia en la coyuntura actual. También puede ser parcial, con el fin de obligar a un sector de la producción nacional a modificar sus políticas de comercialización internacional, mejorar las relaciones laborales, etc.

Las sanciones inteligentes: son medidas desarrolladas y propuestas por Alemania, (específicamente por el proceso Bonn-Berlín 1999 y 2000) y utilizadas por la Unión Europea. Este mecanismo afecta a naciones involucradas en la compra de armamento, a funcionarios o empresarios ligados a regímenes acusados o responsables de actos contra los derechos humanos, narcotráfico y corrupción.  A las personas afectadas se les prohíbe viajar a Europa, realizar operaciones comerciales y financieras con los países miembros de la UE; incluye, además, el congelamiento de bienes materiales. 

Sanciones multilaterales y unilaterales

Todas las medidas vistas hasta ahora han tenido como entes responsables a organismos supranacionales, coalición de países y países particulares. Lo que les da características de ser multilaterales y unilaterales.

Se entiende por sanciones multilaterales las puestas en acción por organizaciones como las Naciones Unidas, Unión Europea, Organización de Estados Americanos (OEA), Unión Africana (UA), Liga Árabe, Organización Mundial de Comercio (OMC), entre otras. Todas las asociaciones mencionadas han impuesto sanciones coercitivas a otros países. A estos entes los mueven coincidencias de intereses, tanto permanentes como ocasionales, que los han llevado a tomar este tipo de represalias. 

La ONU como la institución que rige la diplomacia mundial lo ha establecido en el artículo 41 de su reglamento.  El Consejo de Seguridad puede adoptar medidas extraordinarias, no militares, que garanticen la seguridad internacional o regional de cualquier parte del mundo. Estas medidas han abarcado sanciones económicas, embargo de armas, prohibiciones de negociaciones financieras y comerciales a la economía en general o a productos en particular de los países afectados. 

Según datos publicados en su página web, desde 1966 hasta la fecha, la ONU por intermedio de su Consejo de Seguridad ha establecido treinta y un acuerdos sancionatorios a Rodesia, Sudáfrica, la ex Yugoslavia, Haití, Angola, Liberia, Eritrea/ Etiopía, Ruanda, Sierra Leona, Costa de Marfil, Irán, Somalia/Eritrea, ISIS (Da’esh) y Al-Qaida, Irak, la República Democrática del Congo, Sudán, el Líbano, la República Popular Democrática de Corea, Libia, Guinea-Bissau, la República Centroafricana,  Yemen, Sudán del Sur, Mali, y los talibanes.

En el caso de la Unión Europea, las sanciones pueden ir dirigidas a países miembros y no miembros, empresas o asociaciones de cualquier tipo, grupos u organizaciones políticas, terroristas o criminales y personas implicadas en terrorismo o actividades delictivas. Las restricciones adoptadas van desde la prohibición de intercambio comercial y financiero, limitación de viajes y negocios de representantes de los países sancionados. Las acciones de este tipo más destacables son las adoptadas contra Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y la más reciente contra Rusia luego de la anexión de la península de Crimea (2014) y la invasión a Ucrania en 2022. 

Las sanciones unilaterales son emprendidas por un país en contra de otra nación. Por lo general, se da así por la incapacidad de conseguir un consenso con otras naciones para una acción conjunta. Otro aspecto que influye en los países que toman este tipo de acciones es tener la convicción para arrogarse la facultad de impulsar modificaciones a otros países por su fortaleza militar, económica o influencia política.

En este sentido, Estados Unidos ha usado y abusado en el uso de las sanciones unilaterales contra otros países, organizaciones políticas, comerciales y económicas. Desde 1998 hasta el presente, USA ha ejecutado sanciones económicas, por lo menos, en ochenta oportunidades. En la mayoría ha sido contra países que consideran enemigos de su seguridad, otros, a los que han determinado como violadores de derechos fundamentales, pero, también, paradójicamente han sido sancionados países aliados por disputas comerciales como Canadá.  

Otras medidas del mismo corte han ido contra organizaciones acusadas de delitos en los tribunales norteamericanos. Las justificaciones argumentales para esta actitud van desde el resguardo comercial e industrial de productos norteamericanos, seguido por la seguridad nacional, protección de los derechos humanos, políticos y sociales, hasta la protección ambiental, promoción de la democracia, combate al terrorismo y al narcotráfico, proteccionismo industrial y comercial.

En el caso de Venezuela, las autoridades norteamericanas aseguran que las medidas van en contra de funcionarios violadores de los derechos políticos y humanos y no contra el país, ni sus habitantes. Entre las restricciones implementadas por el presidente Barack Obama en 2014, y ampliadas por el presidente Donald Trump, conseguimos congelación de activos y cuentas bancarias, prohibición de viajes de funcionarios a USA, así como la imposibilidad de realizar transacciones comerciales o bancarias. Por último, órdenes de captura a funcionarios estatales, empresarios y otros ciudadanos venezolanos acusados de delitos cometidos en perjuicio de los Estados Unidos.

Las restricciones van desde el boicot a la importación de productos del país sudamericano (petróleo principalmente) de compañías norteamericanas, así como el embargo de compras al exterior por parte del Estado venezolano, empresas privadas y particulares, congelación de activos, cuentas bancarias y de los beneficios generados por estos. 

De tal manera que las sanciones de carácter primario se convierten de hecho en sanciones de carácter secundario porque la Oficina de Control de Activos en el Exterior (OFAC – Office of Foreing Asset Control) dependiente del Departamento del Tesoro, entidad a cargo de supervisar y controlar lo relativo a la medidas coercitivas impuestas por los Estados Unidos, obstruye la posibilidad de comercializar a las empresas privadas con elementos integrantes del gobierno nacional o empresas del Estado venezolano. 

Para justificar tal prohibición, las autoridades alegan que el beneficio de esas transacciones puede enriquecer a los sancionados, lo que obliga a empresas norteamericanas, extranjeras y transnacionales que mantienen sede o recursos económicos en entidades bancarias o financieras con asentamiento en USA, a evitar tratos económicos con las autoridades nacionales para evitar infringir las restricciones operativas de la OFAC.

Resultados de las sanciones

¿Cuánta efectividad tienen o han tenido las sanciones económicas para lograr los cambios que se han propuesto?  A la luz de la historia y sus aplicaciones, se puede asegurar que ha sido muy pobre el resultado para tanto sacrificio impuesto a las poblaciones de esas naciones afectadas. 

El caso más exitoso fue el de Sudáfrica, después de mucho tiempo de ser impuestas, obligaron a la minoría blanca encabezada por el presidente Frederik de Klerk a liberar y luego entrar en conversaciones con Nelson Mandela, para darle fin al régimen de apartheid. Otras, poco o nada lograron. 

Por último, es importante resaltar que las sanciones económicas, del tipo que sean u objetivo impongan, siempre van a afectar al grueso de la población, a los más desfavorecidos. ¿Será un sacrificio necesario para lograr los cambios que se proponen esas sociedades? En todo caso, en países como Cuba que tiene más de sesenta años con restricciones económicas, no han logrado cambiar el sistema imperante y es la población la que padece las carencias y sus consecuencias generales. 

Algo similar se puede observar en Venezuela, mientras, el común de los habitantes de este país manifiesta haber perdido buena parte de su calidad de vida, al ver empobrecido su nivel social; la cúpula gobernante sigue con altos estándares de vida y evadiendo las sanciones económicas con triangulaciones comerciales que le garantizan el disfrute de su posición política.      

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