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2023: un año complicado en lo geopolítico

Tomada de Rtve.es

José G Castrillo (*)

 Desde la perspectiva geopolítica, podemos señalar que el año 2023 fue muy complejo . En tal sentido, destacan cuatro eventos/situaciones que han marcado el año por culminar: la continuación de la guerra en Ucrania; el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudí, por mediación de China; la tensión China-Estados Unidos; y la espiral de violencia Israel-Palestina, en la Franja de Gaza.

La continuidad de la guerra en Ucrania: conflicto que está en la víspera de cumplir dos años y en la actualidad luce estancado, porque ninguno de los bandos enfrentados ha logrado avances significativos. Se transitó de una guerra relámpago o de maniobras, a una guerra estática o de trincheras.

Rusia pasó de operaciones ofensivas a operaciones defensivas de sus ganancias territoriales, en el este de Ucrania, y esta pasó de acciones defensivas a operaciones de contraofensiva, para tratar de recuperar parte de su territorio en manos de Rusia.

Ucrania, a pesar de su voluntad de lucha y de la cuantiosa ayuda recibida de parte de sus aliados (Estados Unidos y la OTAN), no ha logrado ejecutar una contraofensiva que le haya permitido ganancias territoriales cruciales, que luego sean utilizadas para negociar una salida política con Rusia.

Rusia, a pesar de ser una potencia militar que cuenta con un gran ejército y equipamiento, debió dejar de lado su objetivo estratégico de tomar la capital de Ucrania, centrándose en el este de ese país.

Kiev, apuesta a que sus aliados sigan suministrándole apoyo militar, financiero e inteligencia para mantener su esfuerzo de guerra contra Rusia. Moscú apuesta a que su ventaja numérica se sienta en el campo de batalla-más hombres, más equipos-, además de esperar que los aliados de Ucrania, como los Estados Unidos y la Unión Europea, dadas sus lógicas políticas internas, dejen de apoyar a los ucranianos por el alto costo de ese apoyo y los presionen para que se sienten a negociar: paz y reconocimiento, cediendo territorio.

Irán y Arabia Saudí: las potencias chií y suní de Oriente Medio, adversarios tradicionales, acordaron reestablecer sus relaciones diplomáticas (rotas en el 2016), como producto de la mediación del Gobierno de China. La reanudación de estas relaciones puede ser un avance importante para rebajar las tensiones en esta estratégica región, a mediano plazo.

Sus diferencias son profundas, pero que haya habido voluntad de dar este paso, es muy significativo. China se anota un punto, como un actor global que puede mediar entre otros actores geoestratégicos, proyectando una imagen de generador de la paz y estabilidad regional y global.

La tensión China-Estados Unidos: esta tensión se mantuvo a lo largo de todo el año que culmina. China realizando ejercicios aéreo-navales cerca de la isla de Taiwán, elevando los temores de un conflicto en el mar de China meridional. Estados Unidos, suministrándole armas y recursos a Taiwán, isla que tiene un estatus especial (no es un Estado nación reconocido internacionalmente) y a la cual, China considera como parte de su Estado.

Sin embargo, paralelo a esas acciones que generaron tensión, los hilos diplomáticos entre ambas naciones se movieron para rebajarlas. Los respectivos cancilleres realizaron visitas oficiales a sus pares, y el 15 y 16 de noviembre hubo una reunión entre Biden y Xi Jinping, en la que se acordó trabajar conjuntamente en asuntos como el cambio climático y reestablecer una línea directa entre los presidentes y los ministerios de Defensa de ambas potencias.

Estados Unidos y China están enmarcados en una lógica de competencia sistémica, la primera como la potencia dominante y la segunda como la potencia emergente, y en esa lógica, cualquier evento o situación, puede desencadenar un conflicto directo de impredecibles consecuencias políticas y económicas, a nivel regional y global.

La espiral de violencia Israel –Palestina, en la Franja de Gaza: el mundo presenció con asombro los ataques del 07 de octubre del grupo militante Hamás, contra puestos militares y residencias civiles de israelíes (1.400 muertos, 5.000 heridos y 241 personas secuestradas) cercanos a la frontera de hormigón, que separa la Franja de Gaza del resto del territorio ocupado por Israel.

La respuesta militar de Israel no se hizo esperar y bajo un intenso fuego de artillería y ataque aéreos, ha machacado la ciudad de Gaza (15.000 muertos y cientos de miles de desplazados), además de realizar operaciones terrestres para destruir las redes de túneles utilizadas por Hamás, para moverse por Gaza, guardar equipos y protegerse de los ataques aéreos.

El odio y la guerra se han impuesto entre Israel-Palestina por más de 70 años, aupados hoy día por los bandos extremistas de cada lado: por Israel, los ultraortodoxos, y por el lado palestino, Hamás y otros grupos. Estos sectores/grupos se alimentan del miedo y el conflicto mutuo.

En el 2024 seguramente estos eventos /acontecimientos seguirán en el foco comunicacional global. Ojalá que sea en términos positivos: que los conflictos se resuelvan y el camino de la paz, en el marco de las diferencias, sea posible.

(*) Politólogo/Magister en Planificación del Desarrollo Global.

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