Destacado

El fenómeno Milei

Tomada de noticias.perfil.com

Maykel Navas

El gobierno de Javier Milei en Argentina ha generado una gran polémica, dentro y fuera de su país, debido a las medidas económicas que implementó en sus primeras dos semanas de gestión, a través de un DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia).

El presidente, que se define como liberal libertario o anarcocapitalista, ha devaluado la moneda más del 100%, ha reducido los subsidios a la energía y el transporte, suspendió la obra pública, inició la privatización de empresas y medios estatales, y ha anunciado el cierre del Banco Central. Estas medidas han tenido un fuerte impacto en la sociedad argentina, que ha visto aumentar la inflación, la pobreza, el desempleo y la conflictividad social.

En primer lugar, hay que señalar que Milei llegó al poder con el apoyo de un sector descontento con el gobierno anterior de Alberto Fernández, quien representaba la continuidad del peronismo y el kirchnerismo, denominados popularmente como los “K”. Milei se presentó como una alternativa radical, que prometía acabar con la corrupción, el populismo y el intervencionismo estatal. Su discurso agresivo y provocador le valió el respaldo de un electorado joven, cansado de la política tradicional y seducido por las ideas de libertad individual y responsabilidad personal. Fue apoyado en la segunda vuelta por el partido de Macri, “Juntos por el Cambio”.

Entre las medidas económicas que tomó Milei por decreto, se destaca la devaluación del peso argentino frente al dólar, que fijó a 800 pesos por unidad. Esta disposición buscaba beneficiar a los exportadores, especialmente al sector agropecuario, pero tuvo un efecto negativo en el poder adquisitivo de la población, que vio encarecer los productos importados, y los bienes y servicios dolarizados. Además, Milei mantuvo el cepo cambiario, que limita la compra de divisas por parte de los particulares, redujo la brecha entre el dólar oficial y el paralelo o «blue«, que se llegó a cotizar en más de 1000 pesos.

Otra medida polémica fue la reducción parcial de los subsidios a la energía y el transporte, que implicó un aumento de las tarifas de luz, gas y combustible, así como del boleto de colectivo, tren y subte. Estos aumentos afectaron directamente el bolsillo de los trabajadores y los sectores más vulnerables, que ya venían sufriendo los efectos de la inflación y la recesión. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación acumulada en lo que va del año supera el 150%, mientras que la pobreza alcanza al 45% de la población, heredada de la pasada gestión gubernamental.

La suspensión de la obra pública fue otra medida que generó rechazo y protestas por parte de los trabajadores del sector, que se quedaron sin empleo e indemnización. Milei argumentó que el Estado no tenía recursos ni financiamiento para continuar con las obras iniciadas por el gobierno anterior, y que estas debían ser realizadas por el sector privado. Sin embargo, tal decisión no solo afectó a los trabajadores directos e indirectos de la construcción, sino también a las comunidades que esperaban contar con mejoras en su infraestructura sanitaria, educativa y vial.

La privatización de empresas y medios públicos fue otra medida que despertó críticas y resistencia. Milei anunció su intención de vender YPF, Yacimientos Petrolíferos Fiscales; Aerolíneas Argentinas; Aysa, empresa encargada de proveer los servicios de agua y cloacas para Buenos Aires; el Banco de la Nación; la TV Pública, Radio Nacional y Télam, entre otras entidades estatales. Según el presidente, estas empresas eran ineficientes y deficitarias, y debían pasar a manos de los trabajadores o de inversores privados. Frente a esto, la Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina convocó a un paro general el próximo 24 de enero.

Finalmente, Milei anunció el cierre del Banco Central, que consideraba una entidad innecesaria e inflacionaria. Según el presidente, el Banco Central era el responsable de emitir moneda sin respaldo, de financiar el déficit fiscal y de manipular la tasa de interés. Por eso, propuso eliminarlo en un mediano plazo y dolarizar la economía argentina, siguiendo el ejemplo de Ecuador. Sin embargo, esta medida implicaría renunciar a la soberanía monetaria, depender de la política monetaria de Estados Unidos y perder la capacidad de regular la actividad económica.

Estas medidas económicas han tenido un fuerte impacto en la sociedad argentina, al desencadenar el aumento de la inflación, la pobreza, el desempleo y la conflictividad social. A pesar de ello, las encuestas arrojan que más del 50% de los argentinos aprueban la gestión de Milei, comprenden que el DNU abarca una serie de medidas necesarias para la estabilización económica, aunque implique sacrificios directos en cuanto a los precios de la canasta básica.

Ante este panorama, varios analistas políticos y económicos han cuestionado la viabilidad y la legitimidad del plan de Milei. Algunos lo han calificado como un «experimento neoliberal extremo», ya que nadie en la política argentina se había atrevido a tomar estas medidas antipopulares, pero sin duda necesarias. Otros lo han comparado con el «consenso de Washington», que en los años noventa aplicaron gobiernos como el de Carlos Menem, con resultados desastrosos. Otros más lo han asociado con el «shock doctrine” (estrategia que usan gobiernos de derecha en tiempos de crisis).

El fenómeno Milei se puede explicar desde el contexto pospandemia que vive la Argentina y el mundo, actualmente donde el ideal de libertad cobra vigencia frente a la visión del Estado “todopoderoso”. Por otra parte, Milei es un presidente que llega al poder como un outsider, es decir una figura no dibujada en los parámetros políticos tradicionales, ni vinculada a los partidos que históricamente han gobernado la Argentina, aunado a esto, su victoria cuantitativa se debe al respaldo de “Juntos por el cambio” que logró que en la segunda vuelta dejara por once (11) puntos al candidato kirchnerista, Sergio Massa.

Javier Milei se ha convertido en un fenómeno porque rompe con los paradigmas y el dogmatismo de la política en la región, ese mismo que en las campañas presidenciales ofrece bienestar y riqueza y que en su gestión solo incrementa la inflación y la pobreza. Es el único presidente en la historia que ha ganado una elección ofreciendo devaluación y sacrificio, de ahí que este fenómeno no solo se puede ver desde lo económico, sino desde lo cultural y social.

Ante este escenario, el gobierno de Milei se está enfrentando no solo a la casta política como él la denomina, sino a una forma de pensar y concebir la República desde los años del primer gobierno de Perón, hasta la actualidad, y por ende, existen opositores de todos los gremios: político, económico, académico y social, que no comparten su visión y el cambio tajante que está aplicando; lo que significa que su gobierno estará siempre lleno de marchas, paros, movilizaciones y obstáculos de todo tipo, en todas las áreas de la sociedad argentina.

En conclusión, el gobierno de Javier Milei, será un gobierno lleno de conflictos en diversas aristas, que representan un reto para la sociedad argentina, que tendrá que elegir entre transitar los próximos años en un sacrificio legitimado electoralmente, o vivir inmersa en situaciones de violencia social que conduzcan a escenarios parecidos a los que se vivieron en el año 2001 con el presidente Fernando de la Rúa. Por lo tanto, Argentina se encuentra en una encrucijada histórica y sus consecuencias determinarán su destino en este siglo.

Deja un comentario