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La crisis en la vida de las naciones

Tomada de Datos-Bo

José G Castrillo M (*)

 En la vida individual o colectiva una crisis denota una situación que es percibida como inaceptable o no deseada. Abordaremos la crisis desde la perspectiva colectiva, cuando afecta a un cuerpo social llamado nación.

La palabra crisis deriva del sustantivo griego krisis y del verbo krino, que tienen, entre otros, los siguientes significados vinculados entre sí: separar, hacer distinción, momento decisivo. En chino (mandarín) esta palabra está formada por dos caracteres Wei-Ji. “Wei” que significa peligro y “Ji” que significa oportunidad.

Podemos señalar, por tanto, que una crisis es un punto de inflexión, un momento decisivo, de peligro y oportunidad, un estado temporal de agitación, trastorno o desorganización en la que se sumerge una nación, por la interacción de un conjunto de variables políticas, económicas y sociales, que alteran la forma de vida colectiva dominante y deseable.

La mayoría de las crisis suelen ser la culminación de una serie de cambios evolutivos que se prolongan en el tiempo, sin que los actores de poder, responsables de gestionarlas, actúen a tiempo. Las crisis generan incertidumbre, volatilidad y conflicto entre los decisores políticos y los actores sociales que se ven afectados por ellas.

Cuando éstas se presentan el orden político, económico y social dominante se reciente, porque los problemas que expresan el malestar, implican mucha presión para que sean resueltos por el sistema político. Y si no los resuelven, su legitimidad se verá menoscabada con el paso del tiempo.

La resolución de las crisis nacionales, a lo largo de la historia, se enfrentan o abordan mediante dos vías: una revolución violenta o bien un proceso pacífico y consensuado entre todos los actores de poder, que dejan sus diferencias para gestionar la situación problemática, considerando el bien común como fin último.

Un shock interno (violencia política, alta inflación, aumento de la pobreza, una sequía) o externo (una invasión, la caída del precio del principal producto de exportación) causan malestar social y este se convierte en una crisis que amenaza el orden existente, si no se toman las medidas necesarias para reducir su impacto y transformar la situación, en forma positiva.

Cuando el sistema político no gestiona de forma eficiente un malestar colectivo que se hace crisis existencial, la gobernabilidad del orden dominante estará amenazada. Para superar cualquier crisis, lo primero que ha de hacerse, por parte de los actores de poder, es reconocer que se está frente a una crisis; aceptar la responsabilidad y el compromiso de emprender cambios, en vez de limitarse a echar la culpa a otros y quedarse en el victimismo; ser pacientes y reconocer que es probable que las primeras soluciones aplicadas no funcionen y que serán necesarios intentos sucesivos; y particularmente, reconocer que hay que buscar el mayor apoyo para enfrentarla con éxito. 

Ello pasa por abrir un diálogo sincero y responsable con todos los actores sociales que puedan aportar su granito de arena para resolverla. El consenso amplio reconociendo la composición plural de la sociedad, es condición fundamental para gestionar la crisis que afecta a la colectividad, nación o estado.

Las naciones en su desarrollo político evolutivo, entendiendo por tal, los cambios que experimentan sus instituciones políticas a lo largo del tiempo, no están exentas de crisis. La decadencia política de una nación, vista como el proceso por el cual una elite-política, económica o social se apropia del Estado para sus fines particulares (su facción o partido), es la primar causa de las crisis colectivas. Entre los factores que desembocan en esa decadencia, resaltan dos:

  1. La rigidez de las instituciones políticas: cuando las instituciones no se adaptan a los cambios y a las nuevas demandas de los diversos actores sociales que conforman la sociedad.
  2. La repatrimonialización del Estado/gobierno: cuando las élites toman el poder político para su beneficio particular.

Las crisis nacionales por causas políticas, económicas o sociales, por eventos internos o externos, son grandes oportunidades, que las sociedades y su liderazgo político, con una visión realista y pragmática, deben aprovechar para superarlas y crear condiciones para un cambio no violento, inclusivo y viable, en términos políticos. Se requiere de parte del liderazgo nacional, voluntad de cambio y el carácter para mantener las acciones, estrategias y políticas que permitan superar la crisis, manteniendo la gobernabilidad y el orden social.

 Las crisis pueden y deben utilizarse como una fuerza movilizadora, como un instrumento que abre oportunidades de cambio que no existían antes. En las crisis están plantadas las semillas del cambio y la historia de la humanidad, como comunidad imaginada, ha venido sufriendo cambios progresivos, producto de ellas.

Hay momentos en la historia de las naciones en que el liderazgo debe decidir sí se arriesga a emprender caminos nuevos para resolver los problemas fundamentales que señalan la presencia de una crisis, o dejarse llevar por ella y ser devorados en términos colectivos.

(*) Politólogo/Magister en Planificación del Desarrollo Global

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