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Panorama gris y camino rocoso marcan la ruta de la elección presidencial

Photo by Manaure Quintero/Getty Images

Con la negativa del chavismo para facilitar la habilitación y participación de María Corina Machado en la elección presidencial de este año, el espectro de la división en la oposición y el abstencionismo empieza a mostrar su rostro

Héctor Antolínez

En un país plenamente democrático, pocas cosas serían tan normales como una elección presidencial entre el gobierno de turno y algún aspirante opositor. En Venezuela esto no ocurre. De hecho, la principal referente de la oposición venezolana, María Corina Machado, al parecer, de acuerdo a lo que han explicado autoridades del gobierno chavista, no podrá retar a Nicolás Maduro en las urnas.

La decisión del Tribunal Supremo de Justicia, emitida a través de su Sala Político Administrativa, de mantener firme la inhabilitación política contra Machado es algo que perturba una ruta electoral que, en otras circunstancias sería sencilla de transitar. ¿Se revertirá esta decisión?, ¿qué pasará si llegamos a la elección y Machado no es candidata?, ¿habrá un sustituto?, ¿intentará la oposición boicotear los comicios?, todas estas son preguntas obligatorias pero difíciles de responder.

“Los escenarios no son precisamente optimistas, la situación es compleja y con mucha incertidumbre”, explicó el politólogo Fernando Spiritto en torno a esta materia. Agregó que “lo más probable es que María Corina Machado no vaya a ser candidata”, esto a pesar del costo político y diplomático que podría traer para el gobierno de Maduro.

“El escenario más probable es que no se le permita inscribirse y que por ese motivo la Plataforma Unitaria tenga que buscar candidatos alternativos”, sentenció.

Fragmentación y abstención

A juicio de Spiritto las incertidumbres en torno al próximo paso que se debería tomar podrían llevar a la oposición a un escenario de fragmentación, uno que se podría agravar si al final Machado no puede participar y no se genera un consenso en torno a un reemplazo.

“María Corina Machado facilitó cierto nivel de unidad gracias al contundente triunfo que obtuvo en la Primaria. Sin embargo, lo que podemos ver en la oposición, al menos desde 2015, es el virus político de la fragmentación que viene incluso desde antes”, explicó Spiritto quien también afirmó que lo más seguro es que veamos una lista con varios candidatos que se identifiquen como opositores.

Sin embargo, a su juicio, este no sería el principal riesgo, ya que mantiene que el liderazgo de Machado acompañado con una estructura de protección del voto y el apoyo de la Plataforma Unitaria, haría viable cualquier candidatura, sea la de ella o la de alguien más. Para él, el verdadero problema es la abstención.

“El no ir a las elecciones, que la oposición decida no ir (…) es un camino que ya se recorrió sin éxito. El camino de la abstención ya lo recorrimos sin éxito. Lo que podría generar una derrota para la oposición más que la fragmentación de los candidatos es la tendencia a la abstención, es ahí donde la oposición tiene que, con o sin Machado, hacer énfasis, hay que sacar a la gente a votar junto con una maquinaria efectiva para proteger al voto”, comentó.

Un peor escenario que en 2018

En el 2018 Nicolás Maduro compitió en elecciones presidenciales contra varios candidatos, solo dos de estos vale la pena que sean mencionados: Javier Bertucci y Henri Falcón. Esa elección se vieron dos cosas: A Maduro salir victorioso, y un amplio desconocimiento de la comunidad internacional ante un proceso que tacharon como injusto.

El politólogo Enderson Sequera opina que Venezuela no estaría caminando a la reedición de ese escenario, y más bien avanza hacia uno que podría ser “peor”.

“Una elección presidencial adelantada, sin condiciones de integridad electoral, amenaza con repetir un escenario aún peor que el de 2018. ¿Por qué peor? En 2018, la comunidad internacional tenía una voluntad diferente de presionar al Gobierno. En efecto, así ocurrió con el masivo desconocimiento a la elección de Maduro en mayo de 2018, lo que fue el origen del gobierno encargado de Juan Guaidó. En esta oportunidad el escenario es diferente” explicó Sequera.

De acuerdo con su lectura, luego de un período de máximas presiones y sanciones, el interés de la comunidad internacional es más pragmático y menos idealista, ya que busca “una salida elegante al caso venezolano”.

“La comunidad internacional quiere una salida elegante que, no necesariamente, implica recuperar la democracia en el país. El continente desea que en Venezuela haya una presidencia ‘legal’, o que pueda venderse como tal cosa. Poco importa si es Maduro u otro aspirante el que ejerce el cargo”, explicó.

Más allá de los comunicados emitidos por diversos gobiernos de América condenando la inhabilitación de María Corina Machado, es poco lo que pareciera que va a ocurrir tras la decisión del TSJ. Sequera comentó que el Gobierno tras la Primaria del 2023, vio por primera vez reflejado en elecciones el peso del descontento contra Maduro y el poder de una “mayoría silenciosa que está esperando una oportunidad de expresarse contra el chavismo a bajo costo”.

Sin presiones y con el chavismo poco dispuesto a arriesgar su continuidad, para Sequera lo más probable, en este momento, es que Machado permanezca inhabilitada. “El chavismo permitió la Primaria porque pensó que sería un fracaso organizativo. Subestimaron a la gente. No veo al chavismo cometiendo ese error dos veces”.

Todo esto nos lleva entonces a preguntarnos: ¿cuál es el escenario electoral que le espera al país este año? Sequera fue tajante y descriptivo en su respuesta.

“Una elección sin las más mínimas condiciones de integridad electoral, con varios contendientes de la oposición cooptada, con la cancha totalmente inclinada para favorecer al Gobierno, un chavismo con más recursos provenientes del levantamiento temporal y parcial de las sanciones, y donde se vuelva a imponer Nicolás Maduro por seis años más”.

Esta lectura, por pesimista que es, es la misma que Fernando Spiritto hizo sobre la situación política venezolana: “yo no veo unas elecciones competitivas para este año, especialmente si la fecha se adelanta de forma considerable no habrá tiempo para nada (…) No se habla de los acuerdos de Barbados, de abrir el Registro Electoral, de observadores electorales, tampoco de la regulación de propaganda y el acceso a medios. Si la fecha se adelanta, estas cosas van a quedar por fuera y no habrá tiempo para garantías”, sentenció.

Con el final de enero, y la amenaza de elecciones adelantadas para mayo, junio o julio, parece que no hay nada que pueda hacer cambiar de opinión a la administración de Nicolás Maduro en torno al tipo de elecciones que quiere. Las amenazas de nuevas sanciones no lo ha hecho, y el beneficio del levantamiento de las ya existentes tampoco lo hizo. Parece entonces inevitable que Venezuela dé otro paso más para alejarse de una salida democrática a la crisis política.

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