
Tomada de Global Strategy
Rafael Quiñones
La ciudadanía venezolana lo pide con unanimidad: unión entre los factores políticos que hacen vida en la oposición venezolana. Nada que pueda ser más sensato y que está sobradamente en derecho de exigir a sus políticos ¿Cuál es el problema? No puede haber unión entre factores políticos cuando sus objetivos son diferentes. Por un lado, tenemos un sector de la oposición que quiere usar las elecciones presidenciales de este año 2024 para generar un proceso de transición política en el país (o al menos lo que los transitólogos políticos llaman liberalización política, paso previo a la democratización de una sociedad y su consolidación democrática). Por otro lado, tenemos un sector de la oposición que ni siquiera tiene el objetivo de ganar las elecciones, sino participar para estabilizar el actual status quo político que gobierna, a cambio de la vacua promesa de salvaguardar un espacio político que permita la transición política del país en el mediano y largo plazo.
Objetivos diferentes lógicamente llevan a estrategias diferentes y por lo tanto anulan la capacidad de unión de los factores políticos. Una parte del liderazgo de la oposición celebró primarias para escoger a su abanderado electoral. Cuando este no fue aceptado por el sistema electoral controlado por el régimen, procedió a elegir por consenso a un liderazgo de reemplazo que tampoco fue aceptado por el sistema (a pesar que las leyes electorales no señalaban que no se le pudiera permitir), hasta llegar a un candidato que por los momentos aún no ha sido anulado. Por otra parte, el otro sector de la oposición, sin consultar a los otros factores que adversan al régimen, contando con el visto bueno del gobierno, pudo inscribirse casi en la clandestinidad. La ciudadanía, en su derecho, quiere que ambos bloques de la oposición lleguen a acuerdos para presentar un frente común para las elecciones de julio de este año.
Pero esta resolución no se resuelve sólo hablando porque nacen de tener objetivos y estrategias radicalmente diferentes. Se le trata tanto de chantajear a la ciudadanía como a las élites políticas de que deben aceptar la falta de condiciones electorales (entre ellas, la posibilidad de que la misma oposición escoja su candidato) o abstenerse, cuando en verdad el dilema es construir tanto desde la ciudadanía como desde las élites políticas de la oposición las condiciones políticas y electorales para ganar, o dejar que el régimen junto con sus cómplices impongan sus condiciones.
“¡Pero si votamos en masa, no hay trampa que valga!”. Damas y caballeros, ¡eso es mentira! Existen regímenes autoritarios actualmente en el mundo que no sólo celebran elecciones con regularidad, sino que permiten que existan partidos diferentes al del oficialismo ¿Problema? La institucionalidad electoral en ese país no es democrática, empezando por ser anulados políticamente los opositores que realmente quieren un cambio de sistema y pueden ganar una elección. Junto con eso procesos hay una infinidad de irregularidades como partidos no oficialistas cooptados por el gobierno para perder; falta de transparencia en el conteo de votos y el uso de fondos públicos para objetivos electorales del gobierno, entre otros que anulan cualquier posibilidad de cambio político a través del sufragio. La gente en países como Rusia, Bielorrusia, Birmania y Nicaragua, vota en masa por sus candidatos de oposición, pero al no haber una institucionalidad electoral independiente del régimen autocrático de turno, nunca hay relevo de poder.
“¿Pero en dictadura, solo se puede jugar con las reglas del régimen?”. Suena bien, si es que el régimen cumpliera sus propias reglas, cuando en el caso venezolano es el primero que las viola constantemente y no tiene pudor en reinventarlas para la oposición, no para ellos. El gran dilema es que incluso ante una legislación electoral promulgada por el régimen, lo mínimo que se necesita es que la obedezca, cosa que generalmente las autocracias no hacen. Eso nos lleva a que se tenga como objetivo crear mecanismos que permitan una reglamentación mínimamente justa para competir electoralmente y a su vez se respete los resultados.
“¿Cómo vas a obligar a una autocracia a obedecer normas, de lo contrario no sería una autocracia?”. No jugando de acuerdo con sus intereses. Obviamente si hay candidatos que el régimen no permite competir y otros sí, los segundos no sólo no van a ganar, sino no construirán estrategias para crear condiciones que posibiliten esa victoria. ¿Cómo se construye esas condiciones? Combinación entre presión política interna y externa ¿Hay ejemplos de eso? Por supuesto.
El plebiscito de 1988 en Chile, en donde se decidía si el dictador Augusto Pinochet dejaba el poder o se quedaba por otro “período presidencial”, contó con un fuerte entramado de mecanismos de presiones locales e internacionales para que la legislación electoral, promulgada por la dictadura, no sólo fuera mínimamente aceptable, sino que no se violara por parte del régimen. La construcción de esa presión, tanto de la comunidad internacional como de la Concertación chilena, evitó que cuando Pinochet quiso desconocer el triunfo del “NO”, no lo pudiera hacer. Eso fue el comienzo del acelerado proceso de la transición a la democracia en Chile.
Otro ejemplo, la Polonia comunista. Lech Walesa en 1980 constituyó el sindicato independiente al gobierno “Solidaridad” y no decidió que el mismo se plegara a los sindicatos oficialistas y los partidos cooptados por el régimen. Los miembros de Solidaridad fueron acosados, hechos presos, su organización ilegalizada y perseguida. Pero al mismo tiempo, Solidaridad llamó a la protesta callejera y las huelgas generales junto con la ayuda de la presión internacional, hasta que el régimen acorralado, celebró un conjunto de reuniones llamadas Mesa Redonda en 1989, donde Solidaridad fue legalizado como sindicato y partido, y se dieron condiciones MÍNIMAS para unas elecciones libres que Solidaridad ganó y posibilitaron la transición democrática en Polonia. Otros casos a tomar en cuenta son las elecciones en Uruguay de Sanguinetti en 1988 frente a la dictadura militar de ese momento; la elección de Héctor José Campora en 1977 frente a la dictadura de la Revolución Libertadora; o las elecciones sudafricanas de 1994 donde resultó electo Nelson Mandela, entre muchos otros.
No es cuestión de copiar al carbón algunos de estos casos, sino sacar lecciones de estrategia y rescatar el espíritu de que en una elección el gobierno no está sujeto a obedecer normas, se le obligue a hacerlo y que las mismas garanticen unos procesos electorales mínimamente competitivos. Desde la ciudadanía se puede ejercer la presión sobre los liderazgos políticos para tomar las decisiones correctas y a su vez protestar cívicamente contra el régimen. Por parte de las élites políticas de la oposición, la tarea es dialogar con el gobierno: si no acepta celebrar elecciones con unas condiciones mínimamente libres, arreciará la presión internacional, ya sea desde los gobiernos de la región al no reconocer su gobierno, como desde el restablecimiento de las sanciones económicas.
Y si esos elementos no son incentivos para la cúpula del régimen, habrá que dirigir esas presiones a los elementos de la coalición que lo mantiene en el poder, que serán más afectados por esas medidas. Esos elementos no son los más beneficiados por el actual status quo, y tienen disposición para una transición y régimen democrático en donde tendrán un espacio político para competir y alcanzar el poder. Repitamos, es falso el dilema de que aceptamos las condiciones del régimen o nos abstenemos; el real dilema es construir las condiciones políticas para ganar o dejamos al régimen que, con sus cómplices, nos impongan sus condiciones para perder.
Anexos:

Instituciones electorales democráticas en Rusia según Freedom House: 0/12.

Instituciones electorales democráticas en Bielorrusia según Freedom House: 0/12.

Instituciones electorales democráticas en Nicaragua según Freedom House: 0/12.

Instituciones electorales democráticas en Venezuela según Freedom House: 0/12.
Fuente: https://ourworldindata.org/grapher/democratic-electoral-institutions-fh?country=~VEN
Categorías:Destacado, Opinión y análisis





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