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Las prioridades de la Elección

A menos de dos meses para la elección presidencial, la oposición tiene un conjunto de retos organizativos y logísticos para la movilización y defensa del voto en los centros electorales. Pero también le corresponde evaluar y tener respuestas para cada uno de los escenarios que pudieran surgir antes, durante y después del proceso; e incluso gestionar la estrategia ante una comunidad internacional que podría no comprometerse y “guardar prudencia”, a pesar de los riesgos de una nueva ola migratoria y mayor inestabilidad regional

Benigno Alarcón Deza

Faltando apenas siete semanas para la elección presidencial resulta ineludible hacer una revisión exhaustiva de cuáles son las variables a las cuales la oposición debe hacer mayor seguimiento debido al impacto que pueden tener en el resultado final. Algunas de ellas, muy importantes y definitivas, son la organización, la movilización, la logística, la imagen del candidato, Edmundo González Urrutia (EGU), el mensaje y liderazgo de María Corina Machado (MCM) y, particularmente, la fortaleza de la cohesión y el compromiso de quienes conforman la Plataforma Unitaria Democrática; pero también es de suma relevancia el apoyo y compromiso de la comunidad internacional democrática.

En un proceso electoral tan difícil, lleno de obstáculos, donde se impidió la postulación de la candidata opositora que ganó la elección primaria, y posteriormente se hizo lo propio con su sustituta; donde el Registro Electoral (RE) se abrió tardíamente, con pocos centros de atención de los potenciales electores, tanto dentro como fuera del país, dejando sin la posibilidad de ejercer su derecho al voto a millones de ciudadanos; donde además se impide el libre tránsito de María Corina Machado y se sanciona a quienes le acompañan o le reciben; y por si fuera poco, se retiró la invitación a la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea. Es indispensable para el Comando con Venezuela y la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) afinar la estrategia día a día para hacer los ajustes necesarios en función de lograr el objetivo deseado, que es una transición democrática en Venezuela.

Uno de los aspectos donde se debe trabajar insistentemente es en la defensa del voto y la movilización de la ciudadanía. Actualmente el comando espera contar con dos personas (coordinadores) por centro de votación, lo cual para unos 15 mil centros sumaría unas 31 mil personas; así como con un mínimo de unos 50 mil testigos en unas 48.700 mesas.

Lo político y lo social

Otro de los aspectos que se debe monitorear es si el apoyo espontáneo y movilización que genera MCM se va a mantener o puede canalizarse con cierta presencia electoral, así como la respuesta de la gente ante una situación de posible fraude.

Hay que revisar cómo la emocionalidad de la esperanza puede cambiar. En los últimos días, el gobierno ha intentado generar una matriz de opinión diferente, presentando encuestas de firmas, algunas desconocidas y otras conocidas por sus sesgos y desaciertos, que aseguran que Maduro está arriba. Asimismo, se han producido algunas matrices de opinión falsas relacionadas con la ausencia de testigos en las mesas, el distanciamiento de MCM y el candidato Edmundo González Urrutia, y supuestos conflictos dentro de la oposición que juegan a sembrar la idea de que se puede perder la elección por culpa de la propia oposición y buscan promover la desesperanza y aumentar la abstención. De esta forma, el gobierno está jugando a generar la percepción de que puede ganar por paliza para desmontar la épica libertaria de un cambio democrático. Pero la realidad, hoy en día, es que la sociedad venezolana sigue enrumbada hacia un cambio político y es difícil cambiar esta tendencia a menos de dos meses de la elección, y mucho más difícil esperar a que la gente, llegado el día de la elección, tolere que le roben la esperanza si le imponen un resultado distinto al se verá en el conteo de las urnas de votación.

Otro aspecto interesante es montarse en los diferentes escenarios: con triunfo del gobierno y de la oposición. Hay quienes pregonan que si Maduro gana la elección no es malo porque todo estará mejor, aseguran que la economía crecerá porque van a venir nuevas inversiones y aumentará la producción petrolera. Pero la realidad apunta a que sin elecciones creíbles no habrá legitimidad para el gobierno; sin legitimidad no habrá confianza; sin confianza no habrá nuevas inversiones: y con ello, irremediablemente, se profundizará la crisis económica y de los servicios.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que si gana la oposición, y Maduro lo admite, la transferencia del mando al nuevo presidente no ocurrirá hasta enero. Habrá que ver cuál será el comportamiento de los ciudadanos que estarán en período de espera, en el que el gobierno intentará todo para complicar la situación, pero en el que también habrá presión para anticipar su salida porque la gente no puede pedirle al nuevo gobierno que ganó que produzca cambios. Explorar el sentimiento durante ese período, que será inestable, donde el gobierno que perdió no sale, el que ganó no entra y al llegar no puede hacer de inmediato todo lo que se necesita porque tendrá las arcas vacías y una Asamblea Nacional en contra, que habrá que derrotar en las elecciones de 2025.

La observación internacional

Con respecto al ámbito internacional, resulta muy preocupante el anuncio de los gobiernos de Brasil y de Colombia, de que no enviarán misiones de observación electoral en los mismos días en los que el gobierno venezolano retiró la invitación a la Unión Europea. Cabe recordar que los dos gobiernos vecinos fueron testigos de la firma del Acuerdo de Barbados; ambos manifestaron su preocupación y críticas ante las trabas impuestas por parte del gobierno venezolano para inscribir la candidatura opositora, han sido reiteradas sus referencias a la importancia de la observación electoral internacional y en abril, apoyaron un plebiscito sobre garantías políticas para facilitar la transición, en palabras del canciller de Colombia.

Entre otros temores puede también estar el de la observación de una elección que no se pueda considerar como legítima y por ello preferir no estar presentes con misiones propias sino, como ha asomado el canciller de Colombia, con modos más informales de veeduría a través de algunas personalidades.

En conclusión…

La organización es muy necesaria para contar con los testigos en la mayor cantidad de mesas posible, que puedan ser contactados rápidamente y estén debidamente preparados para la defensa del voto. Asimismo, corresponde también analizar y preparar respuestas a cada uno de los posibles escenarios que pudieran surgir si el gobierno decide sacar a la oposición de la elección o si se produce un fraude electoral, así como aquellos en los que la oposición gana y se le reconoce el triunfo y se inicia el largo periplo hasta la fecha de la toma de posesión: el 10 de enero de 2025.

Deben tenerse presentes, así mismo, los mensajes que el gobierno pudiera estar mandando para tratar de estimular la abstención, como aquellos donde se publican encuestas de empresas desconocidas que aseguran que Maduro gana con gran ventaja.

Por otra parte, es indispensable para la PUD y MCM buscar caminos para comunicar a la comunidad internacional los peligros que se enfrentan y la forma en que pueden ayudar para tratar de revertir decisiones como las anunciadas por Colombia y Brasil, en cuanto a no enviar expertos que observen la elección en nuestro país. Insistir en que se presione por la presencia y despliegue de la observación electoral europea, lo que es prioritario, aunque reconociendo que ya no sería posible un proceso de observación que cumpla con todos los protocolos de evaluación del ciclo electoral.

El compromiso de la comunidad internacional con la celebración de elecciones libres y el reconocimiento de resultados en Venezuela es un factor esencial para lograr una transición democrática en en el país que, de no lograrse, se traducirá en una mayor autocratización del régimen venezolano y mayor deterioro de la situación política y social interna, con consecuencias que van desde un aumento de la migración y dinámicas que inciden negativamente en la vida de países vecinos.

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