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Con una campaña que no despega el chavismo empieza a mirar otras estrategias

AP Foto/Matias Delacroix

Potenciar la atomización del voto opositor, generar incertidumbre sobre supuestos hechos de violencia, y la ausencia de publicidad del evento electoral, llevan a pensar que el chavismo buscar generar una baja participación para al menos garantizar ser competitivo el 28 de julio

Héctor Antolínez

El “hasta el final” de María Corina Machado, y ahora de Edmundo González Urrutia, es un eslogan que ya cumplió más de un año en el imaginario colectivo del venezolano. En contraste y a menos de un mes para la elección presidencial del 28 de julio, al chavismo no solo le falta un eslogan, le falta el mensaje central de la campaña.

Detrás de un amplio despliegue coordinado en redes sociales que incluye anuncios en videos cargados de desinformación sobre González Urrutia, y etiquetas sin interacciones que solo impulsan cuentas de organismos públicos, la realidad es clara: esta es una de las peores, o quizás la peor, campaña electoral en la historia del chavismo.

A este hecho palpable se le suma otro: María Corina Machado en comparación se ha convertido en un fenómeno comunicacional que no está contenido en el este de Caracas, sino que activamente está recorriendo el país, sus ciudades y pueblos.

Esto ha llevado al chavismo a replantearse de forma implícita ciertas estrategias que puso en marcha para la elección presidencial. La atomización del voto opositor con varios nombres distintos al de Nicolás Maduro no ha servido y tampoco parece estar funcionando su estructura, algo que se reflejó con una baja participación en el simulacro, evento que históricamente el Gran Polo Patriótico ha usado para “aceitar su maquinaria”.

El antes y el ahora

En eventos electorales anteriores el chavismo hacía uso eficiente del aparato comunicacional del Estado. Llamados permanentes y cuñas del CNE eran la norma, y eventos como el simulacro eran antecedidos por decenas de declaraciones a los medios llamando a la gente a participar, mientras se vendía cada vez más al órgano comicial y al sistema electoral como “el mejor del mundo”. Para esta elección la historia es otra.

Un silencio total sobre eventos electorales como auditorías, la jornada de actualización de datos, e inclusive la ubicación de los puntos para el simulacro, son la nueva realidad de estos comicios.

Buscando una explicación sobre este cambio, el politólogo Fernando Spiritto asoma una teoría: dada la cercanía tan clara entre el nuevo CNE y el chavismo, “un elogio” o la publicidad constante al proceso “levantaría más sospechas”.

“El CNE hoy es más que nunca una herramienta de la gestión política del Gobierno. Si repasamos medidas como el rechazo a la presencia de la Unión Europea y las declaraciones del rector Delpino, queda en evidencia eso, que el señor Amoroso está actuando como un operador del Gobierno y eso hace que alabar al CNE sea sospechoso y ratifique que ese organismo es una herramienta”, comentó.

Spiritto también se atrevió a teorizar sobre el silencio en torno a la elección de julio, es decir, sobre la falta de cuñas institucionales que llaman a la población general a votar. Para él, el punto clave está en la derrota del chavismo en “la batalla de la opinión pública”.

“El chavismo está perdiendo esa batalla. Los números en las encuestas no le favorecen, prácticamente están 2 a 1 a favor de Edmundo González. El poder institucional del Gobierno y del CNE ya no es suficiente, les falla el clientelismo, la gente está muy disgustada”, explicó.

El politólogo señala que entonces el chavismo al no poder mover a su base electoral ha empezado a optar por buscar, a través de la represión, la abstención dentro de los sectores opositores, lo único que evitaría una derrota asegurada en las urnas electorales.

“La abstención favorece al gobierno porque todos los números indican que están en minoría y lo peor para ellos es que el pueblo opositor va a salir a votar masivamente, es para ellos el peor escenario posible. Por lo tanto suena muy lógico que el chavismo estimule la abstención en el sector opositor mientras que estimula la participación en el sector oficialista con el 1×10, que está en todos los discursos del gobierno”, explicó Spiritto.

Una decisión difícil y un tiempo que se acaba

El panorama no es el mejor para un chavismo que parece enrumbarse a una derrota electoral. Sin embargo, otro politólogo, Enderson Sequera, destaca una realidad que no se puede negar, hoy por hoy el chavismo sigue manteniendo el control del Estado y eso le da cierto grado de maniobra.

“El gobierno ha mantenido silencio en torno a la elección porque buscan promover la abstención, no tiene interés en promover el voto y eso nos lleva a un tema, que es que todavía no sabemos ciertamente si vamos o no a tener una elección el 28 de julio”, comentó Sequera.

Para el politólogo la ausencia de atomización en el voto opositor y la poca base de votantes que le queda al chavismo, lo deja casi sin oportunidades de lograr una victoria legítima el 28 de julio, es por ese motivo que él no descarta que la salida pudiera estar en un aplazamiento o cancelación de la elección.

“El chavismo tiene una variedad de opciones para no llegar al 28 de julio, podría suspender las elecciones, tiene la carta de Guyana y el Esequibo, y otras más, el problema es que ninguna de esas opciones es buena”.

Sequera explica que suspender las elecciones o “buscar la forma de anular o prohibir la candidatura de Edmundo González Urrutia”, podrían ser una salida para el chavismo, pero que en la actualidad, con la fuerza que el liderazgo de María Corina Machado ha acumulado, y lo poco que falta para la elección, todo entra en un territorio poco deseable para Maduro.

“El problema que tiene el chavismo es que a medida que avanzan los días, estas decisiones que estaría dispuesto a tomar entran más y más en lo que podríamos llamar como un área gris, un área que existe fuera del control del Gobierno, en la que ellos no saben qué podría pasar. Es algo arriesgado y se hace más riesgoso cada día que pasa”, sostuvo.

Independientemente de lo que termine ocurriendo de acá hasta el 28 de julio, lo cierto es que cada vez son más los incentivos que tiene la oposición para mantenerse en la ruta electoral y menos las oportunidades que parece tener el chavismo para lograr una victoria legítima en la elección. Como suele ocurrir en la política, los cálculos que las fuerzas hagan definirán sus rutas de acción.  

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