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¿El TPS,  ayuda fatal?

Tomada de WOLA

Oscar Hernández Bernalette 04.06.25

Quisiera hacer unas reflexiones sobre el tema del TPS (Estatus de Protección Temporal), que  ha generado tanta controversia por el impacto que tiene para la emigración venezolana  en los Estados Unidos y,  especialmente, a raíz del giro de la política migratoria del presidente Donald Trump.

El TPS es efectivamente provisional en su concepción y naturaleza, no permanente, su objetivo es permitir al emigrante que ha ingresado ilegalmente a los Estados Unidos, huyendo de países con condiciones complejas, tener una suerte de condición legal, con autorización para trabajar  e instalarse por un periodo, por lo genera, no mayor a dos años en territorio norteamericano . Este mecanismo implementado  originalmente en  el año   2021 para los venezolanos y por un periodo restringido,  es, para mí, una política de facilitación, ciertamente, pero que puede terminar siendo perversa  para el beneficiario. Este mecanismo al igual que el parole humanitario puede resultar perjudicial a largo plazo  para los emigrantes.

En el año 2018, cuando se firmó en Marraquech el Pacto Mundial para una Emigración Segura Ordenada y Regular, una de los fundamentos  acordados en el pacto fue la garantía de una gobernanza migratoria basada en la progresión de los derechos humanos y en  instrumentos jurídicos básicos,  que reconocen la condición migratoria y el debido proceso para contribuir a que estas movilizaciones sean lo menos vulnerables posible.  Este acuerdo buscaba convertirse en el instrumento central normativo y multilateral para el tratamiento del fenómeno migratorio a nivel global. Lamentablemente algunos pocos países no lo firmaron, incluyendo los Estados Unidos, razón que le permitió comprometer internacionalmente  sus políticas migratorias.

En resumen, la esencia de este instrumento que se negoció por varios años era la de  garantizar el respeto efectivo, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos de todos los migrantes, independientemente de su situación migratoria, en todas las etapas del ciclo migratorio, así como  eliminar todas las formas de discriminación, incluidos el racismo, la xenofobia y la intolerancia, contra los migrantes y sus familias.

El Estatus de Protección Temporal (TPS) que como beneficio de inmigración  permitió  a ciudadanos, resguardados frente a la deportación,  vivir y trabajar legalmente  por un período de tiempo determinado, ha demostrado desde la llegada de la nueva administración, la fragilidad de esta prerrogativa unilateral  toda vez terminó  siendo en su momento  una herramienta política para el Gobierno de Joe Biden, y en el caso de Trump, una opción para cumplir sus promesas electorales con relación a su lucha frontal contra la emigración ilegal .  

¿Una trampa?

Incautos los miles de ciudadanos que se sometieron a esta prueba de fuego que suponía les permitiría, al final del camino, quedarse en los Estados Unidos. Ni el  mecanismo se creó para garantizar  una permanencia  permanente, ni los emigrantes  pueden cumplir con regresar a sus países de origen en el momento del cambio de la situación objetiva que alegaron para someterse a la prebenda migratoria. Los procesos de asimilación pueden convertirse en un obstáculo para el emigrante temporal para regresar a su país de origen.

El TPS termina siendo una trampa para sus beneficiarios pues no garantiza progresión en su permanencia y son sometidos a diferencias internas dentro del mismo país receptor. Muchos venezolanos pensaron que el cambio de estatus migratorio sería fácil y sin mayores traumas. Lo cierto es que termina siendo un mecanismo perverso, por la falta de garantías al ser un instrumento temporario.

Lo cierto es que Estados Unidos no está obligado a extender las permanencias legalmente. Los Estados tienen derecho a filtrar las emigraciones,  pero en mi opinión desde el momento que aceptan al emigrante, a menos que sea por causas superiores como las delictivas o terrorismo,  deben acogerlo, una vez que se ha asentado en sus territorios. Hoy son miles de venezolanos los que sufren la angustia de esa incertidumbre. Sin duda la paliza histórica  a la que nos hemos sometido no es una realidad menor.

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