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El crujido de la fractura

Tomada de conecta.tec.mx

Rafael Quiñones

Las transiciones democráticas son fenómenos políticos, en los que un gran conjunto de variables hace punto de convergencia para generar un cambio, de un régimen autocrático a uno democrático. El contexto histórico, los actores presentes, la naturaleza del régimen autoritario, la dinámica económica, etc., hacen difícil detectar factores comunes, especialmente de carácter universal para decir cuáles deben estar inevitablemente en un proceso político para que se dé el giro hacia la democracia y en qué momento se puede dar. Desde el estudio empírico de los casos históricos sobre transición a la democracia, uno de los pocos factores omnipresentes (siempre que se obvien los procesos de democratización por intervención militar extranjera), es la fractura de la coalición de gobierno que sostiene a la autocracia.

En tal sentido, una variable absolutamente fundamental es el nivel de cohesión de la coalición gobernante. Casi toda la bibliografía especializada en los cambios de régimen político destaca la necesidad de que la coalición de gobierno se fracture para que pueda sobrevenir un cambio. Desde que existe esa formidable máquina de poder que es el Estado moderno, la toma del poder parece casi imposible si quienes administran dicho mecanismo actúan concertadamente. De hecho, la naturaleza misma del Estado, al menos en lo que se refiere a su carácter administrativo, responde a la voluntad de coordinar las acciones de múltiples personas y grupos con el propósito de ejercer un gobierno eficaz. Sólo cuando las diferencias entre quienes manejan dicha maquinaria llegan al punto de entorpecer esa acción concertada es que emerge la oportunidad para que otros grupos logren hacerse con ella” (Olivar y Martínez Meucci, 2020, Pág: 289).

La literatura en ciencias sociales y políticas es clara: las protestas en la calle, la presión internacional, la competencia electoral y todo aquello que genere ingobernabilidad, tiene como objetivo causar una fractura en la coalición de poder que sostiene a un gobierno. Una vez que se produce la fractura, se abren los escenarios políticos que permiten la transición hacia la democracia con la complicidad de una parte de quienes antes sostenían la autocracia. Los resultados de la estrategia son múltiples y disímiles, desde el fracaso absoluto hasta una transición pacífica que culmina en una democracia estable, pasando por una gran variedad de escenarios intermedios.  

Si bien la ciencia política ha podido sistematizar que la fractura de la coalición gobernante es elemental y crucial en casi todas las transiciones políticas, no existen factores tan homogéneos para decir cuál es la mejor forma de generar esa fractura política. Uno de los factores que más se repiten para crear grietas en la coalición que está en el poder es el sustantivo deterioro de los elementos civiles y militares que sostienen la autocracia, los cuales progresivamente van perdiendo los sentimientos o intereses que garantizaban su fidelidad a la autocracia que sostienen. Esto debería generar costos de represión cada vez más altos y costos de abandonar el sostenimiento de la autocracia cada vez más bajos. En paralelo, la oposición debe actuar ante este deterioro de la coalición de gobierno de manera sincronizada para tener alguna oportunidad de generar las fracturas políticas lo suficientemente profundas para que esas facciones abandonen su fidelidad del régimen y sean cooptadas para un cambio político.

La oposición a su vez, para poder aprovechar de forma eficiente esas potenciales fracturas de la coalición gobernante, tiene que reunir una serie de características para convertirse en actor viable bien organizados para la toma y control del Estado: Transformarse en una coalición contendiente o aspirante al poder. “La principal dificultad que se observa en este sentido es que el hecho de controlar el aparato estatal suele ser, de por sí, un factor cohesionador, mientras la circunstancia de estar fuera del mismo tiende a potenciar las divisiones. Por ende, un reto fundamental de toda coalición aspirante al control del Estado mediante un cambio de régimen político es el de generar los mecanismos de entendimiento entre sus diversas facciones, hasta el punto de desarrollar la cohesión necesaria para contar con alguna oportunidad de éxito” (Olivar y Martínez Meucci, 2020, Pág:290).

Un problema es que durante la elaboración de procesos de entendimiento de las partes de la oposición que aspira al poder, surjan determinadas divergencias insalvables. Una, es que el miedo al fracaso en la toma del poder, con la consecuente represión del régimen, una o varias de las facciones opositoras abandone el objetivo común de la coalición contendiente por el poder y prefiera sobrevivir manteniendo el statu quo político, siendo cooptada por el régimen como oposición prosistema, gracias a garantías políticas y beneficios utilitarios. Otra dificultad a tener en cuenta es que, si una sola de las facciones de la coalición contendiente dispone de toda la fuerza y organización necesaria para hacerse con el poder, las probabilidades de que el nuevo régimen sea genuinamente democrático tienden a disminuir. Por eso es necesario que cuando se inicia el proceso de transición hacia el establecimiento de un régimen democrático, se  cuente con la participación de fuerzas contendientes capaces no sólo de generar normas y prácticas de cooperación internas, sino también de construir un sistema de garantías mínimas con los sectores de la coalición de poder que decidan separarse de los sectores más autoritarios y fieles a la autocracia.

El quiebre de la coalición gubernamental implica a elementos de la coalición que garantizan el poder. Factores importantes con que se sostiene una autocracia son sus burócratas, empresarios prebendarios, sindicatos progubernamentales, militares, políticos moderados o en vías de caer en desgracia con el poder, miembros de los cuerpos de inteligencia, entre un sinfín de facciones necesarias para mantener una cúpula de gobernantes autoritarios manejando el Estado. Esto crea el imperativo dentro de la oposición de crear mapas de poder dentro de la coalición dominante y conocer cómo operan, cómo evalúan sus escenarios de existencia e identificar aquellos actores que pudieran ayudar a fracturar el piso en que se sostiene. Un proceso difícil y hasta peligroso, especialmente cuando el régimen se caracteriza por su increíble represión y se han concretado fuertes grietas en su coalición gobernante que el poder teme que puedan destruir su dominio.

Con un mapa de las relaciones de poder que ilumine a una oposición organizada y bien cohesionada en pro de una transición política, se procede a identificar a los actores más proclives de separarse del régimen y ayudar a una transición democrática en la que ellos estén incluidos. Los incentivos más comunes para lograr el quiebre de estos elementos identificados y su posterior cooptación para la causa democratizadora tienden a ser: mala coyuntura económica que impide que el patrimonio común del Estado no sea recibido por estas partes y por ende, sea más difícil garantizar de forma utilitaria su fidelidad al régimen; negociaciones  de incentivos para no ser sometidos a procesos judiciales en la transición y consolidación democrática, junto con un espacio político en el nuevo sistema político y salvaguarda de los bienes mal habidos mientras forman parte del régimen de los elementos de la coalición cooptados; protestas sociales que hagan cada vez más costoso a las partes del régimen mantenerse unidas cuando se aplica la represión; y aprovechar procesos electorales que en el momento de ser “robados” o manipulados por el gobierno, generen más grietas y desconfianzas entre los actores menos fieles a la cúpula del poder, especialmente a la sombra de nuevas sanciones a nivel internacional que el régimen puede sufrir por ese patrón de acción.

Actualmente en Venezuela, el autoritarismo que rige el país experimenta en su coalición gobernante con grandes grietas, pero se desconoce cuál es su alcance en la estructura del poder actualmente y si ello puede traducirse en fracturas que llevan a la democratización del país. La caída de los ingresos estatales en manos del Gobierno debido a las sanciones internacionales, implica una disminución en la capacidad de comprar lealtades políticas (Bueno de Mesquita y Smith, 2008), lo que afecta la solidez de la coalición gubernamental.

En las elecciones de julio del 2024, aunque las cifras favorecen indiscutiblemente a la oposición, al no haber una previa liberalización política traducida en mejores condiciones de institucionalidad electoral (unidas a mayor número de presos políticos y censura a los medios de comunicación), no se augura una aceptación de resultados y entrega de poder por parte del gobierno. En cambio, en el corto tiempo hacia el 28 de julio y el día siguiente, en el muy probable escenario de que el gobierno trate de inhabilitar al candidato opositor o robarse las elecciones, hay un momento irrepetible para la oposición de actuar de forma sincronizada para generar múltiples fracturas en la coalición que mantiene al gobierno en el poder que posibiliten una transición democrática en el corto y mediano plazo. Incluso si se da esa actuación antes de las elecciones de este año se podría garantizar la victoria electoral de la oposición pacíficamente y su reconocimiento por parte del régimen.

No todo termina el 28 de julio del 2024, pero muchas cosas pueden empezar ese día, cosas que se pueden materializar en poco tiempo, en materia de meses si somos optimistas, que nos lleven a una liberalización política, transición y consolidación democrática. Recordar el plebiscito chileno de 1988, las elecciones trampeadas de Perú del 2000 o el plebiscito ilegal de 1957 de la dictadura militar en Venezuela. Muchas veces los finales aparentes no son otras cosas que inicios camuflados.

Bibliografía:

BUENO DE MESQUITA, Bruce; SMITH, Alastair (2012). The Dictator’s Handbook: Why Bad Behavior is Almost Always Good Politics. New York: PublicAffairs.

GUO, Sujian y STRADIOTTO, Gary A. (2014). Democratic Transitions Modes and Outcomes. New York: Routledge.

LINZ, Juan (1996). Problems of Democratic Transition and Consolidation: Southern Europe, South America, and Post-Communist Europe. Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press.

LINZ, Juan (2023) Del autoritarismo a la democracia. Estudios Públicos 001, (julio, 2023). Págs 317-381. DOI: https://doi.org/10.38178/07183089/19862305 (Consultado el 18 de mayo del 2024).

MARTÍNEZ MEUCCI, Miguel Ángel y OLIVAR, José Alberto (2020). Transiciones políticas en América Latina, desafíos y experiencias. Caracas: Universidad Metropolitana.

O’DONNELL, Guillermo; SCHMITTER, Philippe C., and WHITEHEAD, Laurence (1986). Transitions from Authoritarian Rule. Baltimore, MD: Johns Hopkins University Press.

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