Opinión y análisis

La población civil en Latinoamérica se resiste a las autocracias

La movilización de la población que se está generando en Venezuela exigiendo cambio, libertad y democracia, impacta más allá de las fronteras en donde países con autocracias cerradas como Cuba y Nicaragua, y otros países gobernados por líderes de izquierda populista, están sufriendo crisis internas; pero buscan un retorno a la democracia y miran con expectativa el proceso que vive Venezuela.

Francisco Olivares

En una reciente entrevista concedida por el expresidente de México, Felipe Calderón, a la periodista venezolana, Idania Chirinos, quien le consultó su opinión sobre lo que está ocurriendo en Venezuela, expresó que frente a “María Corina Machado, a pesar de ser cancelada y segregada, se está impulsando, a través de la candidatura opositora, un movimiento cívico ciudadano sin precedentes en Venezuela y yo diría en toda la región. De tal manera que, independientemente de que Nicolás Maduro se empeñe en su capricho para las elecciones de julio, allí está surgiendo un fenómeno que puede cambiar la historia de América Latina. Más allá de la coyuntura de corto plazo que son las elecciones, un movimiento de transformaciones está ocurriendo en Venezuela a partir de un espíritu de resistencia indómito, de María Corina Machado y de los venezolanos, y creo que eso va a dar frutos más pronto que tarde”.

Si bien el ascenso de Hugo Chávez en 1999 fue una importante influencia para la consolidación de sistemas populistas autocráticos, en este nuevo ciclo la tendencia se ha comenzado a revertir y en esos países la población mira con expectativa lo que está ocurriendo en Venezuela con una mayoría ciudadana dispuesta a generar un cambio luego de 25 años sin democracia. 

Con los grandes recursos de los que disfrutó Hugo Chávez con las exportaciones petroleras que en los primeros años del chavismo sobrepasaron los tres millones de barriles diarios, se fortalecieron movimientos políticos en la región de una nueva izquierda concentrada en el Foro de Sao Paulo, que fundó el Partido de los Trabajadores de Brasil en 1990.

En los primeros años del siglo XXI ascendieron al poder figuras de la izquierda populista como Lula Da Silva en Brasil, los Kirchner en Argentina, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Tabaré Vásquez en Uruguay, Michelle Bachelet en Chile, Daniel Ortega en Nicaragua, Mauricio Funes en El Salvador, entre otros.

Con posturas más radicales, unas que otras, alineados con Cuba, fueron conformando un vínculo político y económico con las autocracias mundiales en ascenso como la de Rusia con Vladimir Putin, el régimen teocrático de Irán, Corea del Norte, China y movimientos políticos, como el partido Podemos en España, enfrentados a las democracias occidentales y liberales.

Sin embargo en los últimos años ese ciclo con tendencias autoritarias ha ido perdiendo espacio en Latinoamérica. Los gobiernos populistas de izquierda han confrontado severas protestas y se han producido cambios inesperados, en algunos casos hacia otro extremo, como el ascenso de un derechista liberal como Javier Milei en Argentina y Nayib  Bukele en El Salvador.

Crisis de la democracia

Líderes occidentales y analistas han alertado sobre una crisis que viven los sistemas democráticos en el mundo en los últimos años, generado no sólo desde la izquierda populista, sino por líderes de derecha como Jair Bolsonaro, quien gobernó en Brasil (2019-2023). En las últimas dos décadas se ha producido una tendencia creciente en el mundo a perder sistemas democráticos.

“Los avances en los niveles globales de democracia logrados en los últimos 35 años se han esfumado”, sostiene el Reporte sobre la Democracia V-Dem 2023, del Instituto de la Universidad de Gothenburg de Suecia, una organización integrada por expertos que han estudiado los cambios y ciclos que viven los sistemas políticos en el mundo.

El reporte para el año 2022 registró que 72% de la población mundial (5,7 billones de personas) vive en autocracias en tanto que en 2012 esa cifra fue de 46%. Es la primera vez en más de dos décadas que el mundo tiene más autocracias que democracias liberales, señala el estudio.

Latinoamérica se resiste

Según el Reporte sobre la Democracia, la actual ola de autocratización se extiende por todas las regiones del mundo. Los declives democráticos, tomados desde las medidas ponderadas por población, son particularmente evidentes en la región Asia-Pacífico, Europa del Este y Asia Central. La tendencia también es notable en América Latina y el Caribe, aunque destaca que Latinoamérica en la actualidad sigue siendo una de las regiones más democráticas.

El estudio, recogido en 2022, determinó que en América Latina 83% de la población vive en “democracias electorales” como Argentina, Colombia y México. 9% de la población se encuentra ubicada en “autocracias electorales” y 4% en autocracias cerradas, como Cuba, Nicaragua y Venezuela, y solo 4% están en democracias liberales.

La población pide cambios

En Latinoamérica, a partir de 2020 se profundizaron procesos de abajo hacia arriba, se comenzó a revertir la tendencia autocrática que se impuso a partir del siglo XXI. La mayoría de los casos son procesos que no han culminado y varios de ellos están experimentando tendencias de reversión como podría ser el caso venezolano, el de Bolivia, Argentina y Ecuador. En Cuba y Nicaragua hay fuertes movimientos por la democracia, pero ambas autocracias siguen ejerciendo un fuerte control sobre la población.

Importantes líderes de la izquierda “progresista” que gobernaron en las últimas dos décadas, están fuera del poder o han terminado enfrentados a sus propios sucesores, de la misma organización, como ocurrió con Rafael Correa y su sucesor Lenín Moreno (2017-2021) con quien terminó enfrentado. Está el caso igualmente de Evo Morales y la crisis generada con Luis Arce que aún se mantiene gobernando.

En Argentina los Kirchner no sólo perdieron el poder tras el triunfo de Javier Milei, un liberal quien asumió la presidencia en diciembre de 2023, sino que se mantienen importantes procesos judiciales por corrupción contra Cristina Kirchner.

En Chile, Gabriel Boric, en el poder desde 2022 fue líder del Frente Amplio, una coalición de partidos y movimientos de izquierda que lo llevó a la candidatura en las elecciones de noviembre de 2017. Fue un protagonista importante en los sucesos de 2019 cuando se produjo el ciclo de protestas más violento, desde la instauración de la democracia en Chile, contra el presidente Sebastián Piñera. A pesar de su trayectoria radical en la izquierda, Boric ha presidido un gobierno moderado, se ha sometido a las instituciones y aceptó la pérdida del plebiscito para la nueva Constitución propuesta por sus aliados políticos.

Boric, al igual que Lula Da Silva, quien regresó al poder en Brasil en enero de 2023, ha tomado caminos más moderados y ha establecido una discreta distancia con las autocracias cerradas como las de Venezuela y Nicaragua. Ambos, han manifestado públicamente que Nicolás Maduro debe permitir elecciones libres y confiables y someterse a las leyes de la democracia.

Estos gobiernos han sido más tolerantes con los opositores en sus países y aunque mantienen vínculos con las potencias autocráticas mundiales, observan que su permanencia en la política puede ser más efectiva sometiéndose a las instituciones y las leyes.

A diferencia, las autocracias cerradas persiguen y eliminan a los medios informativos, limitan y suspenden a las organizaciones civiles y políticas, el libre debate de ideas y posturas distintas en organismos como el Parlamento. Nicaragua se ha ido al extremo como en Cuba, con la eliminación de partidos políticos, prisión de sus dirigentes y hasta proscripción de la Iglesia católica, exilio y eliminación de la nacionalidad a opositores. Maduro en Venezuela ha intentado ir por ese mismo camino.

Miedo a la sociedad civil

Pero como señala el estudio sobre Democracia: “La sociedad civil constituye una defensa fundamental contra el régimen autocrático por su capacidad de movilizar a la población contra el gobierno. Por ello, la vulneración de los derechos y liber- tades de las organizaciones civiles constituye un peligro para el régimen democrá- tico. También es un terreno que normalmente los gobernantes autocráticos tienden a restringir aún más, como ha hecho Putin en Rusia a lo largo de los años”.

Esta experiencia de la reacción de la sociedad civil a favor de las libertades es lo que se está observando con gran fuerza en Venezuela a partir de las elecciones primarias de octubre de 2023.

El fenómeno movilizador de la líder María Corina Machado tiene su fundamento en este principio de abajo hacia arriba, que igualmente se está viendo en Nicaragua y Cuba, y se ha producido parcialmente en otros países Latinoamericanos, donde se intentaron imponer líderes eternos como los Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Nicolás Maduro en Venezuela.

Así como Venezuela fue una referencia mundial para el populismo de izquierda en los comienzos de siglo, hoy lo es en la defensa de las libertades y de la democracia, frente a un mundo en el que líderes autocráticos pretenden entronizarse.

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