Opinión y análisis

Editorial PolitiKa UCAB N° 15/ 6 de Marzo 2014

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cuerda

¿Salida Salomónica?

Tal vez muchos de nosotros conocemos la historia de aquellas dos prostitutas recién paridas, que se relata en el libro de Reyes, capítulo 3, del Antiguo Testamento. A una de ellas se le muere el niño y, aprovechando la oscuridad de la noche, lo cambia por el de la otra, quien de inmediato se da cuenta y reclama a su hijo. Sin lograr acuerdo acuden ante el Rey Salomón, quien, oídas las partes, decide tomar su espada y partir en la mitad al niño. La verdadera madre decide que no se haga eso, y el amor por su hijo la lleva a detener la mano del Rey y dejar que la otra se lo lleve. La otra, por el contrario, acepta que el niño se pique por la mitad. El Rey logra identificar la auténtica madre y decide que el niño se le entregue a ella. De este relato se desprende esa frase que muchas veces usamos: “una salida salomónica”, la cual da cuenta que de lo que se trata ante una disputa, es de identificar de cuál lado está la razón y hacer justicia. No es dividir los derechos, sino garantizarlos.

Y son precisamente los derechos civiles, los derechos humanos y la democracia lo que hoy está en juego en el país. La polarización ha sido la apuesta para dividir al “niño” en dos mitades, que se muestran irreconciliables, incapaces de negociar y construir acuerdos justos y a derecho, que permita la gobernabilidad democrática y la salida de esta visión apocalíptica de futuro que se nos presenta diariamente.

Sin embargo, tal vez en este momento, sean más las cosas que nos unen que las que nos separan. Si leemos el artículo que en esta edición de PolitiKaUcab nos ofrece Héctor Briceño, podemos identificar elementos significativos de esta unidad que se ha fraguado ante la adversidad social, económica y política en la que estos 15 años de gobierno revolucionario nos han colocado. En “División de la historia y unidad de la Nación: el carácter irreversible de la crisis”, Briceño nos sorprende con una interesante reflexión sobre cómo las protestas en los sectores populares se han adelantado a lo que hoy es la estruendosa incorporación de la clase media, en dichas protestas. Para el autor, “estamos en un escenario de “igualdad sustancial de la sociedad” ante la injusticia y la exclusión, ya no de las grande masas populares, sino de la totalidad de la sociedad. El gobierno socialista ha cumplido su utopía igualitaria: hoy Venezuela es toda igual, no tiene futuro”.

En este sentido, las protestas constantes, que ya van para tres semanas y a las que ni el carnaval extendido decretado por el gobierno han podido frenar, han sido la expresión de esta lucha por los derechos, la libertad y la democracia. Frente a ellas, el gobierno se esmera con represión brutal, en “seguir partiendo al niño en dos mitades”, pero su efecto es todo lo contrario. En su columna semanal El Faro, Benigno Alarcón nos presenta su “Balance analítico de la protesta o ¿dónde estamos hoy?” allí nos ofrece eso, un balance de lo que estamos viviendo, de los costos de la represión y de la tolerancia, y cómo estos aumentan constantemente para el gobierno, que ha optado por esta forma violenta de silenciar el descontento. Alarcón nuevamente da cuenta de una pregunta que todos tenemos en mente: ¿es sostenible la protesta?. Sin duda alguna la respuesta no es sencilla, pero para el autor será sostenible “si, y solo si, se dan dos condiciones. La primera es que la misma se reconduzca de manera tal que sea capaz de masificarse progresivamente. Y la segunda es que la dinámica misma de la protesta, o una intervención de la oposición, sea capaz de generar en el muy corto plazo expectativas positivas que justifiquen la utilidad de continuar en la calle”.

Y estas expectativas deben apuntar necesariamente a la construcción de acuerdos. Acuerdos que permitan que no se siga separando, con la fuerza de la espada, a un país. En este aspecto, Mercedes Martelo, en su columna Perspectiva 3.0, nos ofrece esta semana su artículo “El primer gran acuerdo social que necesitamos”; en él nos describe claramente los “tiempos de disyuntiva, de definiciones, de toma de posiciones con miras a la evolución futura de la sociedad”, para Martelo, “aceptar que vivimos esta condición, es parte del primer gran acuerdo que necesitamos”. Pero para ello es necesario recuperar los esquemas de negociación e incorporar a todos los actores en las discusiones sobre los principales problemas que hoy nos aquejan. Sin lugar a dudas, para esto es fundamental la decisión política.

Parte fundamental de esas decisiones políticas, pasan necesariamente por el saneamiento de los Poderes Públicos, especialmente del sistema electoral, de la Fiscalía y de la Contraloría General de la República. Ya hemos escrito en varias oportunidades, especialmente luego del Congreso sobre Condiciones Electorales, realizado el pasado mes de noviembre en la UCAB, sobre el deterioro de nuestro sistema electoral y las implicaciones que ello supone en materia de gobernabilidad y democracia. Sin embargo, esta semana, Juan Manuel Trak, en su columna Enfoque Político, nos presenta un análisis sobre los primeros resultados del Proyecto de Integridad Electoral que es una “iniciativa académica de las Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard y el Departamento de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad de Sydney, cuyo objetivo es evaluar la calidad de la democracia a nivel global”. El artículo de Trak, titulado “Venezuela en el Proyecto de Integridad Electoral”, nos muestra los resultados de dicho Proyecto, señalando las precarias condiciones de integridad en que ha caído el sistema electoral venezolano en las últimas dos elecciones presidenciales. Ante esto, uno de los acuerdos fundamentales, es restablecer las condiciones que garanticen un árbitro imparcial, que despoje de cualquier sospecha de ilegitimidad de origen, los resultados electorales.

Finalmente, estos acuerdos nacionales no pueden estar al margen del contexto internacional. Hoy no solamente dentro un país se construyen acuerdos de gobernabilidad, sino que existen marcos legales e instancias internacionales que deben impulsar y fortalecer el respeto a los derechos, a la democracia y a esos acuerdos. En este contexto, Elsa Cardozo nos ofrece un excelente artículo sobre esa dimensión internacional de los sucesos que en los últimos días han marcado el acontecer nacional. En su artículo “¿Comunidad Internacional?”, Cardozo nos plantea las distintas dimensiones de las respuestas internacionales ante los hechos de protesta y represión en Venezuela. Con su importante experiencia en estos temas, nos hace ver que “el gobierno venezolano no debería simplemente asumir los silencios y ambigüedades que han prevalecido entre los mandatarios latinoamericanos como la disposición de otros tiempos a apoyarlo solidariamente, ni contar con que tiene garantizados tales silencios y ambigüedades de mantener la opción represiva.”

En nuestra sección Recomendados, Mercedes Martelo, nos invita a revisar el libro Camino de Servidumbre, de Friederich A. Hayek, premio nobel de economía en 1974. En él su autor nos propone reflexionar sobre “la amenaza al desarrollo de la individualidad que representan las propuestas colectivistas en cualquiera de sus variantes”. Una interesante invitación para acercarnos a los riesgos que hoy corremos como sociedad.

Queda a cada uno de nosotros identificar quién apuesta por que se divida al “niño” con la espada, y se dé una mitad a cada parte; y quién apuesta por la unidad de la nación, por identificar la razón y la justicia, y por no permitir que se dividan los derechos, sino que se fortalezcan en el marco de la Constitución, de la democracia y de las leyes. Identificarlo debe implicar visualizar los caminos institucionales para comprometernos con la Venezuela que amamos y que deseamos, así como, usando palabras de Héctor Briceño, con “un modelo de desarrollo que tenga como premisas de partida y de llegada: unidad nacional, inclusión y bienestar, en el que toda la sociedad venezolana pueda ver con esperanza e ilusión el futuro.”

Gustavo Moreno

Editor PolitiKaUcab.net
Centro de Estudios Políticos
glmorenocep@gmail.com / @gustavoleon70

1 respuesta »

  1. El artículo es muy interesante. El problema -que está a la vista- es que a una de las partes (el Gobierno) no le interesa ningún tipo de diálogo con la otra (Oposición). ¿Por cuál motivo? Porque no es un gobierno democrático, ni de origen ni en la práctica. No deseo extenderme en hechos que ya son notorios para explicar su carácter antidemocrático. Se necesita antes reconstruir es país, comenzando por el requisito sine qua non de cambiar, de raíz, todo el tren administrativo del gobierno; el cual, no es posible, como ya se sabe. De modo tal que el Rey Salomón no tendrá la alternativa de usar su espada para quebrar en dos mitades a un país que ya lo quebró el gobierno. Venezuela será reconstruida y para ello si vamos a necesitar la espada del Rey.

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