Por: Juan Manuel Trak / Jueves, 06 de marzo de 2014
El Proyecto de Integridad Electoral (EIP, por sus siglas en inglés) es una iniciativa académica de las Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard y el Departamento de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad de Sydney, cuyo objetivo es evaluar la calidad de la democracia a nivel global. Para tal fin, los investigadores de dicho proyecto proponen el concepto de Integridad Electoral como medida a través de la cual es posible captar si un proceso electoral cumple con los “estándares internacionales y normas globales que gobiernan la apropiada conducción de las elecciones” (Norris et al. 2014: 5). Estos estándares están basados en las buenas prácticas que han sido establecidas en diferentes convenios y tratados aprobados por organismos internacionales y regionales como Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Unión Africana o la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
Para la medición de la Integridad Electoral, los responsables del EIP han realizado una encueta a expertos en aquellos países en donde se han celebrado elecciones entre el 1 de julio de 2012 y el 31 de diciembre de 2013, resultando una muestra de 73 elecciones en 66 países. A través de una serie de indicadores, dicha encuesta midió el desempeño de 11 dimensiones diferentes, a saber: Ley Electoral, Procedimiento Electoral, Distritos Electorales, Registro de Votantes, Registro de Partidos y Candidatos, Cobertura de Medios, Financiamiento de Campaña, Procesos de Votación, Conteo de Votos, Resultados y Autoridades Electorales. Cada una de estas dimensiones fue medida en una escala estandarizada de 100 puntos; la cual ha sido subdivida en tres grupos: Baja, Moderada y Alta.
En este proyecto Venezuela ha sido analizada en sus dos últimas elecciones presidenciales, la del 7 de octubre de 2013, ganada por Hugo Chávez frente a Henrique Capriles Radonski por un margen de alrededor de 10% y la celebrada el 14 de abril de 2013, luego de la muerte de Chávez, y ganada por su sucesor Nicolás Maduro por un margen cercano a 1,5%, también frente a Capriles Radonski. La Tabla 1 reproduce los puntajes que obtiene Venezuela según los expertos consultados por EIP para las 11 dimensiones, así como la puntuación del Índice de Integridad Electoral, también se muestra el promedio del índice y los 11 componentes para las 8 elecciones analizadas en América Latina (Argentina 27/10/2013, Chile 15/12/2013, Ecuador 17/2/2013, Honduras 24/11/2013, México 01/7/2012, Paraguay 21/04/2013, Venezuela 7/10/2012 y 14/4/2013).
Tabla 1. Índice de Integridad y sus componentes para Venezuela y América Latina
Lo primero que se puede observar es el deterioro percibido por los expertos entre las elecciones de 2012 y 2013. En primer lugar, las elecciones de 2012 ocupan el puesto 40 de 73 analizadas por los investigadores del EPI, mientras que las de 2013 cayeron al puesto 59, es decir, que en menos de cinco meses las condiciones electorales de Venezuela disminuyeron entre la elección de Chávez y la de Maduro. Es importante destacar que ambos procesos electorales un índice de integridad electoral por debajo de la media de la región, aunque en la elección de 2012 todavía se podía catalogar como elecciones moderadamente íntegras, para 2013 el nivel de integridad fue bajo.
Un segundo elemento que vale la pena mencionar es la evaluación de los expertos a los componentes del índice en cada elección. En 9 de los 11 componentes existe un deterioro, lo que da cuenta de una sistemática disminución en la calidad de las elecciones en Venezuela. De los elementos que bajan en su calificación destacan el conteo de votos y los resultados. Este resultado refleja el conflicto poselectoral que se manifestó en la imputación hecha por Henrique Capriles Radonski sobre la elección de abril de 2013: irregularidades en centros de votación para la realización de las auditarías, las denuncias sobre el voto asistido y el amedrentamiento de los testigos de mesa de la oposición, permiten cuestionar tanto el proceso de votación como los resultados.
Finalmente, al comparar la integridad de las elecciones en Venezuela con el resto de los países de la región se observa que ambos procesos electorales analizados están por debajo del promedio de América Latina. La tabla 2 muestra los resultados en las 8 elecciones presidenciales o legislativas celebradas en América Latina entre el 1 de julio de 2012 y el 31 de diciembre de 2013; Chile, Argentina y México destacan por el alto nivel de integridad en sus elecciones, si bien cada uno tiene fallas que les son propias, en líneas generales estos procesos electorales han cumplido bastante bien con los estándares internacionales. Un segundo grupo lo conforman las elecciones en Ecuador, Paraguay y Venezuela en 2012, procesos electorales en los existen algunas fallas importantes y que son un llamado de atención para el funcionamiento de la democracia. Por último, Honduras y Venezuela 2013, han sido comicios en los que existen problemas graves en la administración de los procesos electorales, en este nivel no se garantiza que la competencia electoral sea justa y que cumple el mínimo para ser considerada como una democracia electoral.
Tabla 2: Índice de Integridad Electoral de 8 elecciones en América Latina
A partir de los datos antes expuestos pueden trazarse algunas reflexiones para una salida institucional de la crisis política que vive Venezuela. La primera y principal es la construcción de un consenso sobre la selección de las autoridades del Consejo Nacional Electoral; mientras la mitad de la población considere que quienes están encargados de administrar los procesos electorales están favoreciendo al gobierno en su toma de decisiones es poco probable que cualquier gobierno resultante tenga una legitimidad mayoritaria por parte de la población. Esto es posible si existe voluntad política en el seno de la Asamblea Nacional, sobre todo de sus autoridades, para seguir al pie de la letra los procedimientos establecidos en la constitución para el nombramiento de los rectores del CNE. Voluntad política que también ha de existir para la selección de un nuevo contralor general, magistrados al Tribunal Supremo de Justicia y Fiscal General.
La ausencia de espacios institucionales para dirimir los conflictos propias de una sociedad compleja como la venezolana, aunado al pésimo desempeño económico del gobierno, han traído como consecuencia la masificación de las protestas a nivel nacional. Mientras el gobierno continúe cerrando espacios para la expresión y acción de otros grupos diferentes al PSUV y sus aliados, muy difícilmente se resolverá el conflicto político que vive el país. En este orden de ideas, la agenda de negociación pasa necesariamente por la construcción de concesos alrededor de las instituciones.
Los resultados del Proyecto de Integridad Electoral realizado desde la Universidad de Harvard y la Universidad de Sydney, dan pie para que desde el Centro de Estudios Políticos coloquemos nuevamente a disposición de la sociedad venezolana en general, pero de las autoridades del Consejo Nacional Electoral y la Asamblea Nacional en particular, las recomendaciones y propuestas recogidas por el I Congreso Internacional de Buenas Prácticas Electorales celebrado en noviembre de 2013.
Para más información sobre el Documento del Proyecto de Integridad Electoral visitar –> http://www.electoralintegrityproject.com/
Bibliografía Consultada
Pippa Norris, Richard W. Frank and Ferran Martinez i Coma. February 2014. The expert survey of Perceptions of Electoral Integrity, Release 2 (PEI_2), February 2014 (Sydney, University of Sydney).
Categorías:Opinión y análisis