José Bucete – 13 de Mayo de 2016

Cuando dos partes están en conflicto permanente, usualmente se busca una tercera parte que haga el papel de árbitro, juez o mediador. La función principal que tiene esta tercera parte es servir de puente para que las otras dos logren un vaso comunicante, y que esa comunicación logre permear hasta lograr un escenario propicio para que ambas partes se puedan sentar en una misma mesa, con reglas claras a dialogar, a exigir y deponer.

Un mediador debe tener unas características fundamentales:

1. Debe ser alguien que, quizás sin ser conocido por una de las partes, genere un vínculo muy importante de confianza.
2. Debe ser alguien con reconocida experiencia en el tema, para saber de su profesionalismo en el asunto.
3. Debe ser imparcial.
4. Debe reunir alguna cualidad por la cual las otras dos partes sientan la necesidad de sentarse por separado, con quien en adelante será ese canal de comunicación. Excelente sería que fuera una persona íntegra, que en su carrera haya sido un ejemplo de conciliación y vitrina de armonía en la sociedad donde ejerció funciones.

Para nadie es secreto que nuestra República vive unos días oscuros (literalmente) en su democracia y en su convivir ciudadano. La oposición ha sabido aguantar valiente y pacientemente los embates del ejemplo de ejercicio de poder más troglodita que hayamos vivido en toda la era democrática del país.

Para iniciar un diálogo sincero, pulcro, transparente, se debe cumplir con un par de requisitos fundamentales: 1. El reconocimiento de ambas partes de la necesidad de dialogar; 2. la voluntad de que se llegue al diálogo. Todo esto teniendo en cuenta que cuando ambas partes se van a sentar, las dos buscarán resultados tangibles y factibles para los objetivos que se han planteado.

En Venezuela, las partes en conflicto han reconocido la profunda crisis que padecemos los ciudadanos que, con una fe inquebrantable en Dios, aún nos mantenemos aquí luchando para transformar la realidad. El gobierno, por su parte, reconoce la crisis, pero la maquilla al máximo. Por otro lado, está la oposición democrática que, con los errores de todos estos largos años, se ha visto en la obligación de madurar, unificarse más que nunca, solidificarse, y con empeño y ahínco luchar en todos los escenarios que se han presentado.

El gobierno ha querido imponer un diálogo por la fuerza, tras bastidores, en la oscuridad para que nadie lo vea y donde solo se imponga su verdad. Se trajo como articulador especial al señor ex presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, el cuál cumpliendo un mandato de su agente (el gobierno venezolano) se ha prestado para la intriga, la cizaña y la mentira. Se ha prestado para que la oposición sea mal puesta frente a la inmensa mayoría de los venezolanos.

El señor Rodríguez Zapatero, creo que no es el articulador más efectivo, transparente y confiable que podamos tener en un proceso de diálogo en nuestro país. Este señor, que pretende erigirse como el gran facilitador del dialogo nacional, es una persona que en el ejercicio del poder en su país natal, España, salió por la puerta de atrás. El señor Rodríguez no tiene ningún mérito que exhibir para generar confianza en la parte opositora y así fomentar el diálogo que se busca.

Este señor mediador durante su tortuosa gestión, acabó con la prosperidad española, acabó con el famoso estado de bienestar, vitrina del progreso que brindaban los países europeos. En su gestión millones de españoles tuvieron que salir de su país producto de la gravísima crisis económica en que los metió, la diversidad de oportunidades para el progreso se fueron al precipicio y en su tozudez de negar su realidad, dejó como legado una de las economías más deprimidas del continente europeo, contraída hasta más no poder; se parece mucho el señor Rodríguez Zapatero a estos socialistas venezolanos.

Pero si aún tiene alguna duda de por qué este señor no debe ser mediador, le explico: el papel de mediador debe ser un elemento imparcial en la situación, porque de no serlo se convierte en parte. Pues bien, hace algunos días este personaje le pidió a la oposición democrática que olvidara la solicitud de referéndum revocatorio.

Por todo lo que aquí he explicado, les pido a todos lo que me dan la oportunidad leyendo este corto pasaje, que no perdamos el foco, cada vez estamos más cerca de lograr nuestros objetivos, vamos a lograr conquistar y recuperar a este hermoso país. Juntos como venezolanos, comprometidos con nosotros mismos y con fe inquebrantable en Dios, vamos a reconstruir a Venezuela.

Dios bendiga a Venezuela.