Ignacio Ayala – 29 de julio de 2016
Convenios, sin la espada,
no son sino palabras sin fuerza,
sin seguridad para el hombre.
Thomas Hobbes
La transición es necesaria. Todos lo sabemos. Vivimos una crisis insostenible, insoportable. La profundización sucede, día a día, sin que ninguno de los tres grupos de poder logre asegurar el futuro. Nadie se quiere aliar, nadie hace suficiente presión, nadie asegura futuro. Ante esto, la frustración persevera, se apodera de todos. Nadie se salva.
La frustración lleva a simplificaciones erradas y generalizaciones que alimentan los argumentos falaces como arma del día a día. Pero esto no es un efecto nuevo, o criollo, de la crisis. Es una respuesta humana al caos, a la incertidumbre. La reacción a la guerra. Así, como Hobbes publicó en 1651, siempre el hombre habrá de preferir el Leviatán (encarnado en un Estado Absolutista) a la guerra civil (que habremos de llamarlo el Behemot, otro monstruo bíblico). Así, ante la anarquía, el hombre recurre a las armas.
El venezolano recurre al Ejército. A la institución armada. Y allí nuestro miedo, a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, al Gobierno de Unidad Nacional. Al uso de derechos fundamentales como fichas, para transacciones.
Los derechos fundamentales se juegan a disposición del Ejecutivo con su infinito Estado de Excepción, pero no hay presión política para detenerlo. No por ignorancia, ni por incapacidad, ni por flojera. Sino por esperanza. La gente quiere paz, quiere comida, quiere sobrevivir.
Ahora todo gira en torno a la transición. El Gobierno Nacional intenta, en la mayor medida posible, que el revocatorio no se dé; Capriles lo busca desesperadamente por ser su mejor, y hasta única, opción de tomar el poder en poco tiempo. Vemos también noticias aisladas como la liberación de 28 presos políticos «con condiciones» o que el Gobierno Nacional «acepta» la intervención del Vaticano como ente mediador que, entendidas en el contexto, nos aseguran que el Gobierno está siendo forzado, tanto por la separación absoluta de Rodríguez Torres de su bloque de poder para buscar construir una fuerza política que represente al Ejército (buscando tener como símbolo electoral la seguridad), como por la presión internacional que ha sucedido bajo mesas a través de embajadores acá y en la OEA.
Las pequeñas concesiones que haga el Gobierno irán, como ellos quieren, dándole más fuerza al diálogo y así más legitimidad a ellos. Se verá también como algunos, como Henry Ramos, empezarán a presionar por el diálogo, pero porque saben que si hay revocatorio queda Capriles. Se verá cómo los rumores de negociaciones corren. Veremos que algunas medidas serán malas, bastante malas.
Veremos cómo algunos ganan poder; nos veremos perderlo.
La transición es necesaria, sí. Pero no a costa de derechos fundamentales.
El resultado de cualquier negociación en este momento derivará en la toma de poder de la institución armada y en concesiones de gestión a la MUD (que son los únicos con el know how) pero siempre a costa de los derechos de otros.
Por eso quien escribe hace un llamado por el mantenimiento de la democracia, que tanto nos ha protegido y no tiene atajos. Por nuestra Constitución, que no tiene excepción de cumplimiento. Por el futuro, que se forja con trabajo, y con el ejemplo.
Recordemos que cuando la bota «protege» es a costa de la vida de los demás. Hoy, la nuestra.
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¡Unidad, Unidad, Unidad!
El 29 de Diciembre del pasado año, escribí un artículo donde hacia proyecciones
avizorando la catástrofe que se presagiaba en el venidero año 2016. Todos los
escenarios planteados, se quedaron cortos ante las gravísimas calamidades que
sufrimos los venezolanos.
Por el anhelo que tenemos, creo casi todo la mayoría de los ciudadanos de salir
del gobierno más nefasto en la historia republicana de la nación. Me atrevo a
ofrecer una serie de citas de un artículo que tiene por título: “Ante el gobernante
injusto”.
Según: Jhon Mair y sus discípulos de la Sorbona “ningún gobernante a quien el
pueblo elige o reconoce autoridad, puede ser superior o mayor en tal autoridad que
el propio pueblo”.
“en virtud del cual debe entenderse que el pueblo tan solo delega, nunca enajena o
cede, el poder ultimo de defenderse a sus gobernantes”.
Según: Juan de Sajonia “justificaba la resistencia política violenta y armada ante
el soberano que hubiera excedido o desviado los límites de su cargo, aduciendo
que automáticamente quedaba reducido a un ciudadano privado delincuente”.
Según en: La Revolución Francesa 1789 “la resistencia a la opresión es la
consecuencia de los demás derechos del hombre. Existe opresión contra el
cuerpo social cuando es oprimido uno solo de sus miembros. Existe opresión
contra cada miembro cuando el cuerpo social es oprimido. Cuando el
gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es para el pueblo y
para cada porción del pueblo el más sagrado de los derechos y el más in-
dispensable de los deberes”.
José G. Maestre O.
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