
«Mientras las elección en los Estados Unidos, con el triunfo final de Joe Biden, agudiza la desesperanza de muchos que veían en Trump la última esperanza para Venezuela, nosotros seguimos avanzando hacia una elección parlamentaria cuestionada dentro y fuera del país, y en la que la gran ganadora será la abstención»
Este es uno de los planteamientos que hace el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB, Benigno Alarcón, en su podcast de esta semana , grabado en alianza con El Nacional, en el que sostiene que el proceso electoral del próximo 6D abona a un conflicto al que podría sumarse la base social del chavismo.
¿Qué nos corresponde hacer frente al resultado de las elecciones en los Estados Unidos? ¿Qué está sintiendo la base chavista frente a la realidad que vive el país? ¿Se puede hablar de un chavismo disidente? ¿Qué puede hacer la oposición en torno a este grupo? ¿Ignorarlo? ¿Intentar sumar esfuerzos? Son estas las preguntas en las que se enfoca el análisis político de esta edición.
Alarcón señala que a medida que el descontento de las bases y dirigencia del chavismo disidente crece y se evidencia en movilizaciones contra el régimen, se abren posibilidades para que el liderazgo de este sector y el de la oposición, encuentren asuntos de interés común, como la defensa de la Constitución y del derecho a participar democráticamente, que permitan alguna coordinación de acciones dirigidas a la reconstrucción de la democracia venezolana.
«Si bien el chavismo disidente no constituye una mayoría política, sí es el reflejo de fracturas mayores hacia el interior del oficialismo, y se les debe hacer seguimiento», apunta el analista.
En ese sentido, indica que tal situación obliga a la oposición y al chavismo disidente, considerar la necesidad de tender puentes, y que hay posibilidades de articulación para la movilización ciudadana y las protestas originadas por el deterioro de las condiciones de vida, así como para resistir y aumentar los costos de la represión para un régimen que también irá contra los que antes fueron sus aliados, toda vez que se vuelve más cerrado y autocrático.
«Para el liderazgo del chavismo y de oposición que se hace llamar democrático y pretende trascender y existir tras una transición democrática, resulta urgente desmontar los temores relacionados con posibles retaliaciones, persecución y exclusión como consecuencias de un cambio político», destaca el profesor.
Pavimentar este puente roto -asegura Alarcón- es uno de esos asuntos fundamentales que deben atenderse no solo a nivel de los liderazgos visibles, sino desde el diálogo social que sucede en cada calle, escuela, universidad, mercado, iglesia, comunidad o rincón del país.