
Sofía Torres
“Mientras mejor entendamos los procesos de transición, más habilitados y eficaces seremos para aproximarnos a ellos”. Así lo expresó el politólogo y profesor John Magdaleno en el seminario virtual Politikafé, realizado el pasado jueves, en el que sostuvo que en Venezuela “estamos buscando la bala de plata, y no hay tal cosa que resuelva todo”, desde la disolución del régimen autoritario hasta la consolidación democrática, porque en el medio hay una serie de etapas.
Magdaleno sostuvo que una transición no puede comenzar si no hay una restitución de “garantías violadas”, y este es “el cuello de botella” de toda lucha contra un régimen autoritario; porque tiene un poder discrecional y arbitrario para decidir cuáles reglas de juego se cumplen y cuáles no, y cuándo se cumplen y cuándo no, es ese su instrumento para permanecer en el poder.
“Todavía veo a gente diciendo que la transición a la democracia se inició en Venezuela porque hay perspectivas de una reforma económica, y no es así, una transición a la democracia se inicia cuando hay una restitución, así se parcial o progresiva, de libertades civiles, derechos políticos, económicos y sociales, y, obviamente es ingenuo pensar que eso se da de un solo golpe”.
“¿Cómo se restituyen las garantías en un régimen no democrático?”, se preguntó el profesor, al tiempo que respondió que en la mayor parte de los casos examinados se restituyen tras una fractura de la coalición dominante, es decir, una ruptura de los compromisos adquiridos entre los actores que le dan soporte al régimen autoritario, a cambio de prerrogativas y privilegios o capacidades de influencia en la toma de decisiones. “Hasta tanto esos compromisos no se rompan o alteren, no aumenten las presiones internas, la probabilidad de restitución de garantías disminuye”
Magdaleno comentó que en una evaluación empírica, de cinco años, de la se desprendió una investigación publicada a finales 2020, se tomó “una súper muestra” de 102 casos, de los cuales 83 correspondieron a transiciones que se iniciaron gracias a una fractura de la coalición dominante, con diversas variantes.
Etapas
El analista indicó que la transición democrática empieza con una liberalización política: restitución de garantías, luego avanza en la dirección de una democratización, y después, si todo sale bien, se instalan reglas de juego democrático y sobreviene una etapa importante que, según alegó, no se menciona en los debates que se celebran en Venezuela, que es la consolidación democrática.
Magdaleno explicó que una transición a la democracia se concreta cuando se ha alcanzado el suficiente acuerdo -”aquí radica la importancia de una negociación”- sobre los procedimientos políticos para producir un gobierno elegido; concretamente cuando el gobierno que llega al poder es el resultado del voto libre y popular, y tiene de facto la autoridad para generar nuevas políticas, y cuando los poderes públicos generados por la nueva democracia no tienen que compartir de iure el poder con otros órganos. “Si se satisfacen estos cuatro rasgos, se culmina exitosamente el proceso. Luego viene una etapa delicada, compleja, intentar promover la consolidación de una democracia”.
Magdaleno afirmó que si la consolidación de la democracia es el fruto de un acuerdo, mientras más temprano se alcance ese acuerdo mejores serán las perspectivas de la estabilización de la democracia, una vez se instale. Destacó que no se puede prescindir de esta idea si se desea que el experimento democrático tenga bases firmes para perdurar en el tiempo.
“Aquí radica la importancia de perseguir, aunque no es sencillo, ni luzca probable, una transición negociada, porque brinda mejores perspectivas para la consolidación de la democracia”.
“Se negocia lo que se puede no lo que se quiere”
La moderación del foro estuvo a cargo del director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno, Benigno Alarcón, quien apuntó que la negociación que produce un acuerdo político, es una negociación que cambia los balances de poder del gobierno y la oposición, y un gobierno que controla el poder no tiene ninguna intención de negociar ese balance, de modo que le resulte desfavorable.
Alarcón recordó que en Venezuela el gobierno no tiene ningún incentivo para negociar su salida del poder, y por eso ha sido difícil producir resultados en los procesos de diálogo que se han dado con la mediación del Vaticano, República Dominicana, Oslo y Barbados.
“Lo medular es ver si hay condiciones para una negociación, aparentemente no las hay y hay que construirlas. Queremos negociar la transición, pero uno no negocia lo que quiere sino lo que puede”.
Vea el foro “¿Cuáles son las perspectivas de una transición política negociada en Venezuela?:
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