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Una experiencia venezolana de redención, visita España y se replica

Tomada de abexcelencia.org

Alex Fergusson

Desde 2003, la empresa venezolana Ron Santa Teresa, inició el Proyecto Alcatraz de ha reinsertado a 200 jóvenes pertenecientes a 11 bandas criminales en Venezuela, transformando por completo uno de los lugares más peligrosos del país; la clave ha sido un arma secreta, el rugby.

El Proyecto Alcatraz de Santa Teresa es un programa social que desde hace casi 20 años recluta miembros de bandas criminales, los rehabilita y los reinserta en la sociedad a través de diversas iniciativas, con el rugby y sus valores como eje central.

Su origen es casi de cuento de terror que devuelve la fe en la humanidad: en marzo de 2003, tres jóvenes delincuentes irrumpieron en la Hacienda Santa Teresa(en el municipio de Revenga, del estado de Aragua), donde se hace el ron premium venezolano por excelencia, para cometer un robo con violencia.

Asaltaron a un inspector de seguridad y casi lo matan”, relata Alberto Vollmer, actual presidente de Ron Santa Teresa, una empresa gestionada por la misma familia desde 1796. “Los logramos capturar y les dimos la opción de trabajar para nosotros para compensar su delito o entregarlos a la policía”.

“Ellos aceptaron, se lo contaron al resto y al poco tiempo teníamos a los 22 miembros de la banda trabajando para nosotros. Luego reclutamos a la banda enemiga y ambas hicieron las paces, con lo que se corrió la voz y pronto empezaron a venir miembros de otras bandas a pedirnos trabajo”.

En los últimos 18 años, el municipio Revenga ha sido testigo de un milagro: hasta 11 bandas criminales han sido desarticuladas sin intervención policial y sin el uso de la violencia, y la tasa de homicidios ha descendido casi un 95% en uno de los lugares más peligrosos del país –de 114 a menos de 10 por cada 100.000 habitantes–.

Un total de aproximadamente 200 jóvenes con pasado delictivo han sido reinsertados.

El Proyecto Alcatraz es, sin embargo, mucho más que un programa de reinserción social a través de oportunidades laborales; tiene en el rugby (el deporte favorito de Vollmer), un eje fundamental pues fomenta unos valores muy vinculados con el compañerismo, la honradez y la voluntad de superación.

En Santa Teresa tuvieron la idea de animar a estos jóvenes con problemas, a practicarlo de manera frecuente, para enseñarles a levantarse una y otra vez después de cada caída para transformarse y seguir adelante.

Así nació el Alcatraz Rugby Club y sus dos proyectos asociados, también fundamentales: el programa de Rugby Escolar y Comunitario (2007) para prevenir la delincuencia entre los jóvenes del municipio y el programa de Rugby Penitenciario (2013) para llevar los valores del deporte a quienes, privados de libertad, sienten que no hay esperanza de redención.

Del programa de Rugby escolar y comunitario, en el que participan alrededor de 2.000 personas, salieron nuevos jugadores para las filas de Alcatraz Rugby Club, que dejó de ser un equipo donde sólo participaban delincuentes para convertirse en el más competitivo del rugby venezolano.

Asimismo, hasta la fecha, más de 900 reclusos privados de libertad reciben formación todas las semanas en valores a través de la práctica del rugby en 32 centros penitenciarios de Venezuela, como una forma de favorecer su reinserción en la sociedad y evitar la reincidencia una vez salgan al exterior.

Algunos de los protagonistas venezolanos de este programa han estado visitando España desde enero de 2023, para contarles cómo les cambió la vida y así, el rugby penitenciario comenzó a replicarse en el Centro Penitenciario Madrid II, en alianza con la Fundación Cisneros de Madrid.

Allí se puso en práctica esta metodología, con el acompañamiento de los técnicos venezolanos, quienes van todas las semanas a esta cárcel a llevar un rayo de esperanza a través del rugby y sus valores, y ya se cuenta con seis equipos, uno de ellos femenino, en diferentes cárceles españolas.

Los promotores consideran que los centros penitenciarios en España no solamente son una referencia en ese país sino también para Europa, adonde el programa aspira a expandirse.

Actualmente son 40 los reclusos españoles que practican rugby semana a semana, y el pasado 01 de junio tuvo lugar un evento en el campo de rugby del Estadio Complutense de Madrid, el cual marcó un hito en la historia de los centros penitenciarios de la nación ibérica, pues los internos cambiaron el cemento de las cárceles por el verde de la grama, y pudieron abrazar a sus familias y sentirse libres en el juego; además demostraron que las oportunidades de redención son una realidad.  

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