Opinión y análisis

Editorial PolitiKa UCAB N° 13 / 20 de Febrero 2014

aquiles

Venezuela, ¿entre la épica y la lírica política?

Los acontecimientos de la última semana nos tienen estremecidos. Buscamos comprender y cada vez parece que es más difícil. Las emociones se mezclan con las ideas. La información pulula por las redes sociales y por los medios. El esfuerzo de discriminar fuentes y seriedad de las mismas es inmenso. Diariamente vemos imágenes y sucesos que pensábamos que nunca llegarían a tocar nuestra propia cotidianidad. No es Siria, no es Ucrania, no es Egipto… es Venezuela.

El quiebre parece evidente, y el inicio de la transición también. Pero no hablo necesariamente del quiebre del gobierno o de su fin, me refiero a la transformación de una manera épica de hacer política, en donde un líder carismático se presenta como el salvador o el vengador de un pueblo sufrido, al mejor estilo de Aquiles, del Ché o de Chávez. Un líder al que se debe seguir ciegamente, sin cuestionamientos, pues sus hazañas le confieren un aura de “predestinado” que le da toda la autoridad para ser obedecido. Es la tradición vertical entre gobernante – pueblo, que está tan marcada en el discurso político.

Chávez fue, a mi parecer, una encarnación de esa lamentable épica política, ojalá la última en nuestro país. Se erigió sobre la figura de aquel que dio la vida por su pueblo, que se inmoló por los más necesitados, por vengar las injusticias que, sobre los más pobres y sufridos ciudadanos, décadas de historia de traiciones a la patria, colocaron sobre sus hombros. Es difícil olvidar la imagen del cierre de campaña de Chávez en el 2012: un hombre moribundo, con las manos juntas, mirando al cielo debajo de un torrencial aguacero. ¡Más épica imposible!.

Y con esa épica política, el proyecto de Chávez se ha impuesto como un proyecto totalizador, la única solución posible a tanto sufrimiento del pueblo desvalido. Un proyecto cuya visión maniquea es sustantiva, ha dividido al país entre “malos y buenos”, “justos e injustos”, “fieles revolucionarios y escuálidos vendepatria”. Para el país ha sido muy difícil escapar a esta narrativa chavista, de hecho de una u otra manera hemos caído en ella. La oposición se construyó, durante largos períodos de los años de gobierno de Chávez, como parte de esta narrativa. Oposición versus oficialismo, los primeros con un proyecto: sacar al Chavismo; los segundos con un proyecto: “no volverán”. Y en este vaivén de posiciones maniqueas se fue haciendo la política nacional. Hoy vemos algunas terribles consecuencias de esta narrativa.

Sin embargo, durante los últimos años algunos líderes de la oposición han venido haciendo importantes esfuerzos por escapar de este maniqueísmo político al que nos ha llevado la épica chavista. La búsqueda de consensos y de unidad para la lucha política y electoral, ha supuesto un duro aprendizaje que aún está por ver si se ha alcanzado realmente. La necesidad de hilvanar un mensaje coherente que incluya a todos los sectores de la sociedad, ha supuesto importantes retos para la unidad, tal vez aun ese mensaje no ha terminado de hilvanarse, pero no se puede desconocer que hoy, a diferencia del 2002 por ejemplo, los esfuerzos son realmente significativos.
En estos días de profundo dolor nacional que vivimos, hay que intentar rescatar algunos elementos fundamentales para el camino que nos toca seguir recorriendo.

En primer lugar, es imperativo reconocer el valor de nuestra juventud, y lo que desde su accionar nos han mostrado. La necesidad de construir una sociedad donde todos entremos, donde se respeten los derechos civiles fundamentales, parte del reconocimiento de la diversidad como condición para la democracia. Este reconocimiento, que se levanta en las calles, también se levanta en el seno de la oposición, es decir, una primera imagen nos muestra una oposición fracturada, pero es precisamente esa fractura una de sus posibles fortalezas, siempre y cuando se sepa capitalizar: la unidad no es una unidad épica, una unidad totalizadora, absolutista, sino que es una unidad lirica, subjetiva y diversa; pero esa diversidad no la hace menos unidad, por el contrario, la hace una unidad democrática. Además, esta forma posiblemente lírica de hacer política, puede ser un arma poderosa frente a la falsa imagen unidad que quiere mostrar el oficialismo, que es más producto de una orden de cuartel, que de una deliberación democrática.

En segundo lugar, transitar hacia una forma menos épica y más lírica de hacer política supone producir en “el otro” emociones para sumar voluntades, que sólo es posible hacer desde la empatía, es decir, desde saber ponerse en el lugar del otro. Esto ha sido precisamente uno de los errores más profundos de la épica política chavista, que se encerró en sus propios mitos y dejó de tener empatía, por eso en estos días ha quedado demostrado que el chavismo perdió la calle, y solo cuenta con la represión para mantener su totalizante proyecto político. Esto es precisamente lo que ha ido ganando la oposición, empatía, y con ella, calle. Pero esta empatía no está de un solo lado de la oposición, sino de muchos lados dentro de la diversidad de visiones que se agrupan bajo el paraguas de la MUD. Por eso, vuelvo a la idea anterior, una de las posibles fortalezas para la oposición puede ser invitar a unirse sin diluirse; y esto debe quedar lo suficientemente explícito en la comunicación política que salga desde sus diferentes sectores. Como dice Mikel Agirregabiria(2008): “la lírica nos revela que nuestra identidad no reside en lo que somos, sino en lo que podemos alcanzar junto con los demás. Nos invita a definirnos, a llevar cada cual su bandera, marchando por su propio curso, sin aceptar un único destino y, menos aún, un exclusivo cauce (…) La política lírica erige puentes, cruza sobre los problemas, transita entre perspectivas en busca de lo convergente. Mientras, la política épica se atrinchera, se aísla, levanta barreras, distingue entre “nosotros” y “los otros””

En la edición de esta semana de PolitiKaUcab, no ofrecemos ningún artículo, sino cinco fotoreportajes de los sucesos de estos días: la marcha de los trabajadores de la prensa del 11 de febrero, la marcha de los estudiantes del 12 de febrero, la marcha de la oposición del 15 de febrero y la del oficialismo del mismo día, la Asamblea General de los Trabajadores de la Prensa sobre la censura y la autocensura del 15 de febrero, y la marcha del 18 de febrero de la sociedad convocada por Leopoldo López. Cada una de estas galerías es una invitación a la reflexión, al discernimiento sosegado dentro de cada uno de nosotros, que nos permita cada vez más ir aclarando el camino, durante estos días de emociones duras e intensas que estamos viviendo.

Desde PolitiKaUcab sentimos el dolor que suponen los jóvenes caídos, detenidos y reprimidos brutalmente, todos son venezolanos, sean de la posición política que sean. Creemos en la protesta pacífica, organizada, con sentido como un derecho democrático innegociable. Deploramos la violencia. Abogamos por la paz y por la resolución pacífica de conflictos. Estamos convencidos de que solo en libertad y respetando los derechos civiles podemos construir la democracia que deseamos, y la justicia social que necesitamos.

Ojalá estemos realmente en esa transición de la manera de hacer política, dejando atrás posturas totalizantes para abrir paso a acuerdos de gobernabilidad, que suponen asumir con la mayor humildad y honestidad la diversidad.

Gustavo L. Moreno V.
Editor PolitiKaUcab
Centro de Estudios Políticos
Universidad Católica Andrés Bello
glmorenocep@gmail.com / @gustavoleon70

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