Por: Arraiz Rodríguez, Lorena / Franquiz Salinas, Edrit / Jueves, 22 de mayo de 2014
La polarización se ha convertido en el día a día de los venezolanos desde hace más de 15 años y se ha hecho presente en distintas áreas de la vida social, política y económica de nuestro país. Esa polarización ha sido objeto de estudio de distintas disciplinas, tales como la sociología, la psicología y, lo que nos atañe en esta oportunidad, el análisis de discurso político.
La reciente ola de protestas que se lleva a cabo en Venezuela, ha generado un clima político y social de tensión y diversas respuestas por parte de los actores involucrados, que ha desembocado en una violencia sin límites que ha dejado un saldo de 42 muertos y casi 3 mil detenciones. El Ejecutivo Nacional ha respondido a todo esto con una propuesta de Mesas de Diálogo en distintos ámbitos de la vida nacional. Un sector de la Mesa de la Unidad Democrática, por su parte, accedió a ese diálogo; otro sector no lo hizo, pues aseguró que no tenían garantías para asistir. Este proceso de diálogo impulsado por el Gobierno Nacional, comenzó con la instalación de una “Conferencia Nacional de Paz” el 26 de febrero. Sin embargo, en medio de este llamado a la Paz y el diálogo, también hay mención a conceptos como fascismo, nazismo y guerra.
Este análisis busca comprender el rol que asumen los distintos actores políticos a través del lenguaje y para ello se estudiarán los juicios de valor que utiliza el Jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, al referirse a sus oponentes y a sí mismo.
El juicio, según la Teoría de la Valoración del australiano Peter White, se define como la evaluación del comportamiento humano en relación con las normas sociales y constituye una forma de institucionalizar las emociones en el contexto social.
Esta teoría está compuesta por tres elementos que hemos identificado en el Discurso de Paz de Maduro. Estos son: La actitud (valores que se comunican en los juicios, respuestas emocionales de los participantes), el compromiso (vínculos del orador con su audiencia) y la gradación (niveles de impacto que el hablante intenta causar). Estos tres elementos nos han permitido determinar si el “Discurso de Paz” está o no cargado de palabras que incitan a la violencia entre los seguidores del Gobierno Nacional y mostrar cómo un discurso político expresa un mensaje directo y uno indirecto, con la misma eficiencia. Pero sobretodo, nos hemos enfocado en el subsistema de la actitud y en particular, en la utilización del Juicio para construir una realidad específica, en este caso, la perspectiva de Nicolás Maduro con respecto a la oposición venezolana y los juicios emitidos hacia estos actores durante los Diálogos de Paz.
White (2001) explica que el subsistema de la actitud está dividido en tres recursos: el afecto, la apreciación y el juicio. El afecto, según Kaplan (2004), consiste en “la caracterización de los fenómenos en relación con las emociones” (p. 60). La apreciación posee una importante relación con recursos lingüísticos estéticos y hace referencia a la evaluación de cualquier objeto social donde imperan criterios estéticos y/o sistemas de valoración social no estética (Kaplan, 2004). Mientras tanto, el juicio implícito o explícito, se refiere a “…la evaluación del comportamiento humano con respecto a las normas sociales institucionalizadas y hace referencia a la evaluación moral de la conducta” (Kaplan, 2004, p. 60).
¿Cuáles son los recursos lingüísticos que utiliza Maduro para expresar sus posiciones y dejar en claro su ideología? Palabras como fascista, oligarca, burgués o asesinos son algunos de los calificativos con los que se refiere a aquellos que difieren de su ideología y de su manera de dirigir la Nación. En estas palabras se evidencia la presencia de los elementos del subsistema de la actitud destacados por White.
El juicio de sanción social y el juicio de estimación social son las dos grandes categorías de juicio que propone White (2001) en su teoría de la valoración. El primero, se refiere a las regulaciones (morales o legales) impuestas por la cultura. Esta categoría tiene dos sub-categorías que son Veracidad y Adecuación, las cuales son explicadas en el siguiente cuadro:

White (2001)
El segundo, implica evaluaciones de estimación alta o baja, pero sin implicaciones legales o morales. Esto quiere decir que los valores negativos serán desalentados pero no condenados ni legal, ni moralmente. Este juicio tiene tres sub-categorías: Normalidad o costumbre, Capacidad y Tenacidad, las cuales son explicadas en el cuadro a continuación:

Idema, Feez y White (1994)
En el discurso de Nicolás Maduro, pronunciado en el Consejo de Ministros del día 19 de febrero, en el Palacio de Miraflores, se analiza el valor positivo o negativo del juicio, arrojando un total de 117 juicios de valor tanto del oficialismo como de la oposición. Los juicios referentes a la oposición son 68 (58%) y 49 se refieren al oficialismo (42%). De estos, la oposición tiene un total de 66 juicios negativos, que representan el 97%, mientras que el oficialismo acumula 2 juicios negativos, es decir, el 4% de los juicios emitidos hacia el oficialismo fueron negativos.
Con respecto a los positivos, el oficialismo cuenta con 47 juicios (el 96%), mientras que tan solo el 2% de los juicios emitidos sobre la oposición son positivos.
Se puede concluir entonces que el orador, en este caso Nicolás Maduro, tuvo una mayor tendencia a emitir juicios de valor positivos hacia el oficialismo y juicios negativos hacia la oposición. Llama la atención cómo se puede hablar de un discurso de paz y de diálogo, mientras una de las partes descalifica continuamente a su oponente.
Queda así abierta una pregunta latente en la sociedad venezolana: ¿se puede reconstruir la quebrada convivencia ciudadana si los venezolanos están mediados por un discurso tan polarizado y violento? Habrá que reconstruir, primero, nuestra manera de comunicarnos, de reconocernos y nuestra capacidad de respetar y aceptar las diferencias.
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