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La primaria y el consenso navegan entre sus pros y sus contras

La primaria tiene fecha, cronograma y aspirantes. El consenso todavía granjea simpatías y puntos a favor. En una sociedad desencantada de los políticos y de la política las dos opciones siguen bajo el fuego cruzado de sus defensores y detractores

Vanessa Davies

Ni consenso es una mala palabra ni primaria es sinónimo de democracia. Y vale al revés: ni consenso es garantía de unidad, ni primaria es una tormenta de fuego que deja miles de heridas. La Plataforma Unitaria se decantó por la primaria, e incluso, se constituyó una Comisión Nacional de Primaria que ya tiene fecha y cronograma para la consulta. Sin embargo, hay voces del mundo político que abogan por el acuerdo. Y otras -cercanas al proyecto hegemónico oficial- que apuestan por una derrota de cualquiera de las opciones que le planten cara.

Por ejemplo, el dirigente chavista Diosdado Cabello, primer vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), asegura que no habrá primaria, y que será el consenso el que decidirá entre dos candidatos: Henrique Capriles (exgobernador de Miranda y excandidato presidencial) y Manuel Rosales (gobernador de Zulia). A esta afirmación le salió al paso el propio presidente de la Comisión Nacional de Primaria, Jesús María Casal, quien ratificó en rueda de prensa, el viernes 10 de febrero, que “la primaria va”.

Para el analista Julio Castillo lo más importante es “determinar cuál de los dos caminos tiene más posibilidades de concretarse, independientemente de quienes lo propongan” o de sus intenciones. Como lo recordó en su artículo de opinión “Consenso versus primarias”, en la historia contemporánea de Venezuela esta no es la primera vez que se trabaja con el consenso. Cita por lo menos tres hitos: la Junta Patriótica que, en los años finales de la década de 1950, organizó la lucha contra el régimen de Marcos Pérez Jiménez; el Pacto de Punto Fijo (que le dio piso a la democracia representativa a partir de los años 60) y el espacio tripartito que constituyeron la patronal Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y el gobierno dirigido por Acción Democrática o por Copei.

Un Nuevo Tiempo (UNT), el partido fundado por Manuel Rosales, y Voluntad Popular, la organización que lideró el interinato (2019-2023) con Juan Guaidó a la cabeza, ha ratificado públicamente su compromiso con la primaria. “La primaria es un espacio en el que el principal candidato debe ser la propuesta para el país, cuáles son las soluciones y por qué”, señala Aime Nogal, dirigente nacional de UNT. Con base en esta premisa “creemos que hay que hacer un gran esfuerzo para que se ajusten los extremos técnicos y los extremos políticos a la realidad”, refiere en entrevista para Polítika UCAB.

El triunfo ante el oficialismo se construye con la primaria, sostiene Freddy Superlano, coordinador político de Voluntad Popular. Es “el primer paso. Es la cuota inicial”.

Tanto consenso como primaria navegan entre sus pros y sus contras. Estos son algunos:

En las aguas de la primaria

Los pros. La primaria obliga a cerrar filas con la ganadora o el ganador, y la sociedad «quiere ver una agrupación, una articulación con una idea superior por el bien de Venezuela» con todos los factores políticos que desean el cambio, subraya Jesús María Casal.

La repolitización es una de las principales ventajas de esta votación, a juicio de Nogal, porque las personas se movilizan por un proyecto o una figura que las enamora. Cada uno de los candidatos se ve obligado a hacer una oferta clara al país en materia política, económica, social. “La Unidad ha hecho borrosas esas diferencias programáticas, y el país necesita conocer cuál es la propuesta de cada uno de los partidos, para escoger mejor”, apunta la dirigente.

En un país en el que se ha impuesto el “todos contra todos” la primaria es una buena oportunidad, reivindica Nogal, para “dejar atrás el voto castigo y plantear un voto propositivo”. Sufragar por un proyecto y no contra otro.

La votación facilita hallar un liderazgo reconocido que pueda unificar a todos los venezolanos, reivindica Superlano. Como lo explica a Polítika UCAB, “esto es lo que nos garantiza a nosotros poder amalgamar alrededor de una idea que haga el gran llamado al pueblo venezolano”.

Los contras. El entorno y la situación económica dificultan que la gente se conecte con un discurso político, algo muy importante para la primaria, admite Nogal. “El venezolano está concentrado en su sobrevivencia, y en muchos casos, en su supervivencia”. Es difícil materializar un debate profundo si las personas están atentas a resolver su alimentación o sus servicios básicos. Los números le dan la razón, y la conflictividad social patente en las calles -con protestas prácticamente todos los días de la semana- reconfirma que la población está más pendiente de la alimentación que de las palabras.

En las aguas del consenso

Los pros. El consenso permite generar la percepción de unión de todos los factores que promueven un cambio político, expone Nogal. “Y esa es una de las exigencias que hacen los venezolanos al universo político opositor: la capacidad de construir una opción ganadora”.

El consenso, además, “ahorra las heridas que causa una contienda electoral”, agrega. En las campañas electorales las candidatas y los candidatos caen en la tentación de la descalificación personal, “lo que hace muy difícil la alianza posterior e, incluso, el respeto”. Quien -con el ánimo de granjearse las simpatías y los votos- acusó a un adversario de corrupto o falso, difícilmente podrá promoverlo como opción para el país.

Los contras. “Una de las principales desventajas es que se han generado expectativas en torno a la primaria, y algunos candidatos pueden considerar que sería romper un acuerdo inicial” aun cuando la política varía, explica Nogal.

Después de tantos discursos contra los pactos (el Pacto de Punto Fijo ha sido criminalizado, al igual que el espacio tripartito) la asociación entre consenso y “acuerdos tras bastidores” parece automática en Venezuela.

De cualquier manera, la primaria no garantiza una sola candidatura opositora. Ya factores políticos como la Acción Democrática dirigida por Bernabé Gutiérrez, y el Copei comandado por Juan Carlos Alvarado, han informado que no se medirán en este proceso. Otros líderes presumiblemente pondrán su nombre en juego sin sumarse a la consulta. Quedan en manos de la sociedad, entonces, las grandes decisiones políticas para los próximos meses.

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