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Ucrania: un conflicto de final abierto

José G Castrillo M (*)

 El 24 de febrero de 2022, fuerzas blindadas rusas invaden, desde tres direcciones, el territorio de Ucrania, luego de varios meses de tensiones y ejercicios militares rusos cerca de la frontera. Rusia, alegando que el conflicto en el Donbás (región oriental de Ucrania) amenazaba a sus conciudadanos rusos, luego de una guerra proxy desde el 2014, entre milicias pro-rusas y las fuerzas de Ucrania y de haberse anexionado, además, la península de Crimea por la fuerza, decide invadir y llamar esa acción “operación militar especial.”

El Kremlin, además, alegó que la disposición de esta nación-antiguo Estado vasallo de la URSS- de acercarse a la Unión Europea y a la OTAN, amenazaba su seguridad nacional actuando, en consecuencia. Hay que resaltar que Moscú viene planteando que la expansión de la OTAN a sus fronteras representa una amenaza y Estados Unidos y sus aliados, no cumplieron su compromiso hecho, después del colapso de la URSS, de no extender la organización de defensa colectiva a sus vecinos cercanos.

Ucrania, repelió, en forma eficaz, la primera operación ofensiva rusa, cuyo objetivo era llegar a la capital, Kiev, para desbancar al gobierno de Zelenski e imponer una figura cercana a Rusia y así mantener bajo su esfera de influencia a esta nación. Aunque Rusia no lo planteó explícitamente, ese era realmente su objetivo estratégico.

Un año después de inicio de la guerra, el conflicto se mantiene con intensidad, cada bando resistiendo y realizando operaciones defensivas y de contra-ofensiva para obtener ganancias territoriales máximas.

Ucrania tiene como apuesta estratégica, contando con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN, recuperar todos los territorios ocupados (Donetsk, Lugansk, Zaporiyia, Jerson y la Península de Crimea). Moscú, tiene como apuesta estratégica retener estos territorios bajo su soberanía política. Son apuestas maximalistas, que podrán variar según los resultados en el campo de batalla.

Algunos analistas y hasta actores políticos (el gobierno ruso) apostaron que la invasión no tendría resistencia y que lograrían controlar Ucrania. Hoy esta nación ha resistido y puesto en aprietos al segundo ejército más grande y poderoso del mundo. La disposición ucraniana de defender a su país, más el apoyo militar recibido de Estados Unidos y de la OTAN, afectaron los objetivos políticos y militares de Rusia.

El gobierno ruso ha sostenido que a pesar de los contratiempos que ha tenido en la guerra, continuará hasta alcanzar sus “objetivos,” lo que vaticina un conflicto largo.

La guerra ha entrado en una fase de desgaste y lo más probable es que se prolongue. Tanto Ucrania como Rusia consideran su lucha como una cuestión de supervivencia nacional y ambos creen que pueden ganar sin ceder al adversario. La historia ha demostrado que, dada la dinámica del conflicto, esos objetivos maximalistas terminan dejándose de lado, por lo cual los actores procuraran unas ganancias menos ambiciosas.

¿Que significaría derrotar a Ucrania?

 Que este país no logre recuperar (total o parcialmente) los territorios ocupados por Rusia a pesar del esfuerzo, los sacrificios y los recursos militares recibidos por sus aliados. El gobierno de Zelenski se vería en aprietos y perdería apoyos por parte de los ucranianos y la unidad política entraría en crisis.

¿Qué significaría una derrota de Rusia?

Que los ucranianos logren expulsar de los territorios ocupados, incluida la península de Crimea, a las fuerzas rusas. Ello implicaría una grave situación política para el Kremlin, particularmente para el presidente Putin, porque la legitimidad de su liderazgo se vería cuestionada ante sus ciudadanos y las elites del poder.

Visto así la complejidad de esta guerra, entendemos por qué cada bando confrontado siente que este es un conflicto existencial, por tanto, luchará hasta el final, en la medida de lo posible.

No se vislumbra un triunfo avasallante de uno de los bloques confrontados, y menos se ve una predisposición a buscar una salida negociada a esta guerra. Ello significa que el conflicto continuará un tiempo más de lo deseado con toda su estela de muerte y destrucción. Cada actor luchará con todas sus fuerzas y recursos disponibles hasta hacer retroceder al otro.

No se puede vislumbrar un final determinado, sino un final abierto, donde el resultado puede ser inesperado: una derrota catastrófica de Ucrania, una derrota catastrófica de Rusia, una victoria avasallante o pírrica de Ucrania, una victoria avasallante o pírrica de Rusia, o un empate catastrófico para ambos bandos.

Los próximos meses son cruciales en el campo de batalla y se impondrá el actor que tenga la voluntad de lucha, la estrategia clara y los recursos suficientes y adecuados para ganar. Independiente del resultado final de este conflicto, el escenario post-guerra debe implicar una disposición de retomar el diálogo estratégico entre Estados Unidos y Rusia para dirimir las diferencias y reconstruir el tejido de seguridad colectiva que evite nuevos conflictos o guerras.

(*) Politólogo /Magister de Planificación del Desarrollo Global.

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