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Paciencia y más paciencia, constancia y más constancia trabajo y más trabajo, para tener Patria

Pedro González Caro

En una carta del Libertador, dirigida al general Rafael Urdaneta le escribía: «necesitamos trabajar mucho para regenerar el país y darle consistencia: por lo mismo, paciencia y más paciencia; constancia y más constancia; trabajo y más trabajo, para tener patria«.

En esta frase identificamos tres elementos fundamentales, tres pilares de una sociedad  que orientan la vida y el esfuerzo de una persona, una organización e incluso de una nación. Paciencia, constancia y trabajo.

Durante el siglo XX y principios de este siglo, hemos sido testigos de acontecimientos históricos que han marcado un cambio decisivo en la situación política y social de muchas naciones, que sin lugar a dudas ni interpretaciones, han dejado una huella indeleble en la vida de los ciudadanos, por ejemplo la Revolución de los Claveles, en Portugal el 25 de abril de 1974, para terminar con más de 50 años de dictadura, o las denominadas “Revoluciones de Colores[i]” que revirtieron procesos electorales cuestionados y fraudulentos por medio de movilizaciones populares (Georgia, noviembre de 2003; Ucrania, noviembre/diciembre de 2004; Kirguistán, marzo de 2005). En todas ellas estuvieron presentes estos tres pilares.

Venezuela atraviesa por la peor crisis de su historia republicana. Se trata de una crisis sistémica que abarca todos los ámbitos de la realidad y afecta con especial virulencia a las clases sociales más vulnerables. La regresión democrática acompañada por la inculcación o inobservancia de los derechos humanos constitucionalmente establecidos, entre muchos otros factores, se ha traducido en un deterioro generalizado en lo social, político, económico y en la convivencia misma de la población.

La participación ciudadana, se establece como práctica para transformar y construir nuevas realidades con la capacidad de alcanzar propósitos, interpretar intereses de la sociedad e incorporar, en las deliberaciones presentes, las necesidades de las generaciones futuras, justo ahora es cuando estos tres pilares, paciencia, constancia y trabajo, son más necesarios para los venezolanos.

El año 2023 cerró  con un fenómeno social y político que ha marcado un hito en la historia política venezolana: la Elección Primaria celebrada el 22 de octubre. Hasta ese momento, la sociedad se encontraba desarticulada, desmotivada y desmovilizada; los ciudadanos habían perdido la confianza en que algún día podrían recuperar la dignidad, encaminarse hacia un país de progreso y desarrollo.

Ese día más que un candidato lo que estaba en juego era elegir a un líder, un proyecto de vida, que condujera el proceso social venezolano hacia la ansiada libertad. Los venezolanos se empoderaron y decidieron que ese eventodonde se hizo viral la mesa de planchar como mesa de votación- sería el punto de partida para la construcción de la nueva Venezuela, una donde todos podamos crecer como producto de nuestro esfuerzo, donde haya espacio para todos y que finalmente podamos recuperar la democracia arrebatada hace más de 25 años.

La primaria nos permitió recuperar la esperanza y la fe,  herramientas que necesita el liderazgo social y político para poder tener la fuerza necesaria para enfrentar al opresor y ni hablar de la estructura que resulta indispensable para que el liderazgo pueda hacer su trabajo. Nuevamente los tres pilares aparecen, porque la esperanza y la fe se alimentan de paciencia, constancia y trabajo. Es el momento de la sociedad, es el momento del ciudadano para que de forma individual y con reflexión introspectiva, contribuya a la construcción de los pilares.

Paciencia

La paciencia es la capacidad de tolerar situaciones difíciles, molestas o adversas sin alterarse o perder la calma, con el objetivo de alcanzar un propósito deseado o de actuar de una manera adecuada. Implica esperar con calma a que las cosas sucedan sin anticiparse o angustiarse en exceso. Pero no debe confundirse con la pasividad, la apatía o la resignación.

Venezuela ha venido sufriendo un proceso continuado de deterioro estructural, que afecta toda la vida nacional, servicios públicos como la salud, la electricidad, los combustibles, el teléfono, el transporte, entre otros, han perdido por completo su operancia y han deteriorado hasta índices insospechados la calidad de vida de los ciudadanos. Por otra parte, ha ocurrido un proceso sistemático de socavamiento de la institucionalidad del Estado que se ha puesto al servicio de un grupo en lugar de estar al servicio del ciudadano: la Asamblea Nacional, el sistema de Justicia, la Fiscalía y el mismo poder electoral han desviado su mandato constitucional para ponerse al servicio de una parcialidad que se ha mantenido en el poder por la fuerza sin ninguna clase de escrúpulos, las violaciones a los derechos humanos y las persecuciones políticas han estado a la vanguardia, con toda impunidad.

Es aquí donde la paciencia cobra un valor importantísimo dentro del proceso de transición, resulta  obligatorio comprender que el logro de las aspiraciones normativas y constitucionales no será inmediato, para lograrlo, será necesario un periodo de construcción de viabilidad estratégica a estas aspiraciones y demandas. Es por ello que la sociedad en general y cada ciudadano en particular debe tener en cuenta lo siguiente: en primer lugar ¿cómo puede ayudar a construirle viabilidad a su diseño normativo y constitucional?, ¿qué obstáculos se deben vencer?, y sobre todo ¿cómo los puede vencer?, para que la legítima aspiración de libertades pueda hacerse realidad como una fuerza efectiva que sea capaz de conducir el cambio hacia la situación de consolidación de un Estado de libertades, progreso y desarrollo.

Constancia

La constancia es una virtud humana fundamental que se caracteriza por la firmeza y perseverancia en las decisiones y propósitos. Implica mantener el esfuerzo y la dedicación a pesar de las dificultades, los obstáculos y las tentaciones de desistir. La persona constante se distingue por su compromiso inquebrantable con sus metas y objetivos, y por su capacidad de superar los desafíos que se presentan en el camino.

El proceso continuado de deterioro de nuestra estructura social, política y económica requerirá entonces de un proceso igualmente continuado para su recuperación, donde la perseverancia, entendida como la capacidad de persistir en el esfuerzo a pesar de las dificultades y los contratiempos deberá ser una conducta social general, por otra parte, esta capacidad será necesario reforzarla con tenacidad, firmeza y determinación para alcanzar los objetivos propuestos, para que en forma individual con efecto colectivo seamos una nueva sociedad que, sin prisa pero sin pausa, se encamine hacia la construcción del país de progreso y desarrollo que todos queremos. Y finalmente, será indispensable un comportamiento disciplinado, y demostrar la capacidad de seguir un plan de acción de manera organizada y metódica. De lo que hablamos  es de mantener la disciplina en la búsqueda estratégica de un objetivo que solo podrá ser alcanzado en la medida en que nuestras acciones estén sistemáticamente ordenadas y cumplidas en forma coherente, porque la mayor fortaleza de un pueblo, está en la unidad de acción.

El tercer pilar es el trabajo. Denominamos como trabajo al conjunto de actividades que son realizadas con el objetivo de alcanzar una meta. Gracias al trabajo el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, contribuye a la construcción de la sociedad de equidad y justicia y logra el respeto y la consideración de los demás, lo cual adicionalmente contribuye a su autoestima, satisfacción personal y al crecimiento y consolidación como ciudadano. Se trata de un esfuerzo continuado para lograr metas y alcanzar los objetivos, la comprensión clara y precisa que todo lo que seamos será el producto de nuestro esfuerzo y de nuestro sacrificio.

El trabajo es un factor clave de integración social y cohesión comunitaria. Permite a las personas interactuar con otros, desarrollar habilidades sociales y contribuir al bien común,  implica una responsabilidad moral hacia uno mismo, hacia los demás y hacia la sociedad. Las personas deben realizar su trabajo de manera honesta, responsable y ética, respetando los derechos de los demás.

La reconstrucción de un Estado de libertades y de una democracia sólida será el resultado de la consolidación de estos tres pilares: paciencia y más paciencia, constancia y más constancia, trabajo y más trabajo.

Se desprende entonces, que cada ciudadano, en su hogar, su familia, su comunidad, debe construir y fortalecer los pilares: paciencia constancia y trabajo. Desarrollar y contribuir con acciones orientadas hacia la defensa de la “venezolanidad” comprendida como  “todo aquello que ha permitido al venezolano ser”; que en esencia es la garantía de la supervivencia de la nación, y la posibilidad cierta de seguir siendo “venezolanos. Es indispensable que cada ciudadano, sostenido por estos los pilares, orientado por valores de justicia, integridad, y libertad, asuma el desafío y el compromiso de defender nuestra herencia y recuperar la democracia.


 

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