Miguel Moll / 04 de diciembre de 2014
La reunión ordinaria de la OPEP efectuada el pasado 24 de noviembre en Viena, Austria; recobro especial interés mediático habida cuenta del deterioro de los precios del petróleo y de la vehemente gira diplomática previa del Canciller Ramírez por Rusia, Qatar e Irán para coordinar estrategias; así como, el sonado desinterés de potencias como Arabia Saudí para sumarse a la iniciativa.
Sin embargo, para los analistas económicos y expertos geopolíticos, que lejos de los flash de cámaras siguen el mercado del crudo y sus derivados de cerca, estos hechos son el resultado de situaciones que suceden en el terreno desde hace meses e inclusive años, y que han preparado el escenario para no dar lugar a sorpresas. Veamos:
Antecedentes y variables
- El proceso de extracción de petróleo a través de la inyección hidraúlica (fracking) que viene reduciendo de forma constante la importación de petróleo por parte de EEUU es una técnica desarrollada en Canadá desde 2005.
- La reforma energética de México que permitirá a compañías petroleras explotar los ricos yacimientos en el Golfo de México hasta ahora reservados a la poco productiva Pemex.
- El aumento de la producción y los acuerdos de suministros garantizados que practica China con algunos países productores de petróleo a cambio de dinero líquido (Venezuela y Nigeria, principalmente).
- El lento pero constante crecimiento del uso de energías renovables, especialmente en Europa y Japón.
- La competencia regional entre Arabia Saudí e Irán en las cuotas globales del mercado petrolero.
- La construcción de un gasoducto transcontinental entre los ricos campos de Azerbaiyán que conecte a Europa a través de Turquía y el Mediterráneo para el consumo energético, tratando de romper el monopolio ruso.
- La decisión coordinada de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo de mantener los tipos de interés en cero (0) o muy cercano a éste (0,15) fomentando el manejo de dinero circulante.
- La reducción de más del 20% del precio internacional del oro, plata y platino en los últimos dos años.
En este marco global de variables que circundan el negocio petrolero viene operando Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), manejada por el hoy ministro de relaciones exteriores, Ing. Rafael Ramírez, quien por 11 años dirigió la principal industria de los venezolanos, en los cuales, al tiempo que se convertía roja rojita, su eficiencia y productividad ha sido reducida de forma constante, como consecuencia de acciones concretas:
- La politización de la gerencia de PDVSA
- La malversación de la renta petrolera
- La desinversión en procesos estructurales de la empresa
- El agotamiento de la vida útil de los pozos petroleros con crudo menos pesado.
- Los accidentes y sus consecuentes costosísimos pago de primas por seguros y contingencias.
- La diplomacia petrolera socialista: mantener el Caribe a cuenta de sus votos en la OEA.
El mercado de hoy y sus potenciales consecuencias globales, geopolíticas y nacionales:
- Reducción del precio internacional de petróleo (WTI y Brent) en más de un 30% en un periodo de cinco meses.
- Reformulación de la política de recorte de producción empleada por la OPEP desde 1997 como estrategia para aumentar el precio.
- Peso geopolítico de un nuevo actor, EEUU en el mercado petrolero internacional como potencial exportador en un periodo menor a cinco años.
- Reconfiguración del papel de Arabia Saudí como suplidor de EEUU en la región más conflictiva del planeta. Ganador: Irán.
- Desestabilización social de los países que viven casi exclusivamente de la renta petrolera (Venezuela, Irán, Libia).
La volatilidad de los precios del petróleo es una constante desde sus inicios, sin embargo, parece existir consenso entre destacados analistas de los llamados think tank de EEUU y Europa en que una reducción importante de los precios del petróleo por un tiempo razonable en el mercado mundial va a dar inicio a una reconfiguración de los pesos y contrapesos del conjunto de países que nutren al llamado sistema capitalista mundial.
Venezuela, suplidora de esa sangre vital, el petróleo, parece espectadora de una realidad que – al juzgar la última reunión de la OPEP – no puede ni sabe como cambiarla o al menos reducir su impacto en este paraíso socialista en que su gobierno pretende hacerle creer a los 30 millones de habitantes.
La destrucción del aparato productivo privado y la obstinada persistencia en mantener un control de cambios que no sirve, han devuelto la pelota al Estado venezolano: sólo un cambio profundo del sistema fiscal, monetario y cambiario, con nuevas variables geopolíticas claras del negocio petrolero permitirá superar la crisis actual.
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