Amenazas
Daniel Fermín Álvarez – 23 de octubre de 2015
La oposición debería “prenderle varias velas a los santos…rogando que la revolución gane ampliamente las elecciones” porque de lo contrario “entraríamos en un caos”. La frase es del presidente de la República, Nicolás Maduro, quien prosiguió a decir que no entregaría los “logros de la revolución”, a la vez que llamó a sus seguidores a prepararse para “defender esta revolución en el escenario que nos toque defenderla”, mientras insistía, de nuevo, en ganar “como sea”.
Si la semana pasada no entendíamos el “como sea” en el marco democrático y constitucional, esta semana nos aturde la incompatibilidad de las nuevas declaraciones altisonantes del presidente. ¿En el escenario que nos toque defenderla? Se trata de un llamado a sus filas en caso de una derrota, una flagrante promoción al desconocimiento de la voluntad popular. Esto no tiene cabida en democracia.
Ya antes, tanto el presidente como otros voceros del alto gobierno habían enviado mensajes similares. Mandarían al pueblo a la calle en caso de perder las elecciones. Es un disparate, un contrasentido, apelar al pueblo que decidió no votar por la opción oficial para defender la derrota oficialista. A menos que en las esferas del poder solamente consideren pueblo a los suyos, al mejor estilo de los despiadados totalitarismos clásicos del siglo XX.
Es difícil no interpretar todo esto como amenazas. ¿Qué quiere decir no entregar? ¿Por qué habría de quebrarse la paz del país ante una hipotética derrota de los candidatos del gobierno? ¿Hablar de “el escenario que nos toque” es una apelación a la lucha armada? …
En el marco del Proyecto Integridad Electoral Venezuela, Eugenio Martínez escribe dos nuevas entregas de La Baranda Electoral. En la primera, advierte que el Tribunal Supremo de Justicia podría imponer la oferta electoral de la oposición, debido a la solicitud de la directiva del partido COPEI para que se ordene a la MUD modificar sus postulaciones para incluir a 26 aspirantes designados por la tolda verde como candidatos de la principal alianza opositora. La segunda nota de coyuntura detalla cómo el CNE aprobó parcialmente las peticiones técnicas de la oposición. De las 16 peticiones de la MUD, el CNE respondió, en parte, a nueve.
En la sección Opinión y Análisis, Juan Manuel Trak presenta un nuevo artículo de su columna Enfoque Político. En “Falsas expectativas”, Trak denota la especial cualidad de las próximas elecciones parlamentarias, y alerta sobre la oferta engañosa de algunos candidatos tanto del GPP como de la MUD a los electores. El autor critica cómo “cada candidato propone políticas, planes, leyes que poco tienen que ver con su función real en el parlamento, o bien carecen de realismo frente a la realidad institucional que se encontrarán”. Un oportuno llamado a la responsabilidad que recomendamos a nuestros lectores.
En Testigo de Época, Luis Salamanca escribe “El PSUV”, un análisis muy completo sobre las características y el desempeño electoral del partido de gobierno, de su precursor MVR y de sus aliados. La disminución progresiva de apoyo al partido oficialista y los retos que tendrá por delante de cara al 6 de diciembre se plasman en este excelente escrito.
Carlos Romero retoma el tema de sus dos últimos artículos en Debate Ciudadano. “Información y participación en la crisis de basura” habla del problema de los desechos como parte de la agenda global, que en Venezuela halla dificultades especiales, sobre todo a nivel municipal. La participación ciudadana y el derecho a la información son analizados desde esta perspectiva en el diagnóstico y solución de uno de los principales problemas que agobia a nuestros municipios.
Finalmente, en el Espacio Plural, Carlos Carrasco nos trae “Caso Lorenzo Mendoza: ¿Qué mensaje se envía a los jóvenes emprendedores?”. Carrasco relata la reciente Expo Feria Nacional de Jóvenes Emprendedores, Productores, Innovadores y Creadores, realizada en el Círculo Militar, para luego contrastar con el hostigamiento al sector privado por parte del Ejecutivo nacional. Se trata de una reflexión importante desde el punto de vista de una juventud que busca futuro en un país que pareciera empeñarse en negárselo.
La democracia es buena y deseable siempre, no sólo cuando favorece a una opción. No es buena cuando gana el gobierno y mala cuando pierde o está en riesgo de perder. Las amenazas del presidente son muy graves. Ningún dirigente disidente o de oposición podría salirse con la suya con una declaración así sin la certeza de un calabozo con su nombre. Mientras tanto, avanza el “como sea”, cuyo mensaje fue recibido claramente, por militantes del partido e instituciones del Estado por igual. A la par, crece el hostigamiento a la empresa privada, chivo expiatorio de una crisis que el gobierno no puede ya ocultar.
Así, políticas económicas anunciadas prácticamente ayer y vendidas como la solución de los problemas son volteadas de cabeza. Lo que ayer era legal, hoy es delito. Los particulares hacen malabares para, a la vez, ajustarse al caprichoso marco legal de los hacedores de la política económica y mantenerse a flote en medio de una incertidumbre que vuelve trizas cualquier planificación.
Cárcel para los comerciantes, cárcel para los políticos, cárcel para los productores. Las amenazas están al orden del día, mientras crecen las penurias, la crispación, la inconformidad, el descontento. ¿Busca el gobierno cohesionar sus filas, despojarles del derrotismo que recogen las encuestas? ¿Es un mensaje a la oposición, una amenaza directa? ¿Se trata de ambas?
El país busca salir de la crisis en paz. Las elecciones del 6 de diciembre son el escenario ideal para que el pueblo se pronuncie. Respetar el proceso electoral, su transparencia, su integridad y sus resultados, es la garantía de esa paz. Todo lo que pretenda desconocer la voluntad de los ciudadanos, toda amenaza contra la soberanía popular, está fuera de la Constitución y no tiene cabida en la Venezuela democrática que, a ambos lados del pasillo político, quieren los venezolanos.
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