Carlos Carrasco – 16 de septiembre de 2016
En el pasado mes de agosto, se empezó a gestionar algo que no tenía precedentes desde hace más de una década en Venezuela: la articulación de la sociedad civil en función de un objetivo político. En esta ocasión, ese punto en común es la necesidad de convocar un referéndum revocatorio para concluir con el gobierno de Nicolás Maduro.
Para llegar a esto, la sociedad civil atravesó un proceso de maduración y reestructuración, pero el elemento que impulsó y potenció esta articulación es la grave crisis social que atraviesa la ciudadanía, donde la violencia, la corrupción, el hambre y la muerte es la cotidianidad.
Un ejemplo importante de esta sociedad civil articulada lo tenemos en la Plataforma de Articulación Social (PAS), iniciativa surgida en el mes de agosto, donde se agruparon la Central de Trabajadores de Venezuela, el Cendes, la fundación Bengoa, el Primer Poder, el Foro Cambio Democrático, la Escuela de Vecinos. De igual forma organizaciones como Comunidanas, Expresión Libre, Venezuela Libre, Manifiesta, Ciudadanía Activa, Sinergia, Abriendo Caminos, Esperanza, Centro de Ideas Progresistas, UNETE, Red de Organizaciones Vecinales de Baruta, Colegio de Enfermeras, Colegio de Nutricionistas, Aragua Sin Miedo, Comité de Usuarios del Transporte, Compromiso Ciudadano y el movimiento estudiantil.
Más allá de las organizaciones que pueden resaltar por su presencia en esa lista, se puede apreciar la diversidad y pluralidad de actores que empiezan a reunirse y conversan, en función no solamente de impulsar un cambio de gobierno, sino empezar a gestionar un proyecto de país.
En las primeras reflexiones de PAS, surgen planteamientos interesantes: 1) Reinstitucionalización de la democracia. 2) Relegitimación de las instituciones democráticas. 3) Reactivación del aparato productivo con la participación determinante de la empresa privada. 4) Implantación de un modelo económico que incluya crecimiento con inclusión social. 5) Recomposición del tejido social.
Ante estas primeras cavilaciones, se puede notar la intención de construir una Venezuela post-chavista. Sin embargo, para llegar a ello sugieren una metodología, que si bien figuras públicas como Luis Ugalde, María Corina Machado y Henry Falcón comentan, no se posiciona en la Mesa de la Unidad Democrática. Esa es la tesis del “Gobierno de Unidad Nacional”.
Según PAS, se necesita un gobierno que posibilite la confección de un nuevo consenso nacional a través del diálogo entre los diversos actores políticos, económicos y sociales. Esa es la clave para empezar una nueva etapa en el país, afirman.
De igual forma, uno de los elementos más llamativos de este órgano de articulación social es la capacidad de proyección en relación a la dinámica nacional, ya que desde su conformación, los análisis que daban, sostenían como u escenario muy probable el revocatorio en 2017, acompañado por una posible postergación de las elecciones regionales.
Esas especulaciones señaladas -por razones pragmáticas- la clase política no las menciona abiertamente. Pero que un actor social con una legitimidad de base grande pueda empezar a mencionar este tipo de reflexiones; debería generar en el seno de la MUD una profunda revisión de cara al discurso frente a la ciudadanía, ya que la confianza se puede socavar.
De igual forma, que la sociedad de civil se esté articulando con destellos de un posible proyecto nacional también debería lograr que la MUD amplié su espacio de discusión a otras organizaciones no partidistas, pero muy representativas de los múltiples intereses de la sociedad venezolana. Así, preguntas como ¿Qué es gobierno de unidad nacional? o ¿Qué clase de país queremos luego de la salida de Maduro? quizás tengan una respuesta de cara a la gente.
Al final del día, si no se aprovecha este “espíritu” de participación y articulación de la sociedad civil, la transición hacia la democracia puede estar más lejos de lo que creemos. Pensemos fuera de la caja y empecemos actuar.
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Interesante. Pero el Referendo Revocatorio en 2016 debería ser la prioridad de esos grupos también. El solo hecho de no defenderlo con garra, cuando aún es posible me genera una sospecha estratégica anticipada. O nos proponemos todos los demócratas la vía del Referendo Revocatorio 2016 o no sucederá.
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