
Editorial
Los acuerdos parciales, aún cuando sean una forma de buscar avances y victorias de manera temprana, y posicionar a quienes los impulsan produciendo algunos adelantos en aspectos puntuales, implican también el debilitamiento de una negociación integral que permita aproximarse a una transición política, y con ella, a un cambio de modelo que se sostenga sobre instituciones sólidas e independientes de la voluntad de un hombre o un gobierno de turno, que es lo que en realidad permitiría el desarrollo sustentable en lo político, económico y social, así como la superación definitiva de la crisis venezolana
Benigno Alarcón
No cabe duda de que en el 2021 ha comenzado una reestructuración de la dinámica política del país. Luego de las elecciones del pasado 6 de diciembre, que configuraron una Asamblea Nacional (AN) mayoritariamente oficialista y redujeron a la oposición a su mínima expresión, llamó la atención el anuncio de Jorge Rodríguez, ahora presidente de la AN oficialista, de conformar una Comisión para el diálogo, la paz y la reconciliación de Venezuela, cuyo objetivo real no es otro que dar pasos efectivos para estabilizar al gobierno de Maduro. Y, desde esa instancia, se han iniciado en consecuencia, reuniones sectoriales sobre las que hemos venido centrando los análisis de las últimas semanas.
Por otra parte, se han activado acciones promovidas desde sectores civiles, dada la percepción de que las organizaciones políticas democráticas han generado un vacío. Uno de los casos es el de un grupo de organizaciones de la sociedad civil concentradas en lo que se ha denominado como el Foro Cívico, que dieron a conocer un comunicado donde se pronunciaron a favor de avanzar y asumir la responsabilidad colectiva en la edificación del porvenir, salvar vidas y evitar más sufrimientos y víctimas. Se trata, según se plantea, de impulsar acciones de cambio mediante los llamados acuerdos tempranos parciales o sectoriales, que en este caso se enfocarían en aspectos como canalizar el proceso de vacunación contra el Covid-19, gestionar la ayuda humanitaria materializada en acceso a alimentos y medicamentos para los sectores más necesitados y el respeto de los derechos humanos.
Esta iniciativa tiene algunos objetivos altruistas y muy plausibles, desde el punto de vista de tratar de proteger a la población más vulnerable de los problemas de desnutrición que ha generado la severa crisis económica provocada por las políticas públicas del gobierno, de la proliferación de enfermedades agravadas por el poco acceso a los servicios públicos como el agua, atención hospitalaria y medicamentos, entre otros. Pero no hay que olvidar que, por lo general, estos acuerdos parciales restan posibilidades a una negociación integral que facilite el camino hacia la democracia. Quienes se decantan por esta opción advierten que el pueblo no puede esperar más y por ello hay que apostar a resolver lo urgente. En esa disyuntiva, vale la pena revisar a profundidad sus probabilidades de éxito.
Los acuerdos tempranos
Para el Foro Cívico hay dos temas fundamentales sobre los cuales están trabajando: el rol de la sociedad en el restablecimiento de la democracia y el Estado de derecho, y la visión de los acuerdos tempranos que, en el mediano plazo, podrían propiciar una negociación política.
En relación al rol de la sociedad, la interpretación del Foro Cívico es que el Frente Amplio fracasa debido a que los partidos políticos manejaron de manera vertical la toma de decisiones, chocando abiertamente con las estructuras horizontales de la sociedad civil, por lo que resulta necesario definir claramente el rol de la sociedad en la búsqueda de la democracia, y llenar el vacío dejado por los políticos que, a su vez, genera una sensación de orfandad en la población, mayoritariamente adversa al régimen de Maduro.
Lo segundo es la visión de los acuerdos tempranos, separando en la negociación aquellos temas donde hay amplios consensos en la sociedad y que consideran que deben ser atendidos inmediatamente, de otros, relacionados con lo político donde se prevé una mayor resistencia de parte del gobierno.
El Foro Cívico explica que si se logran comprar y distribuir efectivamente las vacunas contra el Covid-19, se puede generar un mínimo de confianza por parte de los actores del régimen hacia sus interlocutores de la sociedad civil, lo que se traduciría en construcción de confianza que facilitaría una posterior negociación política.
A partir de allí, el rol de la sociedad civil sería darle el piso a esta negociación política de manera que el costo para el gobierno de levantarse de la mesa sea mayor. Adicionalmente, se insiste en que hay problemas que no pueden esperar a que los políticos se pongan de acuerdo y de ahí, la necesidad de buscar acuerdos parciales orientados a atender la economía y la emergencia humanitaria, fundamentalmente.
Otro punto que esgrimen quienes se inclinan por estos acuerdos tempranos es que no hay indicios de que el gobierno de Maduro se esté debilitando. Por el contrario, lo que se estaría viendo es un proceso de consolidación autoritaria en medio de una creciente crisis humanitaria. Y en ese sentido, hacer esfuerzos para que se traigan las vacunas o brindar apoyo para paliar el déficit nutricional y de salud, aunque pudiera mejorar la imagen del régimen, debe ser materia prioritaria y urgente.
La realidad es que el tema de las vacunas es un tema que, predeciblemente, se resolverá muy pronto porque, independientemente de la posición política de cada actor, es políticamente incorrecto y costoso oponerse a su resolución, por lo que mantenemos serias dudas sobre su utilidad real como punto de apalancamiento para otros acuerdos, como en el tema electoral, en el que ni la intervención europea logró resultados a finales del año pasado.
Quienes apoyan la posición del Foro Cívico aseguran que el proceso de negociación integral va a llevar mucho tiempo y por eso hay que ir construyendo vínculos de confianza para que ésta sea posible.
Adicionalmente, en una segunda fase de negociación, la política, se va a requerir de una capacidad efectiva de movilizar. Y eso solo sería posible si se atienden las necesidades de alimentación y salud de la población.
¿Otra gran coordinadora de la sociedad civil?
En la historia reciente de Venezuela destacan dos importantes plataformas en las que hubo participación de la sociedad civil: la Coordinadora Democrática (2002) y el Frente Amplio (2018). La primera, conformada por 24 partidos, Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y los trabajadores petroleros, entre otras organizaciones, que se unieron para movilizar al país,y convocar el paro de la principal industria nacional e impulsar el Referéndum presidencial contra Hugo Chávez en 2004.
En 2018 se creó el Frente Amplio, que como su nombre lo dice, incluye una cantidad muy diversa de sectores: sociedad civil, Asamblea Nacional, los partidos políticos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), gremios, sindicatos, Academia, estudiantes, la Iglesia, ONGs y partidos independientes. Su foco principal estaba en salir del régimen a través de elecciones libres. Ese objetivo no se logró, pero sí canalizó el rechazo y desconocimiento de los comicios presidenciales de mayo de 2018.
Estos grupos en los que participó la sociedad civil, así como otras iniciativas partidistas, como la Mesa de la Unidad Democrática, hicieron importantes aportes a la lucha democrática, pero ninguno logró materializar el objetivo central de retornar la democracia a Venezuela, y de ese antecedente surgen las dudas en torno a la efectividad de una plataforma similar, si se enfoca en actuar antes de definir una estrategia efectiva e integral que lleve a una transición política.
Es así como el régimen liderado por Maduro, comprendiendo esta realidad, no se conforma con sectorizar las negociaciones con la sociedad civil sino que continúa en el esfuerzo de mantener a algunos actores políticos sentados alrededor de su mesa de negociación, tal como lo hizo el año pasado con la negociación en paralelo a la facilitada por los noruegos, en lo que se conoció como la Mesa Nacional de Diálogo (también conocida como “la mesita”), aprovechándose hoy de la renovación, a través de la asamblea controlada por el oficialismo, de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) que dirigirán las próximas elecciones regionales, municipales y presidenciales, entre este año y el 2024, lo que convierte a lo electoral en el centro de gravedad de todo el debate y la dinámica política más allá de este año.
No comprender los objetivos estratégicos de apaciguamiento y división de los diálogos iniciados por el régimen podría ser muy costoso para el país. Para el gobierno es más que conveniente utilizar a algunas instancias, haciendo concesiones controladas que no representan amenazas a su estabilidad, mientras logra desplazar a otros actores políticos o sociales que pueden resultarle molestos.
Uno de los grandes riesgos es que en organizaciones convocadas por el oficialismo surjan controversias y conflictos internos que pueden ser muy costosos, tanto para ellas como para la causa democrática. Lo mismo que vimos el año pasado en el sector político, con fracturas internas en los partidos, podría estar ocurriendo este año en organizaciones de la sociedad civil.
Mientras el gobierno luce muy claro en su objetivo y pareciera tener una hoja de ruta que combina represión, diálogos selectivos y elecciones controladas para lograr su estabilización mientras avanza en su autocratización progresiva, del lado de quienes reman por la democracia, tanto desde los partidos políticos como desde la sociedad civil, pareciera que la estrategia no está tan clara ni hay consenso sobre ella. Por ello es necesario insistir en que el objetivo central debe ser generar una transición y ésta, como todo proceso, tiene etapas. Y es importante tener claro que todo lo que se haga debe abonar a ese proceso.
Por esta razón, la unidad de propósito es lo relevante en las actuales circunstancias, aunque por sí sola no basta. Hace falta planificar estratégicamente y ejecutar con disciplina y organización. Es así como se hacen memorables las orquestas, que siguen una partitura común y ejecutan con destreza. Se puede tocar un instrumento de forma brillante a solas, y puede haber varios ejecutando, cada quien en su esquina, pero de forma aislada, pero cuando se forma parte de un sistema integral se abren las reales posibilidades de trascender.
Lo recomendable es que las iniciativas que están en desarrollo puedan articularse, que discutan entre ellas con honestidad para establecer el rumbo, tal vez no desde una plataforma que pueda tener complicaciones de gobernanza, pero sí desde alianzas que, como decía el Rector de la UCAB, José Virtuoso, este jueves durante el foro “La sociedad civil responde a los desafíos de la Venezuela del 2021”, tributen al fin mayor que es restablecer el Estado de derecho y la Democracia, pues es a partir de allí desde donde se podrá efectivamente impulsar un modelo sustentable que permita la transformación de la economía para generar empleos, superar la crisis social y respetar los derechos humanos.
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