
Ludmila Vinogradoff
Los grandes partidos políticos venezolanos tradicionales, mayores de 20 años, enfrentan para el 2022 un gran reto como el de renovarse para sobrevivir o el de envejecer para agonizar, un dilema que popularmente se resuelve mejor con el dicho “o te montas o te encaramas” para seguir adelante.
Son muy pocas las opciones que ofrece el “establishment” del autoritarismo y totalitarismo implantado en el país para los que no comulgan con su “socialismo siglo XXI”, que ha degenerado en una pretendida hegemonía conducida por la élite chavista-madurista y su partido gobernante Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV).
En sus últimos 22 años, el régimen chavista ha pretendido controlar no solo al partido gobernante, el PSUV, y su alianza con el Polo Patriótico, sino a los partidos de la oposición, especialmente al G-4 que son los cuatro partidos principales: Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP) y Un Nuevo Tiempo (UNT), el llamado G-4 de la oposición. Este último no ha sido “judicializado” aunque no lo exime de la debacle de sus socios.
Hace año y medio el G-4, que conducía el gobierno del presidente interino Juan Guaidó, hizo aguas con la intervención judicial del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que sin motivos aparentes aplicó la fuerza ordenando el secuestro de los símbolos partidistas de sus organizaciones políticas y la entrega de los mismos a unos disidentes, conocidos como los traidores o vendidos “alacranes” al régimen.
Los llamados “alacranes” no han dado ninguna aportación positiva a la oposición. Todo lo contrario. José Brito de VP, Luis Parra de PJ y Timoteo Zambrano de UNT han recibido entre 50.000 euros y 500.00 dólares para saltar la talanquera política sin ningún escrúpulo pues han sido grabados recibiendo el dinero de la traición.
Para desbaratar las organizaciones del G-4, el régimen de Nicolás Maduro ha tomado sus cédulas de identidad y constitucionalidad y se las ha entregado a los “alacranes”, que no se les pueden llamar por otra cosa que su naturaleza. Y ahora AD, PJ y VP sufren la “judicialización”, enredada, represiva y violatoria de sus derechos políticos, que nadie entiende.
El régimen de Maduro también ha intentado reducir a las organizaciones que integran el polo patriótico, entre ellos el Partido Comunista de Venezuela (PCV) para que el PSUV mantenga la hegemonía de la coalición.
En las úlltimas elecciones regionales del 21 de noviembre, el chavismo pasó de 7 millones (2018) a 3,7 millones de votos (2021) aunque haya dominado fraudulentamente 19 de las 23 gobernaciones del país.
En los próximos meses a los partidos mayoritarios PSUV y a los del G4, digamos que a cuatro partidos grandes, entre ellos, PSUV, AD, VP y PJ, les tocará renovarse o agonizar hasta que les salga el flautista de Hameling y les avise de lo inevitable, que se deben renovar o morir.
Pero solamente tres partidos de la oposición están judicializados o intervenido por el TSJ, el brazo jurídico del régimen, que a su vez está dividido en varios jefes, entre ellos, Diosdado Cabello, que amenaza hasta al propio Dios si fuese el caso cuando alguien le lleva la contraria. Así el sistema judicial nacional es polifacético y errático.
El sistema legal venezolano permite a las autoridades intervenir en las organizaciones políticas, civiles y sociales en la escogencia de sus directivas y autoridades locales. Es la noción del hermano mayor que controla todos los asuntos internos de la sociedad.
¿Qué piensan hacer los tres partidos importantes para recuperarse? Veamos lo que respondió el presidente interino, Juan Guaidó, a Bernabé Gutiérrez (el que se apropió de AD): “La dictadura sofisticó sus métodos de fraude y estafa al ciudadano. Esta persona en coordinación con el TSJ de la dictadura secuestró los símbolos de un partido con 80 años de historia. Para hablar de democracia se debe empezar por devolver AD a su militancia y dirigentes”.
Enrique Márquez, vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), fue claro en su entrevista con Polítika UCAB: “los partidos deben hacer sus elecciones internas y ahí el CNE prestará toda su asistencia necesaria”.
Pero hasta ahora ninguna organización ha anunciado las primarias de su partido. No hay fecha determinada para que los partidos en forma masiva comiencen a organizar la escogencia de sus propios líderes nacionales, regionales y locales.
Julio Borges, coordinador de Primero Justicia, en una rueda de prensa a la que asistimos, destacó que era necesario reanudar la organización, sin especificar cómo se haría. Lo que sí destacó fue la importancia de formar los cuadros en los valores republicanos y de decencia.
“El partido Primero Justicia, fundado hace 21 años, fue un semillero de líderes. Unos cuantos contados con los dedos de las manos, como José Brito, quien se pasó al chavismo”, contó Julio Borges, el renunciado excanciller de Juan Guaidó.
Los líderes regionales
Henry Ramos Allup, secretario general de AD, no ha dicho cómo va a recuperar los símbolos de AD que le fueron arrebatados.
Pero José Trujillo, líder de AD original, dijo que no continúa con los nexos con la Plataforma Unitaria o el llamado G4, pero aclaró que la organización política “no puede reunirse con quienes le han robado su tarjeta electoral y la han puesto al servicio de la dictadura”.
“No podemos reunirnos para hablar de unidad con los alacranes como así se les llama a quienes usurpan los símbolos partidistas de la oposición, entre ellos los de AD”.
El dirigente político hacía referencia a la denominada “Alianza Democrática” que con apoyo del gobierno y en complicidad del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), se apoderaron de las tarjetas electorales de Primero Justicia, Voluntad Popular, Copei y AD.
Sin embargo, pese a la usurpación de los signos electorales, estas organizaciones políticas continúan utilizando sus nombres originales dentro de la Plataforma Unitaria, también conocida como Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
Es muy difícil que un partido que tiene dos organizaciones pueda funcionar como uno solo en el caso de los tres partidos de la oposición. Eso lo tendrán que dilucidar los juristas o a lo macho el TSJ que los dividió, que tendrán que resolverse con el choque de los cuernos como nos tiene acostumbrados el chavismo.
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